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La 'Amatxu' se da un baño de masas
Miles de personas peregrinan a Begoña en la festividad de La Asunción para mantener viva una tradición que se remonta a los albores de la ciudad de Bilbao
Bizkaia sigue fiel a su cita con la 'Amatxu'. La Basílica de Begoña, abierta durante toda la noche, se ha convertido en un hervidero desde ... primera hora, cuando han empezado a atiborrar el templo peregrinos que de madrugada han puesto rumbo al santuario desde diferentes puntos de Bizkaia e incluso Cantabria para conmemorar la festividad de La Asunción. Es una gran cita para miles de personas que tienen el 15 de agosto marcado en rojo en el calendario: dejan de lado sus quehaceres, se calzan las zapatillas y acuden a la Basílica a pie a rendir su particular tributo a la patrona de Bizkaia para darle gracias o pedir suerte y salud. El ritual ha pasado de generación en generación, y hay constancia de las primeras peregrinaciones en 1.300, antes de que don Diego López de Haro diera la Carta Puebla a Bilbao y lo convirtiera en un próspero núcleo comercial.
Los tiempos han cambiado, eso sí, y cada vez más personas visitan a la Virgen por el día, mientras que la peregrinación nocturna pierde fuerza porque muchos devotos ya no pueden ir a pie. Pero para las once apenas se puede caminar y un halo de romería lo envuelve todo, igual que el aroma del talo, y una treintena de puestos de rosquillas y de pastel vasco y la txosna de talo del mungiarra Aitor Aurrekoetxea recompensan el estómago de los caminantes. También hay puestos de artesanía y de plantas y la ONG Zaporeak ofrece sudaderas para apoyar su labor en los campos de refugiados de Lesbos. La Cofradía de Begoña vende lotería y calendarios de la 'Amatxu'. «Siempre tenemos un número fijo y otro que acaba en 2. El 75% de la lotería de Navidad se vende la jornada de hoy. En octubre se empieza a comercializar la de Reyes», expone el cofrade Jon Imatz.
«Es una bendición de día. Prueba de ello es que nunca ha pasado nada malo, ni una pelea, ni un robo, porque está la 'Amatxu' protegiéndonos. Lo importante es la devoción que hay, que todo el mundo viene a darle las gracias, a pedirle algo. No vienen a ver un cuadro, de turismo como al Bellas Artes: vienen a hablar con ella, todo el mundo tiene algo que decirle, de todas las edades, y lo compruebas en la cara de la gente cuando entra en la Basílica», añade José Andrés Etxebarria, otro cofrade.
Los cabezudos de Bilbao se alzaban en la entrada, fotografiados por todos. La Misa Mayor, oficiada por el Obispo de Bilbao, Joseba Segura, ha sido el punto álgido de la jornada. Una buena parte de la Corporación, presidida por el alcalde, Juan Mari Aburto, se ha acercado a la eucaristía, a la que también ha asistido la presidenta de las Juntas Generales, Ana Otadui. En su homilía, el obispo de Bilbao, Joseba Segura, ha aludido, a la «batalla espiritual» entre «la soberbia» de quienes «no se consideran deudores de nada ni de nadie y centran su vida en la búsqueda de fama y riqueza», y la «sencillez» de quienes optan por «crecer en libertad de todo lo que nos encadena».
Según ha indicado, María es una aliada en las tensiones internas, familiares, sociales, políticas, personales, nacionales y globales que acompaña en «nuestras luchas en defensa de la dignidad humana» y anima a «tomar partido por el bien, a defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural, a las parejas jóvenes a ser generosas y abrirse a la experiencia de la procreación y a levantarnos cuando un empujón o tropiezo logra derribarnos». También la considera «una inspiración para confrontar muchas situaciones duras, mucho desánimo y esa ambición que después destruye relaciones y nuestro entorno natural».
Tras la misa, en las afueras del templo apenas se puede caminar. La Cofradía de Begoña calcula que unas 150.000 personas acuden al Santuario entre la jornada de ayer y la de hoy.
Desde Guriezo
Una cuadrilla de una decena de mujeres de entre 67 y 74 años han acudido desde Guriezo, en Cantabria. Han aparcado en Barakaldo y venido en metro. Empezaron antes de la pandemia a peregrinar y después retomaron. «En Guriezo también se le tiene mucha devoción a la Virgen de Begoña, hay mucha vinculación con Bizkaia», dice una de ellas. «Hemos subido las escaleras de Mallona, que para nosotras ya es bastante», han dicho. Otra pareja peregrinaba por primera vez. «Unos amigos llevaban cinco años y hemos decidido que también nos tocaba. Hemos caminado 22 kilómetros desde las 6 de la mañana, aunque con parada en Las Arenas para tomar café y un pintxo de tortilla», relatan Ainara Sáez y su compañero Aritz, de Sopela. «Solemos andar, pero no tanto». Nerea Varona recuerda que desde que era muy pequeña, culminaba las cinco horas de caminata desde Aranguren, en Las Encartaciones, para después ir a misa y volver en tren. Pero es el tercer año que trae a su ama en coche. «Pediré salud para toda la familia. Es un día de tradición, de estar en familia».
También abundan los mendizales recién arribados a la Basílica. Alain Lazkano y otros tres amigos han llegado por el monte. En concreto, desde Sodupe. 22 kilómetros, un desnivel de 1.100 metros y cinco horas y veinte hasta Begoña. «Hemos subido al Gallarraga, de ahí hemos ido hacia el Ganeko y bajamos al Pagasarri. Y desde el Pagasarri a Begoña por ciudad», ha explicado. Él siempre peregrinó por carretera, pero «he cogido más afición a venir por el monte», apunta.
La pastelera Cristina Tejedor, de 39 años, vende rosquillas, pasteles vascos y otras delicias que ha fabricado con sus propias manos en el obrador Roskogintza de Amorebieta. De hecho, la mayoría de las que se están comercializando en los puestos son suyas. «Las vendemos por palés», explica. Sus abuelos empezaron a comercializarlas hace más de medio siglo en Begoña. Las ataban con cuerdas y llevaban una rama de laurel. Las traían en tren, con carretillas. Ella recuerda cómo, de pequeña, dormía debajo del mostrador mientras sus padres trabajaban a destajo toda la noche. La tradición ha cambiado «desde antes de la pandemia. Aunque la gente sigue peregrinando desde Balmaseda, Basauri o Larrabetzu por ejemplo, vienen más por el día. Esta noche ha sido muy floja, y a partir de las nueve de la mañana ha empezado el mogollón», relata, mientras regala botes de galletas porque es el 25 aniversario de su empresa.
Los precios, ha asegurado, se mantienen. «El año pasado subieron mucho por el coste de las materias primas, pero este año están igual». Para el día de La Asunción, hacen rosquillas exclusivas. «Es un día muy importante para nosotros y espero que remonte porque la noche ha sido floja», corrobora Nerea Fernández, una autónoma que comercializa rosquillas de Amorebieta y el pastel vasco de Orozko en ferias y fiestas. Mientras, los devotos llegan sin cesar al templo. Cada vez más lo hacen con mascotas. Y surgen nuevas formas de peregrinar: en bici o en patines.
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