Bassala conquista el corazón de Miribilla

Casi no tuvo protagonismo en sus primeros tiempos como hombre de negro. Había sufrido una grave lesión de rodilla que le tuvo apartado del baloncesto durante dos años y debía rehabilitarse sin prisas pero sí con muchos cuidados. Tenía 17 años cuando llegó a Bilbao y un potencial abismal para triunfar en el baloncesto, pero había que demostrar de nuevo que su pasado glorioso y breve no había sido flor de un día. Sin perder jamás la sonrisa, Bassala Bagayoko se entrenaba con el Surne y participaba en todo lo que podía. Pasaba el balón a sus compañeros en los calentamientos previos a los partidos en Miribilla y soñaba con volver a competir. Fue cedido al Zornotza en febrero para ganar minutos. El maliense supo esperar y le llegó el momento.

Las lesiones de los pívots principales, Tryggvi Hlinason y Marvin Jones, significaron una gran oportunidad para AmarSylla y Bagayoko. Las torres africanas dieron la cara en Europa, cuando su equipo necesitaba blindar los cielos por encima de su aro. Ponsarnau había hallado el remedio a dos ausencias significativas en la plantilla.

Con su sencillez, visible modestia y alegría desbordante, el maliense ha caído de pie en mitad de la marea negra. Además de por su carácter afable, este chaval, que cumplirá 19 años en septiembre, está sobrado de baloncesto. Mide 2,07 centímetros espigados. Los puristas podrían achacarle que le falta espalda, pero esa supuesta carencia se traduce como una ventaja en la naturaleza de Bagayoko. Plantea muchos problemas a sus rivales porque se trata de un interior extraordinariamente veloz en sus movimientos con los pies. Es perspicaz para ocupar posiciones beneficiosas y amaga en defensa para acotar espacios. Sus manos vuelan y se agitan en busca de balones.

El pívot de Bamako regaló ayer dos detalles a su hinchada que le convierte en un diamante en bruto. Anotó después de un giro y una finta ejecutados con la rapidez del rayo. Recibió una bella asistencia que remató con un mate construido con muelles. Sus adversarios casi ni se enteraron. Sus hinchas aplaudieron a rabiar ambas acciones. El joven Bassala fue despedido con una calurosa ovación cuando fue sustituido en el último cuarto. Ya finalizado el encuentro con victoria ante el Coruña, subió a la grada de los animadores, el podio popular que premia las mejores actuaciones. Los peñistas corearon su nombre. Bassala Bagayoko ya era un hombre de negro hace meses; desde ayer penetró un poco más en los corazones del Bilbao Basket.

Su papel contra los gallegos se resume en buenos números. Nueve puntos, con pleno en sus cuatro tiros de campo, un robo, dos asistencias, dos faltas personales y un tapón muy celebrado por la parroquia. Su celeridad convierte al maliense en un jugador imprevisible, capaz de aparecer por sitios inesperados. El Bilbao Basket le tiene atado hasta 2028. Sus cifras y su biografía le auguran un gran futuro. Continúa siendo el debutante con menos edad en la ACB: 14 años y 7 meses con el Fuenlabrada. Su mejor partido lo hizo en octubre de 2022, poco antes de lesionarse, cuando metió 11 puntos y cogió 8 rebotes ante el RealMadrid.

A su técnico le «mola»

Cuestionado sobre la positiva actuación de su 'cinco' juvenil, Jaume Ponsarnau manifestó: «Bassala mola, Bassala mola». A continuación, el técnico dijo, esta vez con la voz más baja: «Mola entrenar con él y el corazón y el entusiasmo con el que juega. Tranquilos, vamos a seguir ayudándole para que pueda ser todo ese gran jugador que puede ser». Obviamente, el técnico no quiere caer en precipitaciones con la carrera de Bagayoko, en cuya recuperación pesa la paciencia.

La hinchada aplaudió al maliense cuando fue cambiado. Él fue al banquillo y se fundió en un abrazo con el veterano capitán Xavi Rabaseda, a quien siempre escucha. Bassala, alumno disciplinado y jugador con grandioso porvenir.

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