Terminó la fase regular ACB sin grandes novedades en la parte alta. Barcelona y Madrid se reparten los dos primeros puestos, no sin alguna variante ... curiosa. La temporada pasada, los blancos fueron campeones con una sola derrota y los catalanes les siguieron con cuatro. Esta, han invertido las posiciones con siete y nueve, respectivamente. Aparte del envejecimiento de los madridistas, los catalanes han tenido el banquillo mucho más largo. Se aprecia que en algunos pasajes de la competición ambos aflojan para llegar al final con combustible.
El resto de la temporada ha sido apasionante. Ver descender a Burgos y Andorra, que en el ejercicio anterior terminaron sextos y décimos, demuestra lo efímero que es el pasado en nuestro deporte. Los burgaleses perdieron al entrenador más relevante de la nueva generación. Peñarroya creció viajando a Valencia y todo se vino abajo. Viendo las actuaciones del presidente burgalés tras la derrota final, no me cabe duda de que los nervios se han comido al club. El gran error ha estado en la gestión con el banquillo. Primero fue Tabak, sin recorrido alguno en nuestro pais; le siguió Maldonado, uno de los más talentosos de los entrenadores veteranos, pero poco apropiado para ejercer de bombero. Al final, se remató con la apuesta tardía de arrebatar a Olmos del Breogán, donde lo estaba haciendo muy bien. Las dos partes se equivocaron. Los andorranos en un momento consideran que Ibon Navarro había extraviado el discurso con el grupo. Nada que objetar. El grave error es dejar a un ayudante, al cual no le queda más que acogerse al buenismo. Luego, llegan los nervios y recurren a un experto como Quintana. No llega a tiempo. Se caen dos buenos proyectos. Hubiera preferido que hubieran sido otros, pero los méritos se suman ganando partidos.
Se impone el jugador anotador y fuerte, de los que, por desgracia, no hay en nuestro país
En un baloncesto de pocos proyectos sólidos en la clase media, todo queda en manos del acierto de los secretarios técnicos y la búsqueda de joyas ocultas que, por poco dinero, den un salto de calidad: Musa en Breogan (20 puntos por partido); Moneke, el terremoto de Manresa; el bético Evans, un 'maquina' que le vendría muy bien al Baskonia; Taylor, Feliz, Emegano, Goudelock, Inglis y alguno más, todos éxitos del jefe de despensa de cada club. Se impone un jugador anotador y fuerte, de los que por desgracia no hay en nuestro país.
Los mejores equipos de la fase regular han sido Manresa y Joventut. Los del Bagés, por su baloncesto vibrante, de transiciones rápidas y rebote efectivo. Han jugado el baloncesto más variado, lo que les ha permitido vencer a los dos grandes a domicilio. El equipo de Badalona es el último representante del más puro estilo español. Tiene jugadores con arraigo, une cantera y figuras repescadas y completan el año como campeones de España júnior. Lo dicho, un diez al club. En Tenerife, Vidorreta juega primorosamente el 2X2, y la espera de los tiradores en los desequilibrios, la belleza de lo fácil. Bilbao ha puesto las bases para iniciar el asalto a la consolidación como equipo de play off. Sito Alonso ha aportado a Murcia una personalidad propia.
Valencia y Baskonia, los hermanos pobres de los ricos, no han competido entre sí. Los mediterráneos han sido mejores mientras a los alaveses les ha pesado mucho no tener una plantilla mas larga. El Unicaja ni está ni está ni se le espera. Hace años que repite plantilla con diferentes entrenadores y la cosa no va. La mejor solución seria, como hacen en NBA, abrir las ventanas y dejar correr el aire..
El resto, los que se han salvado de la quema en el último momento, deben ir al rincón de pensar y acertar a distribuir bien el poco dinero del que disponen. No olviden que solo cuatro equipos de ACB tienen para plantilla alrededor de 10 millones de euros. Otros tantos no llegan a 2 millones.
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