Romper tendencias
Salto inicial. ·
El Madrid y el Valencia se citan en la final de la ACB con estilos contrapuestos: los blancos se sienten cómodos en estático y los taronja buscan un ritmo vertiginosoComo quien se asoma a una puerta para dar una sorpresa, romper tendencias suena siempre bien. Es tan recomendable como cuando sacudimos un árbol para ... que caiga algún fruto de más, una muesca vertical en una raya horizontal, un color en un espacio en blanco y negro. Que pase algo nuevo.
Son pocos los equipos que echando la mirada atrás a las últimas diez temporadas, han roto la tendencia del Real Madrid y del Barcelona en las finales de la ACB: sólo nuestro Baskonia, UCAM Murcia el año pasado y ahora el Valencia Basket. Todos merecidamente, por cierto. Valencia Basket lleva años tratando de dar ese paso en su escalón particular hacia la élite del basket europeo. Ahora con el regreso de Pedro Martínez -por cierto, el entrenador que logró el único título que ondea en la vetusta Fonteta, precisamente frente al Real Madrid- vuelve a romper este bipartidismo.
Si durante esta temporada ha seguido la ACB, probablemente una de las mejores noticias sea el papel del Valencia Basket. Equipo más valorado, con más anotación, con la mayor diferencia entre puntos anotados y encajados, lidera los rebotes y las asistencias, así como el número de triples lanzados por partido, el número de posesiones por partido y el mejor ataque efectivo. Pocas casualidades en el papel de este equipo en esta temporada, más bien comprender las causas por las que ha llegado a esta final.
Los números están ahí, también la manera de conseguirlo. Valencia Basket ha 'roto' la manera de jugar en esta temporada. Equipo vertiginoso, desde la mentalidad, una de las palabras más empleadas por su entrenador en sus declaraciones, que 'explota' velozmente al campo contrario en cuanto tiene la posesión, que presiona tras canasta y que en cuanto sus jugadores tienen un metro de distancia con su defensor, la orden es clara: ¡tira!, a la que sigue «el resto al rebote de ataque». Ritmo es la palabra clave, velocidad de desplazamiento y de ejecución, ambas. Una es correr y desplazarse rápidamente, la otra es hacer cada movimiento a la máxima velocidad posible, con el pase como hilo directo. Velocidad, ritmo, espacios, mentalidad, el Valencia Basket ha entendido esta manera de jugar muy NBA, y la ha ejecutado a la perfección en esta temporada -salvo algunas excepciones, claro-.
A nivel competitivo, una de las mejores noticias de la temporada ha sido el papel de los taronja
Enfrente, un Real Madrid que ha llegado en buena dinámica a esta última semana de la temporada. Tras una campaña sin títulos -hasta ahora- y el bajonazo por su no entrada en la Final Four de la Euroliga, el equipo mostró dudas y algún que otro recelo. Pero conforme ha aumentado la exigencia final en este play off, se ha conjurado en llegar al máximo, como le exige ese escudo tan reconocido. De menos a más, ha recuperado a Campazzo, mantiene el otro liderazgo de Hezonja, ha incorporado a Tavares, Llull y Musa en sus roles decisivos desde el interior y el exterior, y maneja las rotaciones necesarias para que el equipo compita, sin florituras, con la máxima intensidad (demasiada casi siempre), con un papel destacado de Feliz, Abalde y Garuba.
Hay tres claves en esta final: una, el ritmo. El Madrid es un equipo cómodo en el 5x5, asegurará la eficiencia de cada posesión, Valencia todo lo contrario, querrá llevar un ritmo vertiginoso que no llegue a los 20 segundos, a más posesiones más ventaja para el Valencia y viceversa. Otro, el control del rebote, sobre todo quien equilibre mejor el rebote ofensivo/defensivo; y finalmente el rendimiento tras pérdidas, unido al porcentaje de acierto. Dos estilos intensos, pero diferentes en ejecución. ¿Cuál será la tendencia?
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