Jasikevicius sigue siendo base
El lituano lidera con visión, firmeza y, a veces, cierta ferocidad para conseguir algo tan difícil como complementar los roles de cada jugador en beneficio del colectivo
Uno nunca deja de ser base. Por mucho que después del aprendizaje, la formación, la necesidad de buscar el equilibrio total y la complementariedad con ... otros perfiles que te acompañen en el futuro, si eres base, lo eres para toda la vida. Sarunas Jasikevicius era base y sigue siendo base. Un base que, más allá del carisma necesario para dirigir un grupo en la cancha, no solo interpreta lo que sucede en ese preciso momento en el campo, sino que llega a intuir lo que puede suceder un instante después y provocarlo, llevar al grupo ahí y hacer lo posible por convertir en realidad esa visión. Es un ligero matiz entre dirigir o liderar. Precisamente por eso toma con firmeza el bastón de mando de su equipo. Porque liderar tiene que ver con visión, firmeza y a veces también con cierta ferocidad en sus actos, que solo quien le conoce bien llega a aceptar, mientras al resto incomoda.
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Los partidos con Jasikevicius toman siempre una firme dirección, clara, sin dudas y, digámoslo, sin tonterías. Es lo que hay. Y es consciente además de que el resultado no es llegar en las mejores condiciones y con opciones a los segundos finales sino que cada situación, cada posesión, cada lance del juego sea una pieza más que se construye sobre la anterior, para que la victoria sea suficientemente sólida sin esperar al final. A Jasikevicius no le vale con ganar al final, quiere ganar en cada situación hasta llegar a la victoria final. Y le avalan los resultados. Los registros del Barça en esta primera vuelta son intachables: tiene el mejor porcentaje de triunfos de los últimos años, lidera puntos, rebotes, asistencias y porcentaje de acierto de 3. Son números al alcance de muy pocos equipos en los últimos años, ya que lideran prácticamente los aspectos esenciales del juego colectivo. Recordemos que los números son siempre una consecuencia de lo que sucede en el campo, luego ya no sólo puede legitimar su trabajo sino que es una certeza de que la propuesta ganadora de este Barça es total.
Ha hecho mejores bases a Jokubaitis y Laprovittola para cubrir la baja de un jugador diferencial como Calathes
Pero no todo es lo que las cifras expresan. Hay un punto más a tener en cuenta en este Barça. Ya no solo sus jugadores referentes toman la responsabilidad que su nombre, su recorrido, su camiseta reclaman para sí y aceptan bajo esa presión de la mirada extra de los aficionados. Cada jugador sabe y ejecuta su plan en su espacio del juego, haciendo lo que debe hacer, cuando lo debe hacer y como lo debe hacer. A quienes nos ha tocado dirigir grupos sabemos lo difícil que es marcar roles, dentro de las personalidades individuales de cada persona, pero lo es más que esos roles se complementen entre sí en beneficio del colectivo. Ésta es la tarea más compleja de un líder: que la combinación de pequeñas parcelas del juego, ejecutadas por jugadores individuales, beneficien al conjunto. Mirotic sabe qué debe hacer, cuándo y en qué espacio del campo. Lo sabe él y sus compañeros que le encuentran en ese espacio-tiempo concreto. Kuric sabe lo que debe hacer y el equipo le busca precisamente ahí. Davies sabe dónde puede percutir a la defensa rival y el equipo le busca ahí. Oriola sabe su rol, lo hace y el equipo sabe que estará ahí. Y así con todos, sin excepción.
Y, como base que es Jasikevicius, un detalle más es su mirada a sus bases: ha mejorado a Jokubaitis, que llegó como promesa y hoy ejecuta a la perfección lo que mejor sabe hacer, ser vertical e intenso; ha mejorado a Laprovittola hasta convertirlo en mejor tirador y mejor defensor. Ambos han cubierto la baja de Calathes, que era diferencial en sí mismo, y lo han hecho siendo mejores bases de lo que eran. Y eso solo estaba al alcance de un base que quiere seguir siendo un mejor base.
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