Mannion dirige el apetito del Baskonia

El Baskonia, destemplado en la primera mitad, se puso por delante desde el primer minuto. Llevó el ritmo del encuentro y puso distancia en el marcador enseguida (13-5, minuto 5). Nico Mannion dirigía a los suyos imponiendo el ritmo en ataque y Miller-McIntyre, en defensa. Hasta que las sustituciones en el quinteto enfriaron a los azulgranas ante la tropa corta de los maños, más rodada y con Mark Smith como fuente anotadora (10 tantos en la primera mitad).

Con la ayuda del exazulgrana Miguel González (9) y Santi Yusta (se fue hasta los 19), el Zaragoza se agarró al partido (27-26, min. 14) hasta el regreso de Mannion. El base italiano agarró las riendas, dirigió el parcial de 8-0 que hizo despertar a los suyos y exhibió una notable conexión con Moneke, que al descanso ya estaba en 12 puntos, 8 rebotes y tres gestos para levantar a la grada, claro líder de dicha estadística. Menos dado a gesticular, el base fichado de la Virtus Bolonia de Scariolo puso la puntilla desde el triple para cerrar el segundo cuarto. 50 puntos a favor sin la fluidez ideal en el ataque. El apetito ofensivo sigue siendo la seña de identidad de la escuadra de Peñarroya.

En la reanudación, el Baskonia acabó de imponer su superioridad en el rebote (41-31) para acabar de romper el encuentro. Entre el goteo de puntos de Howard y un par de buenas de defensas, el Zaragoza se quedó sin respuesta. Entonces llegaron los primeros destellos del debutante Rogkavopoulos y el eficiente catálogo de Costello, que con dos triples consecutivos disparó el marcador hasta el 76-52 (minuto 29). Queda por esclarecer si los 14 puntos en los que se quedó el conjunto maño en el tercer periodo son fruto del rigoren defensa del cuadro vitoriano o de la superioridad física con la que los azulgranas se fueron hasta los 16 rebotes ofensivos.

En el último cuarto, el Baskonia se atascó en los 85 puntos durante tres minutos, lo que le impidió alcanzar la centena. Fue Howard quien quitó la tapa del aro para terminar como máximo anotador (18) azulgrana en un día especialmente aciago para Kotsar, que no cogió el tacto con el balón en ningún momento del partido y falló más de lo debido.

En el polideportivo de Estella, generó expectación la participación del joven Ousmane Ndiaye. El ala-pívot tuvo un impacto positivo en los tres minutos que dispuso entre el primer y el segundo cuarto con cuatro puntos de palomero, dos rebotes y un tapón antes de ser sustituido. Le preocupaba a Peñarroya el balance defensivo del equipo en general y el escaso uso de las faltas, tanto que tuvo que pedir dos tiempos muertos por acciones muy concretas para fulminar con la mirada a sus jugadores. Dejan Kravic se puso las botas, 18 puntos, a base de correr la pista sin casi oposición.

Cuando más vociferó el entrenador del Baskonia fue para pedir que el balón le llegara en el poste bajo a Khalifa Diop, en una de los aspectos que más pueden variar de una temporada a otra. Los azulgranas manifiestan un juego interior más físico, musculado y enérgico que debe ser de mayor utilidad en ataque. Especialmente en días en los que hombres como Howard    (2 de 10) o DaniDíez (1 de 4), abroncado por Peñarroya en varias fases de duelo, no estén inspirados desde la larga distancia. Los minutos de juego más sólidos del Baskonia llegaron con la dupla Kotsar-Diop. Por contra, el por ahora temporero Hugo Besson lució algo desorientado aún.

Aunque ante un Casademont Zaragoza con un quinteto ilustre de baja (Jovic, Bell-Haynes, Emegamo, Samanic y Okafor), la mejor conclusión fue regresar a Vitoria sin ninguna lesión reseñable más allá de las molestias de tobillo de Raieste, que, por precaución, volvió a quedarse sin jugar como el pasado viernes ante el Palencia.