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El Ayuntamiento prevé terminar con las inundaciones de Zorrozaurre en 2026
La isla no estará protegida de mareas como las de este fin de semana hasta que se hagan los tanques de tormentas y el muro de protección
Ahora, lo mismo que el año pasado y que todos los años anteriores, la calle Ribera de Deusto, en Zorrozaurre, se inunda cuando hay mareas ... vivas. No hay novedades en la isla. Pero sí las habrá en 2026. Según las previsiones del Ayuntamiento de Bilbao ese será el momento en el que estará concluido todo el conjunto de infraestructuras que contendrán tanto el agua de la lluvia como el de las mareas para proteger la zona.
Suele hablarse de este asunto cada vez que se anegan las calles, como este fin de semana. Las mareas vivas, habituales en los meses de febrero y marzo -y también en septiembre y octubre- han elevado el nivel de la ría hasta alcanzar una cota superior a los cinco metros. La pasada madrugada el fenómeno causó los efectos habituales en lonjas acostumbradas a ello. Vecinos de la zona aseguran que tras el arranque de las obras en la isla estos episodios se han incrementado.
Expertos consultados por este periódico rechazan esta tesis y también lo hace Asier Abaunza, concejal de Planificación Urbana, Proyectos Estratégicos y Espacio Público. «Antes y después de la apertura del canal de Deusto (en 2018) estamos igual en cuanto al número de eventos de este tipo: son entre uno y dos al año, que coinciden con las mareas vivas». La intensidad de los episodios depende también de la presión atmosférica (cuanto mayor es, más 'aplasta' la lámina de agua, y si es menor, el agua sube más) y del caudal con el que baja el Nervión como efecto de las lluvias. Siempre se dice, y así lo admiten las distintas administraciones, que si hoy cayese tanta agua como en 1983 volvería a producirse un desastre.
Aunque también es cierto que se han llevado a cabo actuaciones para minimizar el riesgo. Por ejemplo, la obra de La Peña y la mencionada apertura del canal de Deusto. Esta última, explica Abaunza, tiene como objetivo facilitar el desagüe del Nervión y reducir el peligro aguas arriba, incluso en el Casco Viejo, pero no en la isla.
¿Cómo conjurar entonces la amenaza en Zorrozaurre? Lo primero es que en la nueva urbanización, las calles en las puntas norte y sur y también los edificios, se están elevando metro y medio por encima de la vieja cota. Se hace por medio de rellenos. Y lo mismo ocurrirá con la parte central de la isla cuando arranquen las obras allí, previsiblemente el próximo año.
Depósitos
2.200 metros cúbicos
es la capacidad total de los dos tanques de tormentas que están en obras
El problema es que en las zonas actualmente habitadas, en Ribera de Deusto, eso no es posible. Están donde están, y es imposible levantar las casas. Por eso hay una batería de medidas que, explica el concejal bilbaíno, estarán concluidas y en condiciones de ser efectivas en el año 2026.
El sistema, según avanza también el gerente de la comisión gestora de Zorrozaurre, Juan Carlos Sinde, tiene como elemento fundamental un pretil ciego, un murete sin salidas que impida la entrada de la ría cuando ésta lleva más agua, ya sea por las mareas o por riadas. Parte de la estructura está hecha en la punta sur. Y habrá que continuar avanzando hacia el norte, hasta el último punto habitado, que está a la altura del bar Don César. A partir de ahí, comienza el paseo nuevo (ya está parcialmente listo y esperando que se abra en la punta norte) que se eleva más de un metro sobre la cota actual. El murete que protegerá la zona ahora habitada, según los cálculos de Abaunza, estará en condiciones de concluirse en 2026 porque forma parte de la urbanización del centro de la isla, que aún está algo verde.
«Lo ocurrido es lo de siempre y seguirá pasando hasta que se termine la obra», dice Abaunza
Mucho mejor en Zarandoa
Hay un problema. Con un pretil de contención ciego entre la ría y la isla, si llueve mucho no hay manera de que las calles desagüen al Nervión. Y con la marea alta el efecto es similar. Así que esa zona se quedaría como una especie de piscina. Eso es lo que quieren contener los tanques de tormentas, enormes depósitos para recoger ese agua de lluvia cuando la marea esté alta, y soltarla al cauce cuando baje. Incluso llevan bombas para ser vaciadas de manera forzada si es necesario. Se están construyendo los dos que darán servicio a esta parte de la isla: uno junto a Artiach y el otro a la altura del número 24 de Ribera de Deusto. Y ambos estarán terminados, según las estimaciones tanto de Sinde como de Abaunza, después de este verano.
Que se trata de una estrategia útil se ha demostrado en la margen derecha del canal: desde que entró en servicio el tanque de tormentas que discurre bajo el paseo «no se ha vuelto a inundar la avenida Zarandoa», que era otro de los puntos habituales afectados por las mareas vivas. Eso sí, Abaunza avisa de que en Ribera de Deusto, en la isla, «lo que ha ocurrido la pasada madrugada es lo de siempre, y seguirá ocurriendo» hasta que se construya el muro, respaldado por los tanques de tormentas.
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