Belenes de mar y monte

Lo hicieron cubiertos con trajes de neopreno de siete milímetros para hacer frente a los 15 grados centígrados a los que estaba ayer la temperatura del mar. Uno de ellos llevaba además por encima un disfraz de Papá Noel para darle a la escena un toque aún más navideño.

«El nacimiento está hecho con materiales biodegradables (papel y cartón), pero de todas formas lo retiramos siempre una vez finalizan las fiestas», explicaba Natalio Eguiguren, presidente del club Aketxe. Entre los buzos que colocaron ayer la pieza el abanico de edades era amplio, desde los 28 años del más joven hasta los 62 del propio Natalio, el veterano del grupo. «Es una tradición que hacemos todos los años con ilusión. La intención es que se transmita a las futuras generaciones para que se mantenga en el tiempo», comentaba minutos antes de introducirse en el agua. Lo que sí han conseguido seguro durante estos años es generar expectación en la localidad. Ayer fueron varias las decenas de personas que se acercaron hasta el puerto para observar la inmersión.

Una vez situados en el punto justo donde iban a colocar el nacimiento los nueve buzos se sumergieron hasta llegar al fondo. Ayer, con la marea baja, solo tuvieron que descender tres metros y medio para alcanzar el lecho marino. Allí dejaron el nacimiento. Noventa segundos les llevó el proceso de bajar hasta el fondo, fijar la pieza a un par de pesos y volver a subir. Algo que tuvieron que realizar prácticamente sin visibilidad alguna por lo turbia que estaba el agua.

«Los puertos no son buenos lugares para bucear, pero hoy es un día especial. Normalmente nuestras salidas las hacemos a Bermeo o Castro. También a Asturias o Murcia cuando hacemos escapadas más largas y de más días», contaba Eguiguren. El club Aketxe tiene a su vez una vocación más social. Sus integrantes inician en el buceo a personas con discapacidad. «Es una actividad que les gusta mucho».

El submarino de Santurtzi es uno de los belenes singulares que cada año se colocan en Bizkaia, pero no el único. Otro de los peculiares es el que desde 1970 coloca un grupo de montañeros en el Gorbea, a 1.482 metros de altura. Y no lo es tanto por la recreación en sí de la venida al mundo de Jesús, como del vestuario de los porteadores que lo llevan hasta la cima.

Todos los años estos veteranos mendizales -todos peinan canas- se disfrazan. En esta ocasión lo hicieron de personajes de 'La guerra de las galaxias'. En concreto de Darth Vader y de guardianes mandalorianos. Les acompañó un muñeco de 'Baby Yoda'. Él fue el encargado de dejar el nacimiento junto a la cruz del monte más alto de Bizkaia.