Perdón, fue mediocre
No les gusta que diga que la Copa fue mala. Perdón, fue mediocre. También creen que no era de recibo echar parcialmente la culpa a ... que el Baskonia no estuviera en el espectáculo, partiendo de la base de que la culpa de no estar es exclusivamente del equipo, por no habérselo ganado en la cancha. Una cosa no tiene que ver con la otra. La Copa me decepcionó porque varios clubes fueron a lo que ahora se llama la gran fiesta del baloncesto sin la mentalidad necesaria. El torneo necesita equipos que no consideren su presencia como un premio, sino como una oportunidad. Valencia eliminó un Barcelona que solo pensaba en la semifinal frente al Madrid, y cerró la maleta. Los tinerfeños venían con la resaca de haber ganado un torneo menor y cedieron ante Andorra, que se sintió satisfecho. Solo el anfitrión jugó para ganar dos partidos seguidos, pero la vergonzosa derrota frente al Madrid para el historial de la competición no dolió a nadie. Supongo que son motivos suficientes para pensar que el Baskonia no puede faltar a esta cita.
Los entrenadores son siempre intérpretes de lo que los clubes quieren de ellos. Los veteranos, por aquello de conocer las fuerzas de sus jugadores, administran la presión para momentos de la temporada. Vidorreta sabe que lo mejor está por venir y no lo puso todo. Los más jóvenes como Mumbrú prefieren disfrutar que sufrir: pronto cambiará y se propondrá ir a ganar. Ponsarnau, siempre correcto, sin pasión, vive con normalidad sus días buenos y malos, un buen gestor. Pesic, uno de los últimos representantes de la escuela balcánica, dirige desde el esfuerzo. A piñón fijo, con conocimientos tácticos menores. Es más un aglutinador de equipos descarriados que un fino estilista. Siempre será aspirante a títulos, nunca juega flojo. Insisto, trazos gordos y poca finura en el detalle. El del Madrid es diferente, menos crispación con el elenco: en la final cruzó una sonrisa con Campazzo tras una decisión dudosa de éste. No necesita tener jugadores determinantes, los hace día a día. Puede no usar a Caroll hoy, y mañana darle cinco tiros seguidos en dos minutos. Decir que tiene que jugar Reyes aunque no está para ello. Puede jugar un cuarto llevando al silencioso Deck al poste bajo como si fuera su única baza. Quién puede saber si es la hora de que nuestro conocido Causeur sea el mejor jugador del partido o le toca descansar. Y cuáles las diferentes razones por las que Llull y Rudy, no siendo ya lo que eran, clavan un puñal a los contrarios en un momento y se van al banco tan contentos. ¿Conoce alguien las razones por las que el autista Randolph, rarito total, se emplea como uno más? Sin duda, el Madrid es un equipo divertido.
Los jugadores, en su rendimiento, son prisioneros de su entorno, y cuanto más profesionales más lo son. A Mirotic en el baloncesto le pasa lo que a Messi en el fútbol. Se convierte, quiera o no, en responsable de derrotas y victorias. Mal asunto, el cuerpo del jugador blanco aguanta mal ese estrés, y más en el baloncesto europeo. Si el mejor jugador del Barcelona se estruja de esa manera, se equivoca. Capítulo aparte merece Campazzo. Qué pasión, qué condición física. Un buen base de hoy es ante todo un anotador que renuncia a la canasta para dársela a los demás; que defiende a todos los contrarios y que solo tira cuando los demás no pueden. El jugador más apasionante de Europa, que me perdone Larkin. Poco más. Darío Brizuela, un talento desperdiciado. ¿Se imaginan si Navarro hubiese decidido no jugar en serio lo que nuestro baloncesto habría perdido? En la final ante el Madrid salió al campo cuando restaban algo más de dos minutos del primer cuarto y jugó 25. En ese tiempo, defendido siempre por Campazzo, encontró 17 oportunidades para tirar a canasta y anotó 22 puntos. Lástima que el jugador más dotado de la nueva generación lleve una carrera tan errática.
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