Un Bilbao a medio gas para turistas este puente: «En estado de coma comercial» y sin poder subir a Artxanda
La ciudad recibe estos días a miles de turistas
El día invitaba este miércoles a salir de casa. Festivo, soleado y sin pronóstico de lluvia. Una climatología con la que uno podría esperar que ... la ciudad estuviera a rebosar. Y, sin embargo, las calles no estaban llenas. Al menos si el paseo arrancaba en Indautxu o la zona centro de la capital. Es el puente de la Constitución y son miles los bilbaínos que han aprovechado para marchar unos días fuera.
Sin embargo, mientras los locales abandonan la ciudad, son miles los turistas que llegan (los hoteleros prevén ocupaciones medias en torno al 90%). Aunque muchos esperaban sumergirse en un Bilbao bullicioso, se han topado con una ciudad a medio gas.
Pablo Cordero y Marta Santiago son una pareja de Madrid que hace estos días un circuito por Euskadi. Bilbao es su primera parada y, mientras pasean por una monótona Gran Vía repleta de persianas bajadas, se sorprenden de que la ciudad entre estos días «en estado de coma comercial». Aunque tenían previsto pasar la mañana de este miércoles en las calles del centro, no les quedó otra que cambiar sus planes e ir directos al Casco Viejo. «Está todo cerrado, nos han dicho que es la única zona de la ciudad con vida», explicaban.
El plan de la familia de Hanna Fischer, una alemana de 54 años, acabó siendo el mismo, aunque por motivos algo distintos. Tenían previsto pasar la mañana en Artxanda. Sin embargo, la huelga de dos semanas -acaba este domingo- convocada por los trabajadores del funicular les hizo cambiar de idea. Al no haber servicios mínimos porque no se considera un servicio esencial, la única forma de ascender al monte al menos durante la mañana es con un Bilbobus que pasa una vez por hora. Por las tardes sí que han funcionado algunos servicios de este transporte.
Ante esta situación, el goteo de turistas que este miércoles por la mañana se acercaban a la entrada del funicular, encontraban la persiana bajada y se daban la vuelta fue constante. Otros, confundidos, tomaban el ascensor que se puede coger en la misma parada esperando llegar a un andén que no existía. «¿Cómo que están de huelga? No hay ni un cartel que lo avise», lamentaba una pareja de andaluces tras ser avisados por los vecinos del paro laboral.
Ante la imposibilidad de ascender a Artxanda, la mayoría de los turistas apostaron por redirigir su ruta hacia el Casco Viejo o el Guggenheim. «Solo estamos dos días en Bizkaia y uno es para visitar San Juan de Gaztelugatze, así que mejor nos volvemos a la zona antigua», aseguraba Joel Pardo junto a su pareja en la plaza del funicular. «Hemos venido a comer y beber bien», exclamaba.
Cuando acabe su estancia en Bizkaia, marcharán un día a San Sebastián y otro al País Vasco francés. Es una ruta habitual para el turismo que recorre la zona norte. De hecho, el tiempo medio que pasan los visitantes en la capital vizcaína es de 2,01 días, ya que suelen enmarcar su visita en un itinerario más amplio.
Free tours
«¿Alguno consigue ver la basílica de Begoña?», preguntaba este miércoles en la esquina de la calle Pelota con Santamaria uno de los guías que acompaña a cientos de turistas estos días por la capital vizcaína. Después de un recorrido que pasó por la iglesia de San Nicolás y el Teatro Arriaga, a este grupo le llegó el momento de acercarse al Mercado de la Ribera.
«Estoy harto del ruido que generan este tipo de visitas», contaba este miércoles Mikel Ugalde, vecino de la zona. «Hay veces que el sonido de los altavoces me despierta de la siesta», añadía con un visible enfado ante la gentrificación que considera que sufre Bilbao. De hecho, con el fin de reducir las molestias que estos tours generan a los vecinos del Casco Viejo, el Ayuntamiento tiene previsto lanzar una línea de ayudas para que las operadoras adquieran circuitos de audio cerrados.
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