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Fournier es una de las muchas amenazas que presenta el Olympiacos. Igor Martín

Tiempo que no sobra en el Pireo

Tras quedar a dos pasos del título el año pasado, Bartzokas juega con la presión de no fallar en un nuevo asalto al trono continental

Martes, 30 de septiembre 2025, 00:20

Recién pulsar el botón de 'iniciar' hay algo que de pronto se torna de otra dimensión: el tiempo. Parece que hace 'nada' la Euroliga daba ... sus últimos coletazos y con ellos aquel deseo inalcanzado de lograr el objetivo. Unas semanas después –parece que apenas fue antes de ayer– estamos ante una nueva edición que se alza con mucho énfasis. El tiempo, eso que deseamos cuando tenemos ante sí algo que se quiere especialmente, no deja de ser un bien escaso.

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En el caso de los entrenadores, más aún. Tiempo es lo que demandan cuando tienen un nuevo equipo ante sí; tiempo para conocerse, tiempo para ir plasmando las nuevas ideas, tiempo para acoplarse, tiempo para los matices, tiempo para elevarse ante el proceso y el desarrollo del grupo. Un tiempo que me temo que Georgios Bartzokas no va a tener a tenor de cómo se ha configurado su plantilla y, sobre todo, para no quedarse a un paso del objetivo de ganar la Euroliga. Tiempo que se construye desde hoy, no como una elipsis que te transporte porque sí al mes de mayo. El partido de hoy cuenta tanto como los finales.

Este Olympiacos simplemente ha tratado de complementar su espina dorsal para dotarse de un cuerpo más sólido, para ser más competitivo y para que permanezca en todo momento en lo más alto. Al eje Walkup-Dorsey-Vezenkov-Papanikolau-Fournier-Peters-Fall-Milutinov (casi nada) se le ha unido el talentazo y el físico de jugadores como Saben Lee, Ntilikina, Tyson Ward, Kostas Antetokoumpo y Donta Hall. Todos conforman una plantilla que realmente asusta. Tienen bien asumido que el basket de élite europeo se va a regir por una cantidad amplia de jugadores en escena que permita que las rotaciones que se puedan dar, y se darán, a lo largo de la temporada, puedan mantener el nivel máximo. No se conforman con llegar a la Final Four o pelear en la final. Quieren el título, punto y final.

Su juego no cambiará un ápice, son ya seis los años que Bartzokas. Tampoco es intocable el técnico si no alcanza los objetivos mínimos una plantilla que derrocha calidad, talento, físico y ambición de victorias. En la Atenas bipolar, responde con fuerza el Panathinaikos. Puede que en el Pireo alguien diga: 'Si con él no llegamos a ser casi imbatibles, lo hará otro'.

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El Olympiacos presenta ese juego físico pleno de intensidad, de calidad y experiencia, con una media de 30 años. Pero también asoma la valentía de la nueva hornada de juventud ambiciosa y descarada de Ward y Lee en especial. El problema será no tanto cómo parar a su variado y versátil luego en ataque, con Vezenkov como imán especial al que todo el equipo mira, como tratar de superar su exigencia física cuando toque defenderlos.    Su éxito pasará por la capacidad de Bartzokas en que todos pasen por el compromiso defensivo. Al equipo le faltó el año pasado 'un poco' para llegar al objetivo final, el mismo 'poco' que se convertirá en el argumento primordial para que esta temporada no haya dudas. No les bastará con ganar, les resultará imperdonable perder. No hay tiempo que esperar.

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