Rabaseda trata de frenar a Shermadini. Jordi Alemany

Surne Bilbao Basket 93 - Lenovo Tenerife 94

Y el triple de Adam Smith no quiso entrar

Jornada 7 ·

El tiro se salió casi sobre la bocina y Andersson, con dos tiros libres, mandó el partido a la prórroga, donde el Surne cayó ante un buen Tenerife

Robert Basic

Bilbao

Domingo, 29 de octubre 2023, 19:40

A más de uno se le ha acelerado el corazón este domingo en Miribilla en un partido con un final de infarto, que necesitó de ... la prórroga para teñirse de amarillo (93-94). Pongámonos en situación: después de ir a remolque durante 40 minutos ante un Tenerife con más recursos que MacGyver, ajustado a la perfección a la pizarra de Txus Vidorreta, el Bilbao Basket tenía nueve segundos para completar una obra que apuntaba a maestra. 78-80 en el marcador. La pelota la pidió Adam Smith, quien antes había hecho el 78-78, y buscó el cielo desde los 6'75. Falló. Denzel Andersson capturó el rebote casi con el marcador a cero y sacó una falta. Fue a la línea de castigo y metió los dos tiros libres. Delirio en el 'infierno'. El encuentro tuvo cinco minutos extras, en los que faltó una pizca de suerte y de acierto para hacerse con un choque memorable. «Una pena», fue el comentario más repetido entre los aficionados que vieron la primera derrota de la temporada en casa.

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Se vio desde el salto inicial que al Tenerife no le había afectado el cambio de hora. Funcionaba como un reloj suizo. El Bilbao Basket no conseguía rebajar su porcentaje de acierto en un primer cuarto en el que a los canarios les entraba todo, o casi todo. Llegan a echar la lotería y les toca. Un 7 de 9 en tiros de dos y un 4 de 7 en triples fue su tarjeta de presentación. Si a todo esto se une un trío arbitral que sacó de sus casillas a Miribilla –pitaba cosas extrañísimas, casi todas en contra de los intereses locales, permisivos al máximo con las estrellas tinerfeñas–, el cóctel se volvió explosivo. Sobre todo estuvo desacertado Raúl Zamorano, quien tuvo que ser corregido varias veces tras las revisiones en la mesa.

Ahora bien, todo esto no podía ocultar las malas decisiones que tomaba el equipo en defensa y en ataque, sobre todo en la primera parte. Era incapaz de resolver las dificultades que planteaban los dúos Marcelinho-Shermadini y Fitipaldo-Guerra. Si a esto se une la efectividad del Tenerife –un 71% en tiros de dos y un 43% de tres al descanso–, el panorama pintaba mal. Además, los hombres de negro tuvieron varias fases en las que cada uno de ellos libraba la guerra por su cuenta, un negocio pésimo. Después de un par triples de Fitipaldo (7-13) respondió Smith con otros dos. Hlinason trabajaba en la pintura en el día en el que puso su tapón 200 en la ACB y convirtió dos tiros libres para poner a uno a los vizcaínos (16-17). A partir de ahí, un parcial de 4-10 permitió a los visitantes cerrar los diez minutos iniciales siete arriba (20-27).

Corazón, orgullo y lucha

Había que ajustar entre todo y casi todo. Guerra hacía daño en la pintura, los ataques eran espesos y las defensas líquidas. Ponsarnau sentó a los dos cincos y puso a Tsalmpouris ahí dentro, donde le salen todas las alergias. En una defensa de Jaime Fernández –el hombre clave del Tenerife con sus penetraciones-, al que saca 31 centímetros, en vez de jugar al poste bajo optó por tirar desde cinco metros. Acertó, y era una mala jugada. En realidad, el segundo cuarto era de Pantzar. El sueco se echó el equipo a la espalda y cargó con el peso del partido. Metió la mitad de los puntos del Surne (8 de 16) y fue clave para evitar que el Tenerife se perdiese en el horizonte. Una conversión suya de dos tiros libres con el tiempo casi agotado permitió al equipo irse al descanso ocho abajo (36-44).

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Salió otro Bilbao Basket del vestuario. Con pinturas de guerra, intenso, echando la espuma por la boca. Rabioso. Defendió como si le fuera la vida en ello. Killeya-Jones llamó a la rebelión. La manada respondió. Empezaron a morder como lobos. Un parcial de 15-2 puso a los hombres de negro cinco arriba. De aquel 36-44 se pasó al 51-46. El Tenerife tardó seis minutos en anotar su primera canasta de campo. Fue un triple de Jaime Fernández. A partir de ahí, el Surne se estancó y lo isleños recuperaron el resuello con Doornekamp y Ristic, pero todo quedaba pendiente para el último cuarto (56-58). Con el corazón, los vizcaínos se ganaron el derecho a seguir soñando.

El equipo se agarró a la pista y apareció Reyes con un triple y dos tiros libres para poner a uno a los de negro (65-66). No se oía nada, el 'infierno' encendido, transfusión de energía a la pista. Y allí abajo peleaba el Bilbao Basket con un Killeya-Jones empeñado en liderar la revolución. Metió seis puntos casi seguidos y sacó la quinta personal a Shermadini. Empate a 73. Un dos más uno de Ristic y una canasta de Fitipaldo pusieron al Tenerife cinco arriba (73-78). Pero el Surne regresó con un triplazo de Smith para igualar a falta de 24 segundos para el final. Jaime Fernández anotó los libres y los vizcaínos tenían nueve segundos para atacar. La 'mano invisible' se la jugó desde la línea mágica y falló, ahí estaba la cabellera de su rival. El rebote lo cogió Andersson y se fue a la línea de castigo. Metió los dos libres y a la prórroga.

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Y allí, en el tiempo extra, el Bilbao Basket no pudo cazar el quinto triunfo de la temporada. Alguna precipitación, tiros fallados en los momentos clave sofocaron la rebelión del modesto. El Surne murió en la orilla, a un centímetro de la tierra prometida.

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