Suele acompañarme todos los días un pequeño cuaderno con hojas en blanco, con un lápiz en su interior. Lo hago para cuando surja una idea, ... una frase que reflejar o hacer realidad un dibujo que en la cabeza era solo un garabato, lo pueda realizar casi al instante. Poco más necesito, un banco en la calle, o mejor una mesa y una silla en un café, y unos cuántos minutos para ponerme a ello, y que quede como deseo.
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Tenga por seguro que bajo las luces que alumbran las oficinas de las altas esferas de los equipos de baloncesto también hay cuadernos, apuntes, listas, informes que diariamente son completados, con notas al margen, con algún tachón de por medio y nombres subrayados con el verde fosforito del «este, sí». Quiero imaginar una mesa redonda de despacho con varias sillas donde esas hojas se convierten en debates sobre una pizarra en la que se diseñan plantillas, muchas de ellas que responden al plan A, B, C y quizás alguno más. Planes imaginados, nombres y cifras de contratos, pros y contras, estadísticas.
A día de hoy, el Baskonia aún no tiene entrenador, oficialmente. Ni toda la plantilla, tampoco. ¿Preocupante? Diría que internamente no, lo es más entre los seguidores. ¿Es normal? Diría que sí, por los hechos pasados y porque los mercados son tan dinámicos en estas fechas que hay que esperar a ese momento en el que el quién, el cuánto y el cómo se alineen, y fácil parece que no es, por mucho que los rumores, las filtraciones y las ilusiones nos alimenten los días del verano.
No vale con un nombre, importa una plantilla para ser de nuevo un equipo ilusionante
Hay dos únicas certezas en este sentido: las temporadas tienen inicio y final y las plantillas nunca se repiten. En realidad, todo es un continuo durante todo el año donde el resto son decisiones que se toman en el tiempo, que no quiere decir en 'este tiempo'. Decisiones que toman el camino de la mejora colectiva e individual, que se formulan desde la complejidad de ser conscientes de que hay aspectos externos que nunca controlarás. Desear, querer y poder parecen sinónimos pero no lo son.
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Hay una intensa relación entre tres partes: proyecto de club, entrenador y jugadores. Todas se relacionan entre sí porque todas influyen las unas sobre las otras. La predominante será la del club, su identidad, estilo y modelo. La intención seguirá siendo la de marcar una línea que aúne competitividad y máxima exigencia diaria con el desarrollo y mejora de jugadores para el 'mañana'. A partir de aquí quien comande el grupo sabrá a qué atenerse y a qué adaptarse. Ambos estilos, el del club y el entrenador, deberán confluir para que las expectativas y los resultados se ajusten al máximo. Este será el éxito. Y los jugadores también se alinearán a estas líneas trazadas en busca de un equilibrio perfecto entre lo individual y el colectivo, bisoñez con experiencia, siempre con el talento y la ambición como pilares básicos de cada decisión a tomar.
Si hubiera que elegir entre planes y adaptación, el Baskonia probablemente elegiría la segunda. Los planes recogen una visión deseada, con mucha información, pero a veces son tan rígidos que una mera circunstancia puede hacerlos saltar por los aires. La capacidad de adaptación en cambio te exige la misma cantidad de información y una línea a seguir para continuar siendo coherentes con tu idea inicial.
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Adaptarse exige tiempo, habilidad y trabajo de la misma manera que el tiempo tiene que empujarte a reaccionar. Este tiempo ha de concordar con las ideas que trazas en ese cuaderno repleto de notas, en esa pizarra con piezas con forma de jugadores y entrenadores que han de cuadrar en su conjunto. No vale con un nombre, importa una plantilla para ser de nuevo un equipo ilusionante.
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