Alex, un año en estado vegetal por una paliza. «Guardo la esperanza de que vuelva a ser él»
Situación dramática ·
El joven que sufrió una paliza grupal en julio de 2021 en Amorebieta sigue en estado vegetal en el hospital de Gorliz, pendiente de ir a un piso adaptadoAna Claudia Ionita conserva el parto de sus hijos cincelado en la memoria. Recuerda con nitidez su aroma y la suavidad de su piel. Desde ... que los alumbró, un hilo invisible de amor incondicional e indestructible la unió para siempre a sus retoños.
Pero ahora solo hay dolor en ese corazón de madre que palpitaba de alegría cuando daban sus primeros pasos, cuando hablaban de amores, cuando su nieto nació. Ahora es la sombra de la mujer que fue, presa del sufrimiento más insoportable que pueda existir. Ana Claudia, de 46 años, vive en la habitación de hospital de Gorliz donde el menor de sus soles, Alexandru, permanece en estado vegetal con graves lesiones cerebrales después de que varios jóvenes, muchos de ellos de la pandilla de 'Los Hermanos Koala', le dieran una brutal paliza en un parque de Amorebieta la madrugada del 25 de julio. El joven, que cumplió 24 en mayo, fue ingresado en Cruces en estado crítico. Mañana se cumple un año desde que su mundo se vino abajo. Desde que su vida ya no es vida. Ni la de su familia. «Sobrevivo», relata su madre.
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Álex residía con Eugenio, su padre, en Lemoa cuando todo ocurrió. Habían llegado hacía años de la ciudad rumana de Alba Iulia para trabajar en la construcción. Salió con sus amigos y nunca regresó. La madre, que trabajaba en la limpieza de un restaurante en el municipio alemán de Straubing, cerca de su hijo mayor, recibió la peor de las noticias por la noche. Un pánico desconocido la paralizó. «Compré el primer vuelo que encontré», pero como no se había realizado la prueba PCR tuvo que regresar a casa y reservar otro billete hecha un manojo de nervios. El 31 de julio entró en la UCI de Cruces por primera vez y casi se desploma. «Álex estaba con muchísimos golpes en todo el cuerpo, pero sobre todo en la cara. Ni se parecía a mi hijo». Pero eso solo fue el principio de su viaje al infierno. Los médicos decían que «se iba a morir». Que las lesiones eran irreparables. Buscaron la segunda opinión de Leon Dånåila, un neurocirujano de Bucarest.
«Ver a tu hijo que no se despierta, cómo sufre, sin ninguna garantía de que seguirá con vida...»
Después le trasladaron al hospital de Gorliz y Ana Claudia, absolutamente entregada a su cuidado, no le abandona desde entonces. Sólo ha dejado de estar allí durante un viaje que tuvo que realizar a Alemania para renunciar al trabajo y al piso de alquiler. En el centro hospitalario vizcaíno ya no ven posibilidad de mejora, aunque Álex seguirá allí hasta que les entreguen un piso adaptado, una de las dos opciones que les ofreció la Diputación, que también puso a su disposición una plaza en una residencia. La familia la rechazó porque allí no recibiría tratamiento y no se resignan. «A mi manera, disfruto de cada segundo con él. Me mantiene con vida la esperanza de que algún día volverá a ser mi hijo. Lo único que me queda es seguir luchando hasta el final», asegura la madre.
A pasear en silla de ruedas
Ana Claudia apenas abandona la habitación de Álex. Duerme en una tumbona de playa y come alimentos que compra en el Eroski del pueblo. Le lava, le viste y le cuida. Le habla mientras acaricia sus manos delgadas. Se entretiene con el móvil, viendo fotos de cuando todo iba bien. De cuando eran felices. Su hijo era alto y guapo, musculado, estaba sano y tenía toda la vida por delante. Ahora es absolutamente dependiente: solo levanta la mano. Respira por sí mismo, pero se alimenta a través de una sonda en el ombligo. A veces le saca a pasear en una silla de ruedas.
«Saco fuerzas porque el amor de una madre es infinito y también de Dios, porque soy creyente»
Las jornadas transcurren lentamente, como una suerte de sucesión de pesadillas. «Es como si hubieran pasado varios años», dice. O toda una eternidad. «Ver a tu hijo que no se despierta, cómo sufre, cómo se retuerce de dolor... Pasarte día y noche a su lado en una silla de hospital sin ninguna garantía de que mañana seguirá con vida...», relata, deshecha. Su rutina solo cambia los domingos, cuando Eugenio llega desde Lemoa para visitar a su hijo tras tomar varios autobuses.
Álex está ahora infectado por coronavirus y Ana Claudia reza para que se mantenga con vida. Y para que vuelva a ser el mismo. Además, pasan penurias porque por ahora no reciben ninguna ayuda aunque le han reconocido una discapacidad que roza el cien por cien. Pretenden contratar a una rehabilitadora privada. Tienen previsto vender lotería de Navidad para recaudar fondos para ello. «Saco fuerzas porque el amor de una madre es infinito y de Dios, porque soy creyente», dice Ana Claudia, que pide justicia para su hijo.
Cronología
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La paliza. La madrugada del 25 de julio, Alexandru recibe una brutal paliza por parte de la pandilla que le deja inconsciente y que fue grabada por uno de los jóvenes. Es trasladado a Cruces en estado crítico. Su madre llega el día 31 desde Alemania.
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Detenciones. El 28 de julio de 2021 se practican los cuatro primeros arrestos. Se llegaron a realizar 16. El último, el 31 de agosto, de un joven de 20 años en Leioa. La familia pide que al menos otros cinco sean condenados por omisión de auxilio.
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Evolución de la víctima. Pasó una primera etapa en la UCI de Cruces, donde fue intervenido de urgencia. Varios TAC revelaron graves lesiones cerebrales, especialmente en el lado izquierdo. Después fue trasladado al hospital de Gorliz, donde recibe alimentación a través de una sonda. Solo mueve la mano, aunque los doctores lo atribuyen a espasmos. Según fuentes de la familia, ya ha sido dado de alta y está allí a la espera de ser trasladado a un piso adaptado. También le han reconocido una discapacidad del 100%.
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