Administración doméstica
Cada vez más personal de la Diputación y el Gobierno vasco trabaja desde casa: «Me concentro mejor», dice un funcionario
En la Administración hay muchos trabajos que requieren la presencia en un lugar concreto, como los de atención al público, pero otros se pueden realizar ... perfectamente desde casa. Se trata de tareas como la elaboración de informes, la traducción de documentos, el asesoramiento jurídico y económico o el estudio de proyectos, que solo exigen una buena conexión informática para poder desempeñarse a distancia. Tanto la Diputación vizcaína como el Gobierno vasco llevan unos cuantos años brindando esta opción al personal cuya tarea se ajusta a ciertas características, con un eco creciente: en las últimas convocatorias participan en estos programas 33 trabajadores forales (alrededor del 1% de la plantilla, casi el doble que en la experiencia piloto de 2012, cuando había 17) y 193 del Ejecutivo autónomo (en la primera edición, de hace seis años, eran 82).
«Se traslada el centro de trabajo, pero las características intrínsecas no varían», resume un portavoz de la Diputación. Los responsables de las unidades en las que prestan sus servicios los teletrabajadores han de supervisar su cumplimiento de la jornada y de la tarea, aunque las encuestas realizadas al término de cada convocatoria han permitido constatar un «aumento de la motivación y la productividad», ya que el sistema favorece «la autonomía, la alta concentración, el trabajo sin interrupciones, la inspiración y la creatividad». La Diputación ha extendido el teletrabajo al personal funcionario interino de plaza vacante, siempre que cumpla los mismos requisitos que se exigen a los funcionarios de carrera y los laborales indefinidos: los hay referidos al puesto (por ejemplo, que no implique tratar con los ciudadanos o manejar información sensible) y también al trabajador y su entorno (como ciertos conocimientos informáticos o unas condiciones de trabajo idóneas en su hogar).
«Hay que adaptarse a las nuevas necesidades de la sociedad, que está en un cambio continuo», resume Izaskun Urien, directora de Relaciones Laborales del Gobierno vasco. La cifra de teletrabajadores del Ejecutivo autónomo ya es más del doble que en la primera convocatoria, con un 69% de mujeres. ¿Cómo se evalúa su rendimiento? «En primera instancia, es el responsable de área quien tiene la tarea de hacer el seguimiento a la persona que se ha adherido a esta modalidad. En segundo lugar, se realiza una evaluación anual por departamento: en este caso, son los directores los que evalúan y envían el balance a los directores de servicio, que lo remiten a Relaciones Laborales», detalla Urien. Las valoraciones de la productividad han sido «en general positivas».
Tanto la Diputación como el Gobierno vasco han establecido un máximo de tres jornadas semanales de teletrabajo. En las otras dos, el empleado deberá desplazarse a la sede habitual de su puesto para evitar así la sensación de aislamiento y distanciamiento. «Hay razones de seguridad y salud laboral que desaconsejan que una persona trabaje sola todos los días desde el espacio elegido para el teletrabajo. Eso podría llevar a que no se sienta integrada», aclara la directora de Relaciones Laborales.
LAS CIFRAS
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33 trabajadores de la Diputación vizcaína desempeñan sus tareas desde sus hogares. El programa arrancó de manera experimental en 2012, cuando participaron en él 17 personas, y no ha dejado de aumentar: solo en el anterior curso experimentó un leve descenso.
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193 trabajadores del Gobierno vasco toman parte en el programa de teletrabajo, frente a los 83 que se beneficiaron de esta posibilidad en su primera convocatoria, hace seis años. Los departamentos con mayor número de solicitudes son los de Educación y Salud.
A cien kilómetros
«Yo vivo a más de cien kilómetros de mi puesto en Vitoria. Teletrabajar me permite evitar los desplazamientos diarios y aprovechar esas dos horas para organizar mi jornada laboral de forma más eficaz y flexible -explica un funcionario del Gobierno vasco acogido a este régimen-. También está muy bien lo de teletrabajar tres días alternos: yo creo que es una buena fórmula, porque te permite mantener el contacto y hacer las reuniones los otros dos días». Como suele ser habitual entre los teletrabajadores, se ha organizado su jornada en el hogar de manera parecida a la que se desarrolla en el centro de trabajo: «Es muy similar. Recibo y hago llamadas telefónicas, respondo correos y gestiono los informes de la semana. La diferencia principal es la tranquilidad: me permite concentrarme mejor en ciertas tareas. Al principio temía tener más distracciones, pero vas aprendiendo a aislarte y concentrarte también en casa, a organizarte las tareas, trabajar por objetivos semanales y seleccionar los temas para cada día».
Los responsables de las dos administraciones no escatiman elogios al sistema: «Supone mejoras en varios aspectos: la organización del tiempo, la disminución de los desplazamientos, la atención familiar, la salud, el estado de ánimo y la calidad de vida», enumera el portavoz foral. Además de favorecer la conciliación de las obligaciones familiares y laborales, esta modalidad plantea ventajas adicionales como la de facilitar el acceso al trabajo de las personas con discapacidad o, por ejemplo, las mujeres amenazadas por sus exparejas. También supone un ahorro de energía en los desplazamientos y reduce la necesidad de espacio en la oficina.
«La mayor ventaja es la flexibilidad para organizarte»
José Andrés Etxebarria lleva muchos años en la Diputación como traductor de euskera-castellano, una de las tareas que mejor se adaptan al teletrabajo: «La traducción es un trabajo muy autónomo, resulta prácticamente idéntico hacerlo en tu casa o en la oficina», explica. Así que en 2012, cuando se puso en marcha el programa piloto, no dudó en presentar la solicitud, que le permite trabajar tres jornadas a la semana desde su hogar, en Laukiz .
«La mayor ventaja es que tienes flexibilidad para organizarte. ¿Lo negativo? Un cierto aislamiento con respecto a los compañeros, pero las ventajas superan claramente a los inconvenientes», resume. Su jornada laboral es la misma, aunque lógicamente se ahorra los traslados a Bilbao: «A las 8 pongo en funcionamiento el equipo informático y voy haciendo los trabajos que me van llegando. Ahora paro para comer y sigo a primera hora de la tarde o, si no puedo, a las 7 o a las 8».
El rendimiento, asegura, no se resiente por las distracciones que puede brindar el entorno doméstico: «Deslindas las actividades y te concentras perfectamente».
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