Bilbao Basket 68-72 Barça
Adiós con derrota y mucho corazónJornada 34 ·
El Bilbao Basket cae con dignidad ante el Barça, despide la ACB con 13 victorias y sin nervios por seguir en la Liga Endesa, donde acaba 13ºCuando sonó el último bocinazo, en el marcador ponía 68-72. El Surne batalló hasta la última posesión ante un Barcelona que se llevó la ... victoria en un final ajustado, con el trío arbitral desacertado en los momentos claves del choque. Miribilla se puso de pie y les abroncó, ruido ensordecedor, y luego rompió a aplaudir para despedir a su equipo. «¡Bilbao Basket, Bilbao Basket!», atronaba entre las paredes del pabellón, que el año que viene volverá a ser de la ACB. Porque los hombres de negro consiguieron el objetivo nuclear de la salvación con holgura, llegar al tramo final sin cuadros de ansiedad, aunque no lograron completar el mejor año de sus vidas tal y cómo pidió Jaume Ponsarnau allá por el mes de agosto. Los vizcaínos cerraron la liga decimoterceros, metidos en un cuádruple empate con Andorra, Zaragoza y Girona, que deja en el aire su participación europea.
Era una tarde de despedidas, de fundirse en un abrazo por última vez antes de que la liga bajara el telón y el equipo desapareciera hasta septiembre. Después de cinco derrotas seguidas, algunas lógicas y otras evitables, el Bilbao Basket se propuso competir contra el gigante blaugrana y permitir a su gente que sienta, que se emocione y que lo vea darlo todo en la cancha. Ganar a un Barcelona que se jugaba la tercera plaza de cara a los play-off por el título eran palabras mayores, pero el compromiso estaba ahí, perfumado con sudor y vestido con traje de faena. Bastantes de los hombres de negro que pisaron ayer Miribilla lo hicieron por última vez -aproximadamente media plantilla- y querían dejar un buen sabor de boca, al igual que los que seguirán. Se llama equipo.
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El Barça no era el mejor cliente para despedir una temporada de muchos altibajos, de vuelos estelares -victorias contra Murcia, Baskonia, Valencia, Joventut, Manresa, Gran Canaria...- y de petardazos sonoros -Breogán, Obradoiro, Palencia-, pero los hombres de negro, físicamente castigados, sin Renfroe ni Adam Smith, con Pantzar infiltrado por sus problemas de espalda, miraron al gigante a los ojos y le dijeron que tenían ganas de bailar. Lo hicieron en el pasado con clubes tan potentes como el Madrid y el Tenerife, entre otros, choques en los que fueron derrotados pero pelearon hasta el bocinazo final. Como ayer. Dieron lo que tenían y lo que no tenían, limitados de recursos y en la rotación, y estuvieron en el duelo hasta el final.
Los visitantes asustaron con un 0-6 de salida, pero los de Ponsarnau respondieron con un 1-10 que encendió Miribilla. Killeya-Jones jugaba a las mil maravillas -acabó con 21 puntos-, al igual que un bravo Pantzar, dolorido pero valiente. Entre los dos llevaban el peso del equipo, negado desde el perímetro pero peleón. Una canasta de Da Silva y un triple de Parra dejaron a los hombres de negro cinco abajo al término del primer cuarto (19-24). Un parcial de 8-2 puso a los bilbaínos por delante (27-26) al inicio del segundo, pero apareció la versión más letal de Parker. El exNBA metió ocho puntos seguidos y tiró de los culés, que se marcharon al descanso con ventaja mínima (37-38). El Bilbao Basket estaba vivo.
Malas decisiones arbitrales
Miribilla asistía al último choque de la temporada con ganas de batalla. Dio guerra el Surne hasta el último segundo, contestón a pesar de su desventaja física y pocos recursos en el banquillo. La última igualada fue la del 48-48, y luego el Barça, con un inspiradísimo Da Silva, empezó a perderse en el horizonte. Un parcial de 2-16 hizo daño a los locales, que se inmolaban desde la línea de tres -acabaron con un escalofriante 3 de 21-. Entraron nueve abajo en el último cuarto, donde los blaugrana se marcharon 13 arriba (49-62). Apretaron los dientes los de Ponsarnau y cosieron la brecha hasta ponerse a cuatro a falta de 39 segundos. Entonces el trío arbitral encadenó varios errores perjudiciales para los de negro que les frenaron.
El Bilbao Basket clausuró la liga con 13 victorias, una menos que el año pasado. El equipo alternaba momentos de baloncesto champán con malas versiones, un bloque sin término medio, irregular, capaz de andar por las nubes y luego mancharse en el barro ante el colista. Combinaba rachas positivas y negativas, series maravillosas y horribles, pero casi siempre competitivo. Llegó al último tramo de la liga con bajas y sin físico, pero salvado con holgura. «Ser uno de los 16 mejores de la ACB». Es la frase de cabecera de Ponsarnau. Y el Surne ha cumplido. Toca volver a armar un buen proyecto, con algo más de dinero.
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