Bilbao monitorizará el cumplimiento del límite a 30 km/h con radares pedagógicos

De esta forma tan gráfica lo explicó Alfonso Gil, teniente de alcalde y concejal de Movilidad, además de presidente de Transportes, Movilidad Sostenible y Seguridad Vial de la Federación Española de Municipios (FEMP), durante la presentación de las modificaciones del Reglamento General de Circulación. Un acto en el que acompañó al subdelegado del Gobierno en Bizkaia, Vicente Reyes, y la jefa provincial de Tráfico, Esther Martí.

Los tres destacaron que Bilbao fue el año pasado la primera ciudad del mundo de más de 300.000 habitantes que fijó el límite de 30 kilómetros por hora en todo su callejero. No sin algunas resistencias, como recordó el propio Gil. Pero la iniciativa no resultó polémica para la Comisión Europea, que reconoció a la villa con el Premio de Seguridad Vial Urbana (European Urban Road Safety Awards) por su contribución al objetivo común de evitar siniestros de tráfico en las tramas urbanas.

Gil explicó que la capital vizcaína optó «desde el principio por la pedagogía y no por el palo, no por las multas». De hecho, subrayó, «se redujo el número de sanciones». Y sí, también se ha reducido la velocidad media de circulación, el ruido y los accidentes. «Todos los vectores avalan la medida -indicó el munícipe socialista-. Pero nos estamos relajando».

Llega una vuelta de tuerca, de la mano de la tecnología. «Vamos a instalar radares pedagógicos en la ciudad», avanzó Gil. A partir de ahora, «conformará parte del paisaje urbano un radarcito que le dirá al conductor a qué velocidad circula, que va a monitorizar esa velocidad y que nos va a proporcionar muchos datos -explicó el teniente de alcalde-. Cuando veamos que la norma se conculca mucho, automáticamente llegará la multa. Por eso pido un esfuerzo colectivo».

El infractor no podrá quejarse de no haber sido advertido: «Le informaremos visualmente de a qué velocidad conducía. Y, como vamos a tener la monitorización de todo lo que esté pasando, cuando veamos que, por ejemplo, alguien atraviesa Alameda de Urquijo a 50 o 60 kilómetros por hora permanentemente, le cursaremos la multa correspondiente; el mazo».

Gil precisó que la normativa se incumple más en determinadas calles de la ciudad. «Las de dos o tres vías son más propicias a que la gente se nos alegre», ironizó. Puso dos ejemplos: Alameda de Urquijo y Zumalacárregui.

Bilbao no fue el único municipio vizcaíno que fijó el límite de velocidad máxima a 30 km/h. También lo hicieron, entre otros, Barakaldo, Basauri, Getxo..., repasó Esther Martí. Desde ayer queda establecida «en todos los municipios, independientemente de su tamaño», señaló la jefa provincial de Tráfico. «El límite genérico ahora mismo es de 30 km/h para aquellas calles que cuentan con un solo carril por sentido de circulación. En las plataformas únicas -con la acera y calzada al mismo nivel- es de 20 Km/h y solo en algunos casos quedará en 50 km/h, siempre que estén justificados», precisó, antes de destacar la importancia de la concienciación ciudadana y la colaboración de toda la sociedad para que la medida sea efectiva. «El objetivo del paso que se da con la entrada en vigor de esta norma es salvar vidas, y contra ese objetivo no caben otros argumentos en contra, no hay excusas posibles», zanjó.

Por su parte, el subdelegado del Gobierno en Bizkaia afirmó que «se trata de una importantísima medida con la que se busca, en primer lugar, reducir la siniestralidad y salvar vidas. Además, y no menos importante, desarrollar una movilidad más razonable y sostenible que, por ende, transforme nuestras ciudades en espacios más humanos, más habitables, cuyas calles sirvan para vivir y ser vividas».

«No es casual», añadió Vicente Reyes, que el eslogan elegido por la Dirección General de Tráfico para apoyar la entrada en vigor de esta limitación sea 'A 30 hay más vida'. Desde esta perspectiva, apuntó que «la terrible pandemia que lleva asolándonos desde principios de 2020 no ha hecho más queponer de manifiesto la necesidad de incidir en una mayor humanización de nuestros pueblos y ciudades. Si algo positivo se puede extraer de este tiempo de penuria es la conquista de las calles por las personas».