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Sedekerskis, en la foto del quinteto ideal del Europeo sub-18 de 2016 FIBA
Baskonia - Bilbao Basket

El reencuentro de dos amigos de verano

Sedekerskis y Kulboka, las dos estrellas de su generación, se enfrentan por primera vez después de despuntar juntos en las inferiores de Lituania

iván benito

Sábado, 7 de noviembre 2020, 02:30

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El verano, tiempo de primeros e inolvidables amores, también dictamina amistades para toda la vida. Las categorías inferiores de la selección lituana sirvieron de nexo para formar una dupla temida por el resto de rivales. Quintos del 98, Tadas Sedekerskis y Arnoldas Kulboka se complementaban a la perfección y se convirtieron en los jugadores más destacados de su generación en uno de los países donde más arraigado está el baloncesto.

El Europeo sub'16 de 2014 fue su primera toma de contacto. Sedekerskis llegaba después de su primer año en Vitoria y de haber sido el máximo anotador del Campeonato de España junior, siendo todavía cadete, con mejor estadística que Luka Doncic. Continuó con su racha en el torneo disputado en Riga, donde fue el segundo máximo anotador (21 puntos). Kulboka, por su parte, comenzaba a despuntar en la inagotable cantera del Zalgiris Kaunas y se presentó con 15,3 puntos de media que le valieron para dar el salto al Brose Bamberg al año siguiente.

En edad de empezar a disfrutar de las fiestas de los pueblos, su primera 'verbena' fue en Volos (Grecia) con el Europeo sub'18. La anfitriona les apartó de la final, teniéndose que conformar con la medalla de bronce, de nuevo con el azulgrana como mejor jugador, radiante después de haber debutado ya con el primer equipo en la ACB. En Alemania, Kulboka aceleró su progresión depurando su lanzamiento exterior como principal amenaza. Como lo fue el intento fallido de golpe de estado en Turquía en 2016. Un desafío para su amistad en el verano más apetecible, el de la mayoría de edad. Tuvieron que reprogramar, ahora de moda, la celebración del torneo continental a diciembre, donde las amistades se adormecen. Hibernan.

Enseguida salieron de su letargo. El ala-pívot del Bilbao Basket, que se adaptó a la posición de alero en el campeonato, se convirtió en el principal referente ofensivo, firmando 24 puntos en la semifinal y 28 en la final. Sedekerskis, incluido en el quinteto ideal. Un doble-doble de media (14,7 puntos y 10,2 rebotes) de mucho mérito teniendo en cuenta que falló los 14 triples que intentó, iniciando unos malos porcentajes que todavía le acompañan. Actuaciones de oro coronadas con la medalla de plata.

Kulboka, vestido ya con la camiseta del Bilbao Basket, en un encuentro de la temporada pasada. luis angel gómez

Les quedaría un último baile, de nuevo en verano. El Mundial sub'19. Lituania, favorita. Secundando a las dos estrellas, uno de los mejores jugadores en este inicio de la ACB, Laurynas Birutis, y una de las revelaciones del Zalgiris, Rokas Jokubaitis. El inicio fue arrollador. 22 puntos (9/9 en tiros de 2), 9 rebotes, 5 asistencias y 35 de valoración para Sedekerskis, actuando como escolta. De alero, Kulboka, 25 puntos. Todo fluía hasta que una inverosímil Italia dio la sorpresa y apeó a los bálticos en cuartos.

El azar de las cesiones

Experiencias agradables y sufrimientos que agrandaron un vínculo que tomaría diferentes direcciones. El Baskonia renovó al exterior hasta 2022 y le buscó minutos en plazas modestas. Dos cesiones sin suerte, mientras su colega brillaba en Italia. Jugó con asiduidad en la Orlandina (más de 10 puntos de media), fue nombrado mejor jugador joven de la Champions League de la FIBA y debutó con la selección absoluta.

Tras una temporada de barbecho en sus clubes de origen, ambos volverían a hacer las maletas. De manera definitiva Kulboka, que continuó su progresión en Bilbao. Asentado como ala-pívot en Miribilla, promedió 8,5 puntos y 3,6 rebotes en 21 minutos la temporada pasada, levantando revuelo en Charlotte. Los Hornets poseen sus derechos después de escogerlo en la segunda ronda (pick 55) del Draft 2018.

Una suerte que no tuvo Sedekerskis, que al menos pudo recuperar sensaciones cerca de casa. Alejado de la presión por explotar en un equipo de exigencia máxima y competencia atroz, algo que no ha cambiado. Volvió para quedarse y el baloncesto le brinda la oportunidad de demostrar sus cualidades frente a su amigo de la adolescencia. Por primera vez, frente a frente en la pista. Con el permiso de Ivanovic, momento para rememorar los tiempos de verano.

Sedekerskis, escucha una de las directrices de Dusko Ivanovic. JEsús andrade

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