Más de 20.000 personas toman las calles de Bilbao contra la violencia sexual y la discriminación a las mujeres

Al igual que el pasado año, la protesta se centró en el sistema de cuidados. Piden a las administraciones que sea público y a los hombres que «asuman su rol»

Viernes, 8 de marzo 2024

Un fuerte rugido por la libertad volvió a retumbar otro 8 de marzo en las calles de Bilbao. La imparable marea morada surcó el corazón ... de la capital vizcaína para clamar un año más por la igualdad entre hombres y mujeres en todas sus dimensiones. Las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer, que en el caso de Bilbao salió a las siete de la tarde desde el Sagrado Corazón, volvieron a demostrar que más allá de las discrepancias políticas e ideológicas, existe una inquebrantable unión por reivindicar el derecho de las mujeres a sentirse simplemente libres.

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La fractura del movimiento feminista por cuestiones como la ley 'trans' o la abolición de la prostitución no consiguió nublar una de las citas más multitudinarias y simbólicas del año. Más de 20.000 personas, en su mayoría mujeres, avanzaron juntas contra la violencia sexual, la discriminación, el reparto equitativo de los cuidados, la desigualdad social o los techos de cristal en la capital. Reclamos que pese a los esfuerzos institucionales, han logrado atravesar las fronteras generacionales. Porque si algo ha demostrado la violencia machista es que no atiende a edades. En Bizkaia, al igual que en el resto de provincias, ancianas, adultas, jóvenes y niñas todavía sufren sus golpes.

Clara Campoamor dijo que «la libertad se aprende ejerciéndola». Casi un siglo después, miles de voces aún recogen su testigo para reclamar el derecho de vivir en paridad, sin temor y sin miedo a ser atacadas. La convocatoria de Bilbo Feminista Saretzen, al igual que las del resto de asociaciones, centró la reivindicación en los cuidados, un sistema que históricamente ha recaído sobre los hombros de las figuras maternas y que califican de «heteropatriarcal y capitalista que explota la fuerza del trabajo de las mujeres». «Pedimos a las administraciones públicas que garanticen un sistema de calidad y a los hombres que asuman de una vez por todas su rol», exclamaba minutos antes de comenzar la marcha Maite Irazabal, una de las portavoces del movimiento bilbaíno.

El colectivo quiso recuperar así los eslóganes que también sacaron a la calle en la huelga general feminista del pasado 30 de noviembre y el 8 de marzo de 2023 al reafirmar que «los cuidados están diseñados para beneficiar al hombre blanco y para validar el modelo de familia nuclear hetero-normativa». «Hemos mostrado la fuerza que tenemos ante la hipocresía de las instituciones. Las mujeres que trabajan en el hogar son un claro ejemplo de organización, un colectivo que ha ganado muchas huelgas a pesar de haber sido silenciadas», sentenciaron.

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Proclamas

Aunque el movimiento feminista no está exento de discrepancias en Euskadi, las manifestaciones fueron respaldadas por la mayor parte del colectivo. No ocurrió así en ciudades como Madrid o Valencia, donde las protestas se dividieron e incluso se llegaron a solapar en horarios. La cita se convirtió en una marcha festiva que no sólo tiñó Bilbao de morado, sino todas las localidades vizcaínas. Así, desde primera hora de la mañana las feministas tomaron las calles de los distintos municipios, siendo la concentración organizada por el sindicato de estudiantes frente al Teatro Arriaga la más multitudinaria y una de las más críticas. Las miles de participantes denunciaron el «machismo de PP y Vox» e incluso arremetieron contra el PSOE y PNV al considerar que «su feminismo no les representa».

En Bilbao, la protesta arrancó entre música y performance con una gran pancarta que exigía de nuevo a los hombres que se «se hicieran cargo de la tarea del cuidado», seguida de una lona que pedía «acabar con el genocidio en Palestina». Detrás se pudieron ver mujeres de distintas nacionalidades, de diversas edades, pero con la misma careta reivindicativa. Todas con una mirada cansada en la que se podía incluso leer un 'se acabó'. Se acabó tener que vivir en desigualdad.

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A los cánticos de 'Manolo, Manolito, la cena tú solito' le siguieron un sinfín de carteles en los que brilló la originalidad. Desde el 'no llegamos porque no me dejan' que alzaban un par de niñas que apenas superaban los quince años, hasta 'si los derechos que tengo yo no los tienen ellas, entonces son privilegios' que portaba orgulloso un joven. Tampoco faltaron aquellos que recordaban que «las internas siguen sin poder estar en las protestas».

Al llegar a la plaza del Ayuntamiento, donde las feministas pusieron cerca de las nueve de la noche punto y final a la manifestación, la organización recordó que son las mujeres las que «vamos a ganar el partido contra el patriarcado». «¡Nosotras somos las que sacaremos la gabarra!», aseguraron decididas.

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