Bilbao Basket: trece pasaportes y un solo equipo

Con el propósito de conquistar su primer trofeo, el Surne ha utilizado esta temporada en el torneo continental hasta 17 jugadores con 13 pasaportes diferentes, toda una muestra de globalidad. Los álbumes personales de los hombres de negro contienen imágenes de Estados Unidos, la costa báltica, Escandinavia, África, el Caribe, el centro y el sur de Europa. Una multitud de paisajes y culturas que enriquecen la hazaña del conjunto bilbaíno en Europa.

Desde el principio del curso, los responsables del club y el staff técnico dejaron claro que la FIBAEurope Cup era su segundo objetivo tras la permanencia en la ACB. Había una espina clavada por la eliminación en las semifinales de la campaña anterior ante el Chemnitz alemán, y aún se contemplaba con nostalgia la final perdida de la Eurocup en 2013 ante el Lokomotiv Kuban ruso en la ciudad belga de Charleroi. A mediados del pasado agosto, se reencontraron los compañeros de la temporada anterior (Melwin Pantzar, Thijs De Ridder, Tryggvi Hlinason, Kristian Kullamae y Xavi Rabaseda) y conocieron a los fichajes, que componían más de la mitad de la plantilla. Los entrenadores y sus auxiliares comenzaron a formar la argamasa que fortaleciera el heterogéneo y nuevo grupo humano.

La sintonía fue total desde el inicio y pareció brotar de forma natural. La camaradería ya asomaba en los amistosos de pretemporada, cuando los jugadores hacían corrillos en la cancha para corregir su rutina y consultarse sobre sus equivocaciones. Desde aquellos días han imperado la complicidad y el respeto mutuo, con halagos entre jugadores de diversas patrias y edades, desde los 17 años, entonces, del maliense Bassala Bagayoko hasta los 35 de Zoran Dragic o los 36 del capitán Rabaseda. En declaraciones de los pesos pesados del equipo durante los últimos meses no han faltado agradecimientos a los jóvenes que colaboran en los entrenamientos cuando el Surne sufre bajas por lesiones o convocatorias con la selección correspondiente.

Jóvenes y expertos

Y es que, como consecuencia del perfil cosmopolita de su plantilla, hasta diez hombres de negro han sido llamados por el combinado de su país a lo largo de la temporada: Harald Frey (Noruega), Pantzar (Suecia), Rubén Domínguez (España), De Ridder (Bélgica), Tomasz Gielo (Polonia), Abdur-Rahkman (estadounidense que juega conArabia Saudí), Zoran Dragic (Eslovenia), Hlinason (Islandia), Amar Sylla (Senegal) y Kullamae (Estonia). Las migraciones motivadas por las ventanas FIBAhan frenado la preparación continua del equipo en alguna ocasión, aunque, según ha repetido a menudo Jaume Ponsarnau, todos los internacionales regresan con «muchas ganas de entrenar y actitud competitiva».

Muchachos cargados de talento que todavía no han explotado y veteranos con una larga estela forman parte de la familia de Miribilla. La dirección deportiva ha oteado el mercado para contratar a promesas que han recibido calor deportivo y humano en Bilbao, y que a su vez elogian al club por la atención que les dispensa. El mismo Ponsarnau ha dirigido en su carrera a selecciones inferiores de la Federación Española. Ha sido designado recientemente responsable de España B, un grupo de aspirantes a ascender a la absoluta, por conseguir «formar a los jóvenes y mejorar a sus jugadores». El talante del técnico de Tárrega y de todo su staff encaja con el trato requerido a profesionales que todavía no han despuntado y que quieren madurar como baloncestistas. Ha logrado que todos los hombres de negro hayan anotado en la Europe Cup.

Crisol de experiencias

La mayoría de los jugadores del Bilbao Basket han defendido otros colores antes de vestirse de negro. Han militado en equipos españoles y europeos, e incluso algunos han cruzado el charco para probar suerte en competiciones universitarias o de promoción de Estados Unidos, y hasta en la misma NBA. La lista de sus destinos resultaría interminable. Son nómadas por obligación, buscadores de una nueva estación que satisfaga sus deseos deportivos. Es el caso del dominicanoOmar Silverio, 'cortado' tras un mes en el Surne y fichado por el Granada.

Respaldados por la marea negra y agarrados al efecto Miribilla, los jugadores del Bilbao Basket han cumplido el sueño de coronarse en Europa gracias a su resistencia y a creer en sus posibilidades hasta el final. Se habían fijado un objetivo complicado y se lo han merecido después de hacerse fuertes en su casa y dar la cara en canchas de rivales muy complicados.