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Jueves, 24 de mayo 2018, 01:31
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Hay que ver las vueltas que da la vida. Para evitar que el centro de Bilbao se ahogue en un turismo desmadrado, la villa se vale ahora de la baza de una regulación de 1995 cuyo objetivo era evitar todo lo contrario: que el corazón de la ciudad se convirtiese en un páramo desierto fuera de la jornada laboral.
Es una historia interesante que comenzó entonces, en 1995. Según recuerda Mikel Ocio, director del área de Planificación Urbana en el Ayuntamiento bilbaíno, el problema en aquel momento era que el corazón de las grandes ciudades estaba siendo colonizado por las oficinas. Se iban los vecinos y se implantaban sedes de empresas en inmuebles, en principio, residenciales. El triste resultado era que las zonas más emblemáticas de las urbes se convertían en un páramo fuera de la jornada laboral. No había vida.
Para evitarlo, el Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao estableció hace más de dos décadas que, en los edificios destinados a viviendas, toda actividad económica (comercio, oficinas, pensiones...) estaría limitada únicamente a los bajos y los primeros pisos. De ahí para arriba «se prohibieron los usos terciarios», apunta Ocio. «Se trataba de primar el uso residencial para que el centro de la ciudad no se muriese», como ocurrió en otros lugares, y es norma en las grandes ciudades de otras latitudes, como EE UU.
Nuevo uso para La Naja Los grupos municipales decidieron ayer que en el pleno del próximo jueves se aprobará el cambio de uso de la antigua estación de La Naja. En estos momentos tiene uso ferroviario, que pasará a ser terciario. El propietario de la instalación, El Balcón de la Lola Proyectos S.L., podrá utilizarlo para oficinas, comercio (salvo supermercado), hostelería (pero no para discoteca). La empresa deberá dejar un lugar de paso público para conectar con el muelle de Ripa.
Protección de locales El Plan General de Ordenación Urbana protegerá no sólo a edificios, sino a locales. Tendrán protección especial el Teatro Campos, la Sociedad Filarmónica y el café Iruña. Recibirán protección básica el teatro Ayala, la pastelería Arrese, el café La Granja y la tetería Nueva York.
El pasado mes de enero aquella normativa se modificó «para adaptarla» a la regulación autonómica. Desde el Ayuntamiento hablan de una cuestión puramente conceptual. Donde se hablaba de alojamientos en general y actividades económica, «sin diferenciar», pasó a hablarse de viviendas turísticas, habitaciones turísticas, apartamentos, apartahoteles...
Álvaro Crespo, abogado y portavoz de la Asociación de Viviendas Turísticas de Bizkaia, considera que la actual regulación «está perjudicando a los usuarios y a la economía en general». A su juicio, limitar la competencia prohibiendo convertir en pisos turísticos viviendas más allá del primer piso provoca que «en casos de gran demanda, como las finales de rugby, los precios se disparen». Además, semejantes restricciones vulneran, en su opinión, los derechos de muchos propietarios que no pueden disponer libremente de su inmueble para una actividad económica. «El problema del Ayuntamiento de Bilbao es que se ve reflejado en un espejo que no es el correcto: esto no es Ibiza, ni Barcelona, ni Mallorca. Aquí no hay ningún problema, y restringir la libre competencia es un error». En su organización también han interpuesto un recurso ante el TSJPV.
Es en este momento cuando entra en juego la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), a quien esta norma no le gusta nada. A su juicio, no es justo que alguien que tiene una vivienda en un primer piso pueda alquilarla a turistas, mientras que el de la segunda planta lo tiene prohibido. Uno puede forrarse y el otro no.
La CNMC, como tiene por costumbre en estos casos, hizo un requerimiento al Ayuntamiento para que retirase esa regulación que, a su juicio, atenta contra la libre competencia. Si el Consistorio no recula, la Comisión acudirá a los juzgados en un proceso contencioso-administrativo. Y eso es lo que va a ocurrir, porque el gobierno local no está dispuesto a mover el timón.
El Consistorio tomará la decisión definitiva en el pleno municipal del próximo jueves. Así se decidió ayer en la comisión pre pleno, donde los grupos políticos discuten qué va y qué no va a la principal cita mensual en el ámbito local. Y, según se reflejó durante el debate, la oposición parece que respaldará al equipo de gobierno a la hora de plantar cara a Competencia.
¿Qué ocurrirá? El director del área de Planificación Urbana está tranquilo porque, dice, nada cambiará pase lo que pase. Es decir, si la CNMC lograse el respaldo de los jueces del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) y estos obligasen al Ayuntamiento a revocar la regulación actual, «volveríamos a la de 1995, que dice lo mismo». Es decir, aquella normativa «nos sirve como escudo protector», porque contra ella «no se puede recurrir al tener más de dos décadas y haber pasado todos los plazos para hacerlo».
De hecho, Mikel Ocio explica que la Autoridad Vasca de la Competencia (AVC), que comparte el mismo criterio que la CNMC, renunció a acudir a los tribunales por esa razón: porque en el caso de ganar el juicio, la resolución no tendría efectos prácticos ya que se aplicaría la norma de mediados de los noventa. Esa que quería mantener la vida en el centro de la ciudad, y ahora sirve para que el centro de la ciudad no se desmadre.
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