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No fue una derrota más. Ni para el Baskonia, casi ya sin opciones de ir a la Copa, ni para Pablo Laso. Salió de la pista de Girona cariacontecido, avanzó cabizbajo por el túnel de vestuarios mientras se despojaba de la americana y no levantó la cabeza hasta cruzar la puerta. Allí mantuvo reunida a la plantilla durante media hora, con lo que alteró el protocolo de la rueda de prensa. Primero intervino el técnico local un Moncho Fernández exultante. Y después salió el vitoriano, que se rascó la cabeza antes de una alocución en la que estuvo mesurado y en la que subrayó la «importancia» de tener «compromiso con el equipo».
«Nos han sobrepasado en energía», reconoció de inicio en su análisis del partido. «Teníamos bajas, era el cuarto partido de la semana... todo esto podría servir de excusa si el equipo hace otras cosas mandatorias bien», lamentó. El Baskonia ya perdía 22-13 después del primer cuarto y estuvo siete minutos sin anotar una canasta en juego. Solo un tiro libre. El parcial fue de 19-1. «Encarar así el partido, sin prestar atención, sin acierto y con esa desventaja ventaja pesa mucho con el estado físico y mental que traíamos. Son cosas con las que te sientes frustrado», consideró.
Laso aprovechó la pregunta lógica sobre el significado de colocar ya casi la cruz en el primer objetivo de la temporada, el mínimo, que es jugar la Copa del Rey, para extenderse sin dejar muy claro su postura. «Hablar de fracasos no me gusta. Es una decepción», valoró. «Yo defiendo que entran los equipos que se lo merecen y nosotros nos la dejamos otros días. Cuando no ganas al Andorra en casa, el partido que perdimos en Zaragoza, este…», prosiguió antes de reconocer que sus palabras eran «más bonitas» que la «realidad».
El vitoriano reconoció que no fue hasta el mes de «diciembre» cuando le habló al vestuario por primera vez de la difícil situación de cara a la Copa. «De ganar hoy podíamos a ver tenido mejores sensaciones para lucharlo al final. Pero es un partido más de la serie», resumió después de un momento críptico. «Hemos estado cerca y lejos. Debemos ser positivos y críticos», dijo. El entrenador pide un término medio a su plantilla tras la debacle de Girona. «No nos podemos hundir ni pensar que vamos a reaccionar porque no vamos a jugar peor». Lo único que reveló sobre su conversación con la plantilla fue «la obligación de transmitir preocupación por un inicio tan frío».
De cara a los próximos partidos, el siguiente este martes ante el Olympiacos, líder de la Euroliga, el técnico deseó «recuperar a los jugadores que no han podido estar». «Son tres titulares», consideró a Sedekerskis, Howard y Kamar Baldwin. Pero parece complicado. El lituano es baja segura, el astro azulgrana viajó a Bolonia y Girona pero no ha podido saltar a la pista y el base está en Estados Unidos por un «problema familiar». Una enfermería a la que se suma Samanic. «Se torció el tobillo en Bolonia. Ha hecho un esfuerzo pero complicado. Esperamos recuperarlo… vamos a ver cuando. Ha fallado dos debajo del aro por falta de fuerzas», manifestó después de divagar sobre el futuro.
«Tengo mi idea», confesó. Pero se la quedó para él. Lo que hizo fue utilizar de ejemplo a Pavel Savkov en una especie de hipótesis más propia de un señuelo para luego advertir que «la confianza no se gana o se pierde por un día». «Se juzgan las trayectorias y el compromiso con el equipo. Que es muy importante. Las cosas pueden salir bien o mal pero tienes que estar comprometido. Hay que mirar hacia delante aunque días como hoy estés jodido», concluyó.
Moncho Fernández, por su parte, destacó la «intensidad, rebote y correr» de su equipo, todo de lo que adoleció el Baskonia. «Ellos no han bajado los brazos» consideró pese a seguir ampliando la ventaja tras el descanso. Antes del partido, el técnico gallego broméo con Laso «¿Sabes a dónde estabas?», le dijo. «Tienen un calendario infernal, con muchos partidos y viajes por muchas ciudades», justificó.
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