Bilbao adjudica al fin el parque de aventura de Artxanda
La empresa adecuará el espacio Pike con doce recorridos y lo explotará durante 14 años con la previsión de recibir 3.000 visitantes al mes
El parque de aventura de Artxanda está lejos de ser el elemento clave con el que se pretende reactivar el principal pulmón verde de Bilbao, ... pero es una pieza más. Y al fin va a salir adelante. Tras una primera licitación que en su día quedó desierta, el Ayuntamiento de Bilbao lanzó un segundo proceso y, ahora sí, ha llegado a buen término. La obra de construcción y la posterior explotación de esta instalación se ha adjudicado a una unión temporal de empresas (UTE) cuya composición guarda mucha relación con lo que se quiere hacer en este emplazamiento, el espacio Pike, una parcela de 54.814 metros cuadrados frente al merendero de Pikotamendi.
La UTE está formada por cuatro empresas diferentes, con una participación del 25% cada una. Está Bilbobentura, con notable presencia en la ría del Nervión desde hace años, sobre todo con piraguas, y familiarizada por tanto con el ocio activo; también Ur Nomade, compañía especializada en actividades en aguas bravas y turismo de aventura. Les acompañan Ibai Ezkerra Ikastola S. Coop. (buena parte de los usuarios de la futura instalación serán niños) e Iria Food S. L. por el lado hostelero.
El parque de aventura tendrá al menos doce recorridos diferentes (con tirolinas, plataformas, etcétera) y la previsión recogida en el estudio de viabilidad es que reciba unas 3.000 visitas al mes (más en verano y menos fuera de la temporada alta). Los precios estarán entre 13 y 16 euros para niños y entre 19 y 23 para adultos. La inversión inicial de la empresa será algo inferior al medio millón de euros, y pagará un canon anual de 11.000, ya que el suelo es de titularidad municipal.
Lo que había hecho descarrilar el primer proceso fue el coste de la inversión, que le resultaba excesivo a la iniciativa privada. Así que en esta segunda licitación el Ayuntamiento accedió a entregar la parcela mínimamente acondicionada de manera que esa inversión inicial se redujese. En concreto, se entrega con el desbroce hecho, también con los accesos peatonal y rodado acondicionados, el cierre perimetral, los aseos...
Ya se ve que no es ni una gran inversión ni una gran obra comparada con lo que se está haciendo en Artxanda: el parque del Encuentro, cuya primera fase ya está terminada tras una inversión de 3,7 millones; el paseo mirador, que costó 3,8 millones y también está concluido; el edificio Nogaro, que compró el Ayuntamiento por 1,7 millones y aún no se sabe para qué se va a utilizar...
Además, y únicamente como proyecto, está el plan de acondicionar una zona para deportes extremos en Bagatza y propiciar la llegada de bungalós, alojamientos ecológicos y granjas escuela a Santo Domingo. Pero estamos en los de siempre: como todo eso depende de la capacidad de atracción que se ejerza sobre la iniciativa privada, y ésta no acaba de ver claro que ahí haya negocio, las cosas están bastante paradas.
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