Así juega el Zalgiris: Herederos por derecho propio

Salto inicial ·

Sustituir a Jasikevicius no era tarea fácil para un histórico Zalgiris, que busca crecer como Club, en mayúsculas

Martes, 15 de diciembre 2020, 01:39

Las herencias son de esos regalos que tienen dos caras. Quien la recibe muestra cierta mueca de satisfacción al mismo tiempo que se pregunta qué ... y cómo hará con lo heredado. Una herencia representa siempre un ciclo que acaba y otro que comienza. Por un instante, el pasado se materializa para más tarde acomodarse de nuevo donde es su sitio adjudicado, el ayer.

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Sustituir a Jasikevicius no era tarea fácil para un histórico Zalgiris, que busca crecer como Club, en mayúsculas. Una trayectoria como la suya debía tener como respuesta un entrenador que comprendiera dónde llegaba y, sobre todo, cuál sería su propuesta para seguir desarrollando un proyecto deportivo de garantías. Martin Schiller aterrizó en Kaunas con sus bien valoradas credenciales en un proyecto que mima su talento hace décadas: un proyecto mejorará en la medida que lo hagan sus jugadores uno a uno.

Pensará que esto puede sonar a algo romántico, pero no es menos cierto que el resultado de la suma de cada progreso individual es mucho más valioso que la simple suma en sí. Así que a un entrenador con experiencia en la liga de desarrollo de la NBA se le entrega el reto de hacerlo en un entorno donde se habla desde hace tiempo el idioma del baloncesto, Lituania.

Es Schiller de esa estirpe de entrenadores que el sonido que mejor interpreta es el del balón en la pista y el rechinar de las suelas de las zapatillas sobre el parqué. Vale todo lo que suceda en la cancha, en especial en esos íntimos momentos donde se preparan las soluciones para ser competitivos, los entrenamientos.

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Zalgiris mantiene el mismo espíritu de lucha, que entiende que el esfuerzo y los conceptos defensivos tienen siempre premio si están alineados y que en ataque el talento de sus jugadores junto a comprender dónde se encuentra la ventaja del mejor tiro son sus principales virtudes. Ser de los mejores equipos en porcentaje de acierto en la Euroliga es una certeza evidente de este estilo.

Hablar de herederos es hacerlo de un chico de apenas 20 años, Jokubaitis, que encarna este espíritu de mejora de Zalgiris. Un talentoso escolta con el carácter y espíritu que requiere el basket actual: no renuncia a nada, asume responsabilidades como quien lleva unos años en este deporte y sabe que rodeado de jugadores como Walkup, Grigonis, Hayes o Lauvergne, entre otros, tiene todo por aprender de este oficio. Y, sobre todo, la mejor lección que un joven puede incorporar a sus habilidades: que ser generoso y esforzarse vale más que la brillantez de un momento puntual. Jokubaitis es el reflejo de este Zalgiris.

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Equilibrio interior - exterior

Es un equipo más equilibrado gracias al peso incorporado en su juego interior, con un Lauvergne que domina los registros de un grande que sabe jugar -espacios, pase, jugar por encima del aro y rebote- y un Rubit que aporta el músculo necesario para sostener el esfuerzo físico del equipo. Esto se palpa en la defensa, agresiva en todas sus líneas, y en una mayor capacidad de rebote que se premia con una transición peligrosa.

En ataque el juego tiende a orientarse hacia sus exteriores, con un Walkup que marca con su tempo y visión quién, dónde y cuándo ejecuta la orden; y un atinado Grigonis que aporta su madurez exterior desde el tiro de 3 y su capacidad para jugar 2x2 con un poste. Siempre bien protegidos por jugadores que esperan su oportunidad desde el juego sin balón, en especial un peligroso Hayes y los silenciosos Milaknis y Jankunas. Todos se buscan y todos se encuentran. Y eso no es fruto de un día, sino de una manera de entender este juego.

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