«A mi marido le costó la vida la dejadez de no arreglar la carretera»
La viuda del ciclista muerto tras caer por un bache en Artea dice que «se ha hecho justicia» con la condena a la Diputación como responsable patrimonial
Fernando Rodríguez, jefe de almacén de 46 años, era un gran aficionado a la montaña y a la bici. «Estuvo un mes sin ella porque ... nos la robaron del trastero y no aguantaba», recuerda ahora su viuda, Nagore. «Así que le animé a que se comprara una a capricho. Y mira...». Salía los fines de semana y había recorrido la ruta donde se dejó la vida «bastantes veces». El 30 de octubre de 2015 tenía el día libre, hacía sol y decidió dar una vuelta. Cuando pedaleaba con su flamante 'Specialized, modelo 'Tarmac' y con cambio 'Shimano Ultegra' por la carretera Bi-3524, entre Ugao-Miraballes y Artea, se topó, probablemente sin verla, con una grieta en el pavimento que le desestabilizó e hizo caer. Murió días después en el hospital a causa del golpe sufrido en la cabeza.
La Sección Tercera de la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco acaba de condenar a la Diputación vizcaína como «responsable patrimonial» a indemnizar a su viuda y los dos hijos del matrimonio, de 21 y 17 años entonces, con 200.000 euros por la irreparable pérdida.
«Es muy duro que por una negligencia, por la dejadez de no arreglar una carretera una persona se dejé ahí la vida», lamenta Nagore. Han pasado más de tres años de la tragedia y su único consuelo es que «al menos se ha hecho Justicia». Su hija le animó a denunciar los hechos. «Esto no puede quedar así, ama», protestó la joven. El atestado de la Ertzaintza resultó contundente al concluir que la causa del accidente de Fernando residía en que las ruedas de la bicicleta se habían trabado en el bache -una grieta en el pavimento de 4,50 metros de longitud, que ocupaba prácticamente todo el carril, según el atestado policial- , lo que le desequilibró. «Esto es denunciable», le advirtieron los ertzainas. El tiempo y la Justicia les ha dado la razón. Contactó con el despacho de Carlos Gómez Menchaca quien, tras la primera sentencia absolutoria, le aconsejó que recurriera ante el TSJPV.
Nagore habló con su marido momentos antes del siniestro, sobre las once de la mañana. «Me llamó desde el alto del puerto. Todo iba bien», rememora. Esa conversación, la última que mantuvieron, sigue muy presente en su mente. En un instante su vida iba a dar un vuelco, pero ella aún no lo sabía. Cerca de las dos de la tarde, «llamaron a casa desde el hospital diciendo que estaba allí ingresado porque había tenido un accidente». Un compañero la acercó hasta Basurto. «Soy la mujer del ciclista», anunció a su llegada. Fernando estaba «todo lleno de cables y monitorizado», en un box de la Unidad de Reanimación de Cruces, donde quedan ingresados los pacientes más graves. «Nos llevaron a una habitación pequeña y el médico hizo una especie de dibujo de un cerebro para explicarnos que sufría una hemorragia interna». Nagore se encontraba en estado de shock. «Al principio ni me lo creía, no era consciente, estaba como en otro mundo».
«Mis hijos me han arropado mucho y los amigos han sido un gran apoyo», agradece
«Le encontraron en coma»
No hubo testigos de la caída. «Unas personas que pasaban en coche por la carretera le vieron ya en el suelo y llamaron al 112». «Cuando le encontraron estaba en coma del mismo golpe». El impacto del ciclista contra el suelo le alcanzó en la parte izquierda de la cabeza, que llevaba protegida con un casco, pero resultó letal. El doctor les informó de que «le iban a meter al quirófano». Su estado era muy grave, «pero no perdíamos la esperanza». Pasaron los días hasta que el 8 de noviembre, Fernando empeoró. 24 horas después, falleció.
Nagore se consuela pensando que de haber salido adelante habría sufrido presumiblemente terribles secuelas. «Mis dos hijos me han arropado un montón. Han tenido una gran entereza, son muy maduros para su edad. También he recibido el apoyo de los amigos, la cuadrilla, si no hubiera sido por ellos...».
Desde septiembre, antes de conocer la sentencia condenatoria, la Diputación inició la mejora del tramo de la Bi-3524, entre Ugao-Miraballes y Artea, dentro del Plan Bidesarea de esta legislatura para «modernizar y hacer más seguras las carreteras vizcaínas».
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