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La inquietud se extiende entre las personas mayores del barrio. «No soltamos el bolso y miramos para todos los lados», dice Vitori. Maika Salguero

Alerta en Irala por asaltos a ancianas en sus casas tras acceder por las ventanas

Con tres casos en poco más de dos semanas, una de ellas tuvo que ser trasladada al hospital al tirarla al suelo el ladrón

Miércoles, 12 de julio 2023, 01:11

El barrio de Irala es un punto de entrada a Bilbao. Por rachas ha sufrido oleadas delincuenciales de robos violentos a menores y otros. El ... estanco de Torreurizar ha batido récord de atracos, incluso a punta de pistola. En las últimas semanas, los vecinos, especialmente los mayores, están preocupados. En poco más de dos semanas se han registrado tres robos en domicilios de ancianas, pero lo que es peor, con ellas dentro y por el método del escalo, es decir, colándose por la ventana. Los tres eran pisos bajos. En dos de los casos, las mujeres descubrieron al ladrón y a una de ellas «la tiraron al suelo», por lo que tuvo que ser asistida por una ambulancia, que la evacuó a un hospital.

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De ser un rincón tranquilo de la ciudad se ha convertido «en un barrio sin ley», se quejan los residentes. «Lo que está pasando en Torreurizar no es normal. Ha sido un barrio majísimo». La alerta por robos coincide en el tiempo con la ocupación de viviendas en el barrio. «A unos consiguieron echarles antes de que pasaran 24 horas, pero los otros se han quedado». Los vecinos alertan de que han visto a sospechosos «mirando a las personas» y creen que buscan otros posibles objetivos porque «son viviendas municipales y hay algunas vacías. No son casas de ricos, sino sociales, pero que se las den a quien lo necesite».

Sospechosos

Vecinos han visto a una pareja joven merodeando por la zona y hablando con personas mayores

El primer asalto se produjo a mediados de junio a media tarde. La víctima, de 89 años, se encontraba en la vivienda cuando un hombre se coló por la ventana del baño, que se encontraba abierta. El delincuente se apoderó de varios relojes de oro, además de otras joyas. El siguiente golpe se registró por la mañana a finales del mismo mes y la víctima tenía la misma edad que la primera. En este caso, se produjo una circunstancia curiosa, que apunta a la intervención de una cómplice. La anciana descolgó el 'telefonillo' y estuvo hablando con una mujer, con alguna excusa -dicen los vecinos que le pedía agua-, mientras por una ventana escalaba un varón. Cuando la propietaria dejó de hablar y se dirigió a una habitación, se encontró al hombre revolviendo los cajones y éste salió huyendo.

El último robo se registró el miércoles de la semana pasada, día 5, también por la tarde. También esta vez una compinche intentó distraer a la víctima con una conversación a través del portero automático, en la que trataba de venderle algún artículo. Mientras, el hombre de la pareja entraba en la casa a través de una ventana. La anciana se encontró con el ladrón en medio de la casa y cayó al suelo al empujarla. Él escapó llevándose cajones con joyas y otros objetos de valor. Ella fue evacuada al hospital.

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«Disgusto»

«Cuando di la vuelta a la llave estaban todos los cajones por el suelo», dice una víctima de otro robo

Tras recibir las denuncias por los robos, la Ertzaintza abrieron una investigación. Vecinos de Torreurizar y el grupo Artazu Bekoa aseguran que han visto a una pareja joven merodeando por la zona y hablando con personas mayores en las últimas semanas.

Mirando a todos lados

Loli Henarejos lleva 13 años regentando el hogar del jubilado de Irala, 'El caserío', como se le conoce popularmente. «Yo les suelo repetir que no abran la puerta a nadie», les repite a los mayores. Vitori y sus amigas, sentadas en la terraza, reconocen que tienen «miedo» y que ya «no sueltan el bolso» y van «mirando a todos los lados». En los casos mencionados, sin embargo, la amenaza les sorprendió cuando se encontraban en su hogar, en lo que consideraban el espacio más seguro.

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Como a Luis, de 87 años, al que también le han robado en el domicilio, aunque justo cuando había salido por la mañana. «Lo hicieron en menos de una hora», cree. Cuando regresó a casa y dio una vuelta a la llave, «¡ay, Dios mío! Estaban todos los cajones por el suelo». La cerradura estaba intacta. El hombre tiene un conocido ertzaina. «Me dijo que no tocara nada». Primero llegaron las patrullas y después los especialistas, que tomaron huellas. Luis ha echado en falta dos relojes de oro, uno de ellos de mano herencia de su suegro y de gran valor sentimental, y joyas. Otros relojes se los rompieron y los dejaron. También se apoderaron de 350 euros, que acababa de sacar del banco para pasar un fin de semana fuera. «¡Tengo un disgusto que no hay quien me lo quite!», confiesa.

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