¿Retrasar la edad de jubilación aún más? Esta medida puede resultar un peligro para la salud
Reducir las jornadas laborales llegado el momento o favorecer la jubilación anticipada puede mitigar los efectos nocivos para el organismo, afirma un estudio
Hay quienes ven la jubilación como la oportunidad de recuperar tiempo con los suyos, de sacar la lista de cosas por hacer o retomar un hobby desplazado por los horarios de oficina y el ritmo de la vida laboral. Pero hay otros a los que esta etapa de la vida les produce verdadero terror por el cambio de rutina y la cantidad de horas libres que empezarán a tener sus días. Sin embargo, tanto unos como otros se podrían enfrentar a su merecido retiro con peor salud que hace cincuenta años. El motivo: un estudio reciente revela que retrasar la edad de decir adiós al trabajo puede repercutir negativamente en el organismo al hablar, sobre todo, de tareas físicas.
El problema de las pensiones continúa ahí, latente. Los Gobiernos ven en el alargamiento de la vida laboral un parche para tratar de solventar el gasto derivado de estas partidas. Consecuencia de esta medida es que aquello de jubilarse a los 60 se convirtió en historia en 1967. Desde entonces, la edad de retiro se ha ido alargando hasta los 65 y el Ejecutivo central anunciaba a principios de año que se incentivaría prolongar hasta los 67 el momento de dejar el trabajo.
Sin embargo, y a raíz de ese tiempo de descuento que se estipuló a finales de los 60 y que puso más allá la meta del retiro, la Universidad Pompeu Fabra de Cataluña ha colaborado en la elaboración de un estudio para conocer los efectos sobre la salud que tuvo la jubilación cinco años más tarde para acceder a una pensión, respecto a aquellos que se retiraron con 60 años.
Los resultados del análisis han llevado a los investigadores a concluir que existe una relación directa entre retrasar la jubilación y un empeoramiento de la calidad de vida en términos de salud. Y que esta correlación depende del tipo de trabajo que desempeñamos hasta el final de la etapa laboral. Por este motivo, los expertos en Economía que han participado en el estudio proponen soluciones más flexibles para evitar los efectos nocivos de la medida.
Mortalidad
Tomando como muestra la población que empezó a cotizar en 1966 y 1967 y comparando sus resultados, los autores aseguran que retrasar un año la salida del mercado laboral aumenta el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años en 4,2 puntos porcentuales (equivalente a un aumento relativo del 43%). Una cifra que se eleva en 5,7 puntos porcentuales en aquellos casos en los que el trabajo suponía una alta carga psicosocial, en comparación con los 2,8 puntos de los que tenían empleos de baja carga psicosocial.
Otro de los datos que ofrece el estudio es que el riesgo de morir en esta franja de edad aumenta en 5,4 puntos para los trabajadores de «'cuello azul', persona de clase trabajadora que realiza un trabajo manual, y solo 2,7 puntos para el resto». Asimismo, los investigadores apuntan que aquellos ciudadanos que se encontraron realizados y reconocidos lugar de empleo, no mostraban esos efectos negativos de mortalidad por jubilarse años más tarde.
Ante estos resultados, los autores afirman que «un sistema de jubilación flexible, con prestaciones técnicamente ajustadas, puede ser la solución para mitigar el alto coste, en términos de salud, que impone restringir la jubilación anticipada, a la vez que se retrasa la edad normal de jubilación para muchos individuos».