Bilbao Basket 106-58 Caledonia Gladiators

Una paliza para dejar claro quién manda

Era un duelo de invictos. ¡Quién lo iba a decir! No por el Bilbao Basket, que era lo esperado a estas alturas de su incipiente aventura europea, sino por los Gladiators. Se merendaron primero a los rumanos del Sibiu y luego al vigente campeón, el Anwil. Nadie contaba con ellos en el grupo y se rebelaron hasta presentarse en Miribilla reclamando el liderato. Carácter escocés y ausencia total de presión de un equipo anárquico, atrevido desde el triple y físico, pero también torpe, bisoño y con un mandíbula de cristal. Al principio defendían duro los visitantes, encantados con el criterio arbitral FIBA. Llovían palos como caramelos en Halloween y el trío colegial –un francés, un turco y un checo– hacía honores al «sigan, sigan» del retirado Mateu Lahoz. Fue gracioso ver a Pantzar levantar la mano mediada la primera parte reconociendo una falta mientras los silbatos permanecían mudos. En la ACB irían al instant replay para ver si era antideportiva.

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No estaba del todo cómodo el Surne con el Caledonia, sin complejos con el balón en las manos y buen repartidor de recados en la pintura. Los hombres de negro abrieron el partido con un 5-0 gracias a los aciertos de Hlinason –también se equivocó más de la cuenta el islandés en más de una acción– y Rabaseda, pero los escoceses reaccionaron con dos triples de Whelan y Palyza. El checo, veterano jugador y con criterio, hacía daño. Puso a los suyos tres arriba (5-8) y rubricó así un parcial de 0-8. Entre Pantzar, Kullamae y un acelerado Killeya-Jones devolvieron el golpe y dieron la primera ventaja intersante al equipo (19-12). Pero los de Glasgow eran unas lapas, que se agarraron a la pista con otras dos conversiones desde la línea mágica de Onwas y Malcom. El Bilbao Basket no terminaba de descolgar a los Gladiators debido a sus precipitaciones, prisas, pérdidas –nueve al descanso– y tiros liberados fallados. Tres de 13 en triples al término de los 20 minutos iniciales redondeaba la caraja de los de Jaume Ponsarnau.

Kullamae pulsa el botón

Mejoró algo el panorama en el segundo cuarto, con arrebatos de Killeya-Jones y colaboraciones puntuales de Reyes, Renfroe y Hlinason. Pero tuvo que ser Adam Smith quien arrancase la moto para que se subiera el equipo en marcha. Ocho puntos seguidos de la 'mano invisible' y dos de Rabaseda se tradujeron en una serie de 10-0 y la máxima ventaja en el marcador. Un +12 para los hombres de negro (40-28), que de todas formas no terminaban de soltar el lastre y marcharse definitivamente en el marcador. Whelan y Alihodzic rascaron cinco puntitos y redujeron a nueve la desventaja al descanso (42-33). Hasta ahí, porque lo que no sabían los Gladiadores es que iban a ser masacrados por los comanches en un tercer cuarto que haría saltar el partido por los aires.

Fue un espectacular Kullamae quien inició unilateralmente la desconexión del Caledonia. El estonio firmó 13 de los primeros 17 puntos de los hombres de negro en la reanudación y rompió el encuentro. Estaba todo resuelto. 21 arriba en un abrir y cerrar de ojos (58-37). Los escoceses se descosieron por todas las esquinas, se quedaron en paños menores y su estructura defensiva se vino abajo como un castillo de naipes. El Bilbao Basket se transformó en una máquina de hacer puntos que pasaba por encima de su rival. 34-11 fue el resultado del tercer cuarto, cerrado 32 arriba por los bilbaínos (76-44).

Sobró el último, en el que los vizcaínos destrozaron a los Gladiadores con ventajas de escándalo. Lo aprovechó Kullamae para ponerse las botas (25 puntos y nueve de 13 en tiros de campo) y también Unai Barandalla para anotar, algo que celebró Miribilla por todo lo alto. Al final, récord y +48 para dejar claro quién manda en el grupo. «Vamos a ser un problema para el Bilbao», dijo el serbio Jovicic a este periódico en la previa del choque. Sus palabras sonaban a chiste una vez completada la paliza.