La salida de Diop, un fracaso colectivo
La responsabilidad es compartida. El jugador ha sido incapaz de conducir su carrera y el Baskoniaprescinde de él sin recuperar nada de lo invertido
Salta la noticia de que el canterano Ilimane Diop se desliga del Baskonia después de unos largos años en la plantilla. No me sorprende pero sí me apena. A lo largo de los últimos tiempos he vivido muy pendiente de él, de sus excepcionalidades condiciones físicas, así como de una más que digna capacidad técnica. Todo ello me animó a creer en el senegalés como jugador de Euroliga. Pero lo cierto es que después de más de diez años en Vitoria y con 26 de edad, deja la elite continental. Un fracaso colectivo digno de estudio.
El primer responsable es el propio jugador por no haber sabido conducir su carrera. Por consumir demasiado tiempo sin pensar en corregir una trayectoria que le negaba el crecimiento. Resulta singular la incapacidad de los jugadores africanos para triunfar en España. Llegan por decenas año tras año. Seducidos por sus físicos y a través de otros paisanos especializados, tanto grandes clubes como equipos aficionados los 'importan' falsificando fechas de nacimiento, algunas sonrojantes, sin pensar qué será de ellos con el tiempo. Las diferencias socioculturales son tantas que casi todos están condenados al fracaso.
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En el caso de Diop, la adaptación fue aceptable. Por lo tanto mucho tiene que ver quién sea responsable de su recorrido personal. Desconozco quién es su agente, ni si mantiene el que le trajo a Vitoria, ni si sus intereses económicos han sido correctamente protegidos, pero sí me atrevo a valorar como pésimo su tránsito por el profesionalismo deportivo. No es de recibo que un baloncestista de sus características se caiga de la elite europea.
De la decepción también tiene su cuota de responsabilidad el Baskonia. En primer lugar, económicamente. Los vitorianos están acostumbrados a vender ganando buenos dineros. Diop es la excepción. Se han pagado muchos sueldos durante años y gastos de formación para dejarlo ir sin beneficios. Llama más la atención ver que comprando jugadores hechos en el mercado se pueda ganar dinero mientras que fabricándolos, no.
En general, los clubes españoles tienen voluntad de crear jugadores, posiblemente se decanten más por extranjeros que por nacionales, pero todos disponen de su cuenta de jóvenes con aspiraciones. Pues bien, si exceptuamos al Joventut, los demás son incapaces de ofrecer cierta continuidad en la formación. Algunos ejemplos. Bojan Bogdanovic, titular con Utah Jazz desde hace cinco temporadas, estuvo en la cantera del Real Madrid durante cuatro. Se volvió a su casa y directo a la NBA. Kurucs militó tres años en las categorías inferiores del Barcelona. De ahí saltó a los Nets sin haber pasado por el primer equipo barcelonés. Esperemos que el baskonista Sedekerskis sea la excepción; tiene toda la pinta.