luis ángel gómez

Los ayuntamientos vascos tendrán la última palabra en la apertura de los mercados agrícolas

Baserritarras creen que el riesgo de contagio es «menor que en un supermercado» y critican las estrictas medidas de seguridad que deben adoptar

Martes, 14 de abril 2020, 03:34

Los ayuntamientos tendrán desde hoy la última palabra sobre la apertura de los mercados y ferias tradicionales de venta directa de alimentos y productos agrícolas y ganaderos, a pesar de que el Gobierno vasco ha levantado su suspensión temporal, que decretó hace una semana. Bilbao, por ejemplo, tratará a lo largo del día en su comité de urgencia si reabre la feria de los sábados en los tinglados del Arenal. También Gernika, que, tras un mes de parón, podría volver a reunir los lunes a los baserritarras de todo Busturialdea en el centro del pueblo si el Gobierno municipal autoriza su puesta en marcha. Y de Vitoria, que estudia ya si permite a los vendedores volver a la plaza de Santa Bárbara a partir del próximo jueves.

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De llevarse a cabo, la celebración de los mercados estará sujeta a unas pautas de seguridad muy estrictas. Los puestos deberán encontrarse separados por una vía de tránsito de cuatro metros y con una distancia mínima de otros seis entre ellos. La clientela tendrá que tener a su disposición guantes desechables y gel desinfectante y guardar al menos dos metros de distancia social en las colas. Tampoco podrá tocar los productos expuestos en las mesas. Agentes de la autoridad mirarán por evitar aglomeraciones y cualquier contacto que no tenga por objeto la compraventa.

«Nosotros vivimos de muchos pedidos pequeños, no nos importa desplazarnos a las casas»

lorea momeñe

De la plaza al patio del colegio

Lo cierto es que, ante el enfado de los baserritarras, algunos municipios -la mayoría, pero no todos- ya habían decidido suspender los mercados cuando se decretó el estado de alarma para frenar el avance del Covid-19. Pero la casuística ha sido muy variada. Desde el cierre total o parcial hasta la adopción de medidas transitorias hasta que finalice la emergencia sanitaria. Ondarroa ha apostado por trasladar los puestos agrícolas del mercado de abastos al patio de la escuela pública. Mientras, la alcaldesa de Amurrio ha organizado a los productores para que hagan repartos a domicilio a lo largo de la semana. Hay ayuntamientos que han establecido un servicio 'online'. Pero, aparte de las semanales, hay ferias extraordinarias que ya anuncian el cierre. Suspendido está el Artzain Eguna de Ordizia, que se debía celebrar mañana.

Desde el sindicato agrario EHNE criticaron la decisión del Ejecutivo autónomo, al considerar que los mercados agrícolas «no son su competencia». Y recordaron que, como los pequeños comercios de alimentación, «fortalecen la economía local, además de generar puestos de trabajo». En la organización agraria y ganadera Enba recuerdan que «hay baserritarras que tienen en la venta directa su único canal de comercialización». Hacen además un llamamiento a la Asociación de Municipios Vascos (Eudel) para que «proteja los mercados tradicionales, porque es el momento de demostrar a la sociedad que históricamente han sido un punto de provisión de alimentos de temporada y aún lo siguen siendo, aunque muchos ayuntamientos piensen en ellos más como motivos de atracción y dinamizadores de la hostelería para momentos determinados», subraya Xabier Iraola.

«Estamos en plena campaña de queso Idiazabal, pero los ingresos no llegan»

leire ibarrola

Por su parte, los agricultores y ganaderos argumentan que en los mercados tradicionales donde venden sus productos del caserío el riesgo de contagio es menor que en espacios cerrados y que son solo ellos quienes manipulan y dispensan los alimentos. «Verduras, frutas, panes, legumbres al peso... pueden ser tocados, cogidos, manoseados y vueltos a dejar por los clientes en los supermercados. Puedes comprar el queso al lado de la carne y cerca del pescado», compara, entre otros casos, Lorea Momeñe.

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Esta ganadera que produce embutido de calidad en un barrio de Orozko (Urizgoitiko Txorizoak), hace lo posible por que sus productos lleguen a los domicilios ahora que ha perdido sus «dos únicos mercados, Bilbao y Amurrio, donde tenía una clientela fija». «Es complicado, muchos no te quieren molestar y que te desplaces hasta su casa por una sarta de chorizo. Pero lo cierto es que nosotros no vivimos de grandes pedidos, sino de muchos pedidos pequeños».

Los hermanos Leire y Julen Ibarrola, de la quesería Izoria, en el corazón del Valle de Ayala, andan preocupados. «Estamos en plena campaña de queso Idiazabal y las cosas están así, repartimos a domicilo y elaboramos queso fresco del día sobre pedido». Lo mismo hacen con la miel que sacan de sus 200 panales. «Los gastos son los que hay, la naturaleza no para, sigue su curso, pero los ingresos merman», se duelen.

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La cifra

  • 6 metros de separación debe haber entre los puestos, y hay que establecer una vía de tránsito de cuatro metros.

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