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El desalojo del gaztetxe de Rekalde de este viernes ha tenido como respuesta una manifestación pacífica en la que 1.500 jóvenes, según fuentes oficiales, han recorrido las calles de Bilbao para mostrar su repulsa a la clausura de este pabellón industrial en el que se proyecta una nueva promoción inmobiliaria. Una hora después de partir desde el corazón del barrio, han llegado a las puertas del Ayuntamiento donde han desplegado una pancarta y encendido varias bengalas. Allí han leído un manifiesto en el que señalaron al Consistorio como culpable, calificaron de «pelotazo urbanístico» la construcción de las futuras viviendas y denunciaron haber sufrido «abuso policial» en los incidentes del jueves a raíz del cordón policial para evitar el acceso al local.
La concentración comenzó a las siete y media de la tarde en la estación de tren de Amezola. Desde allí partieron 1.500 personas, en su mayoría jóvenes, bajo una importante presencia policial. Tras pasar por la Casilla, luego tomaron Doctor Areilza y, desde allí, embocaron hasta Gran Vía, plaza Circular para luego encaminarse desde Buenos Aires hasta la explanada del Ayuntamiento. «El alcalde y el concejal de Urbanismo son responsables del desalojo. No han dado ningún tipo de alternativa y han priorizado intereses capitalistas. En estos diez años ha dado servicio a la clase trabajadora de Rekalde», reclamaba el portavoz del gaztetxe Etxarri, Iker Villanueva.
Una hora más tarde, la cabecera de la marcha llegó al Ayuntamiento. Lo hizo bajo la lupa una fuerte presencia policial, con numerosos agentes de la Ertzaintza y al menos una decena de furgones antidisturbios de la Brigada Móvil. En todo momento, se desarrolló de forma pacífica, con proclamas contra la gestión municipal, la actuación de la Policía vasca (mostraron imágenes de golpes recibidos, al parecer, en la noche del jueves) y el proyecto urbanístico proyectado en este pabellón industrial abandonado. Tan solo se encendieron algún bote de humo de forma esporádica y se dio algún golpe a un contenedor. Generó cierta tensión, eso sí, la aparición de algunos jóvenes encapuchados que se colocaron tras la pancarta a su paso por Gran Vía.
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La movilización tuvo como punto final la lectura de un manifiesto en las escalinatas del Ayuntamiento, con un bertso en recuerdo a Iñigo Cabacas y el antiguo gaztetze de Kukutza como antesala. Portavoces del gaztetxe reivindicaron la «necesidad» de este local y mostraron su «solidaridad» a las personas heridas en los altercados del jueves por la noche y denunciaron haber sido víctimas de una represión «sin piedad» por parte de los agentes. «Fueron arrestadas cinco personas y decenas de compañeras resultaron heridas con balas de Foam y pelotas de goma», denunciaron.
La Ertzaintza consiguió esta mañana desalojar del gaztetxe de Rekalde a las cuatro personas que se resistían a salir desde el jueves, cuando se produjeron a última hora importantes incidentes a raíz del cordón policial para evitar el acceso de más personas contrarias al derribo del inmueble. La noche se saldó con cinco detenidos y al menos una decena de agentes heridos por una batalla campal en la que se produjeron lanzamientos de objetos y botellas contra la Policía vasca, que realizó varias cargas para frenar a los encapuchados. También se rompió mobiliario y cruzaron y quemaron contenedores.
La Policía vasca consiguió tomar el control del edificio este viernes por la mañana, esta vez sin incidentes. Rompió los muros laterales que los jóvenes habían levantado para dificultar su desalojo y después entraron por la puerta principal con una maza. Lo hicieron en un escenario tenso, con 500 personas concentradas en el perímetro para protestar por el desalojo y que se han encarado con los ertzainas en varios momentos.
En 2011, ya tuvo lugar una batalla campal en Rekalde por el desalojo de un gaztetxe. Sucedió en 2011, cuando la Ertzaintza clausuró el espacio que funcionaba bajo el nombre de Kukutza y se produjeron incidentes que se prolongaron durante varios días y llegaron a producirse en otras zonas de la ciudad. En aquella ocasión, acabaron 31 personas detenidas y decenas de heridos, entre ellos agentes de la Ertzaintza, además de ocasiones importantes daños materiales en la vía pública.
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