Bilbao quiere revitalizar su anillo verde con más bosques y nuevas actividades económicas
El Ayuntamiento encarga un estudio para definir desde dónde reforestar o en qué sitio poner un camping hasta las zonas que se usarán para investigación
Cinco montes circundan Bilbao: Artxanda, Pagasarri, Arraiz, Arnotegi y Avril. Siempre se ve alguno, o varios, desde cualquier punto de la ciudad. Esa es una ... riqueza grande que el Ayuntamiento quiere potenciar desde hace tiempo, y ahora ha dado un paso clave en ese sentido: acaba de sacar a licitación el Plan Director de Proyectos del Anillo Verde. Es algo similar a lo que se está haciendo con la ría, esto es, diseñar un documento en el que, tras estudiar el entorno, se determine qué se puede hacer, dónde, y de qué manera. En el caso de los montes que rodean la capital se plantea definir desde dónde abordar reforestaciones para recuperar masas boscosas autóctonas, hasta qué actividades económicas pueden tener cabida y en qué emplazamiento (un camping, alojamientos naturales, ocio dirigido e incluso eventos).
El anillo verde de Bilbao tiene, según las últimas estimaciones municipales, una superficie de 1.045 hectáreas. La mayoría, 757, son propiedad del Ayuntamiento. Y las restantes 288 la Administración local pretende adquirirlas por compraventa o expropiación. De esto ya se dio cuenta hace seis años, en 2019, durante la tramitación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que se aprobó definitivamente en 2022. El valor estimado de esas operaciones se cifró entonces en once millones de euros que, en realidad, no van a pagar directamente las arcas públicas.
Explicaron ayer fuentes municipales que esos suelos se irán adquiriendo con las aportaciones de las promociones de vivienda. Es decir, cada vez que se levanta un edificio ha de reservar suelo para zonas verdes. Cuando no es posible, porque el nuevo inmueble está en una zona muy urbanizada, le da el dinero al Ayuntamiento para que compre parcelas donde le venga en gana.

La idea es que el plan director que se va a redactar en los próximos diez meses, con un presupuesto de 144.000 euros, determine dónde se van a priorizar las compras de suelo. Parte de esas fincas se reforestarán con especies autóctonas. Y las compras se irán haciendo durante el periodo de vigencia del PGOU, es decir, 15 o 20 años.
Pero no será eso lo fundamental. El documento que se acaba de licitar quiere ser como la Biblia del anillo verde, la guía que «permita identificar, dimensionar, definir e impulsar acciones y proyectos enfocados a la dinamización de los espacios naturales de la ciudad». Y aquí se abre un abanico amplio de posibilidades que tienen como fin último que la gente se relacione con la naturaleza, acercar los barrios a los montes y utilizar las masas boscosas no sólo para el ocio sino también para la activación económica. Es lo que ya se está tratando de hacer en Artxanda, aunque con escaso éxito de momento. Porque ahí, en Artxanda, ya se han llevado a cabo actuaciones para relanzar la zona: desde el paseo mirador, hasta el nuevo parque, pasando por la zona de aventura que está por llegar o las pasarelas que suben por Enekuri y conectan con la ría. Esta conexión con el Nervión es algo a lo que se le quiere dar énfasis, potenciando corredores que acerquen el centro de Bilbao y el anillo verde.
1.045 hectáreas forestales
forman el anillo verde de Bilbao. 757 son propiedad del Ayuntamiento.
135 hectáreas
se destinan a áreas de recreo y estancia, cinco veces más que hace 20 años.
18 áreas recreativas
hay en los cinco montes: Artxanda, Avril, Arnotegi, Pagasarri y Arraiz.
Ocio, alojamientos y eventos
Seguramente el reto más difícil será, como lo está siendo en Artxanda, atraer a la iniciativa privada para el «máximo aprovechamiento y rentabilización del anillo verde», como dice el pliego de prescripciones técnicas del contrato. El objetivo del estudio será identificar «alternativas reales y contrastadas de implantación de actividades». ¿A qué se refiere? Desde un camping hasta alojamientos naturales (como los bungalows de los que se hablaba para Artxanda) pasando por actividades de ocio dirigidas. También habrá que determinar qué uso se le da a ciertas propiedades municipales que ahora están sin uso, como viejas casas de guardas o edificaciones que han quedado obsoletas y medio abandonadas.
Junto con la mejora de los espacios naturales y la atracción de actividad económica, desde el gobierno municipal apuntan hacia un tercer afán: «La definición de zonas prioritarias para la investigación». Hay que tener en cuenta que uno de los objetivos que el Ayuntamiento persigue con más interés desde hace años es convertir Bilbao en una ciudad universitaria. Y en ese entorno la investigación debería tener un papel importante.
¿Qué tiene que ver todo esto con el anillo verde? Que la capital de Bizkaia tiene un entorno propicio para estudiar el medio ambiente en sus diferentes vertientes: tiene río y tiene monte en un municipio densamente poblado y con un pasado industrial que ha dejado extensas zonas contaminadas. Así que puede ser un buen observatorio para analizar tanto los efectos de ese castigo a largo plazo, como las medidas de remediación que mejor funcionan y las que no.
En el contrato se hace mención expresa, precisamente, a que en materia de investigación se identifiquen ciertas zonas de los montes bilbaínos que puedan resultar interesantes para su observación y monitorización, y lo pone en relación con otros lugares que puede haber en «espacios de ribera en la cuenca Nervión-Ibaizabal y del Cadagua».
Por último, también hace mención el documento a que, en términos de ocio, se pueda contribuir a aumentar la «oferta de la red de espacios públicos de la ciudad para su dinamización equilibrada, permitiendo eventos y actividades», otro clásico.
Ampliar los 35 kilómetros de senderos
El anillo verde de Bilbao tiene ahora 35 kilómetros de senderos y caminos, que se quieren alargar, además de procurar más conexiones con los distintos barrios de la ciudad. Así, además, habrá más posibilidades de llevar a cabo actividades relacionadas con la difusión medioambiental. Cosa que tendrá tanto más aprovechamiento cuanto mayor sea la biodiversidad, aspecto este en el que también se va a tratar de avanzar.
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