La Euroliga como analgésico
El Baskonia recibe al Bayern en el primer partido del año en el Buesa, termómetro del ánimo de la afición tras el descalabro de Lugo
El escenario de lujo de la Euroliga regresa al Buesa Arena como el llanto de un bebé a media noche. Con la obligación de atenderle ... como es debido, pero con las ganas de seguir refugiado bajo las sábanas. El Baskonia reaparece ante su público en el primer partido del año como local con la necesidad de dar la cara tras acabar de abrir de para en par la profunda hemorragia que le acompaña desde el principio del curso. Desarbolado en todas sus líneas, sin recursos ofensivos y, mucho menos, defensivos, más allá de individualidades, el descalabro de Lugo solo sanará con el paso de los días.
El Baskonia necesita ganar tiempo, no solo para entrenar, como le gustaría a Spahija, si no para recuperar la identidad del equipo competitivo que alardea ser. A punto de recibir un jaque mate para la Copa del Rey, la Euroliga parece un buen analgésico para recuperarse. El valor de una victoria continental trae consigo una dosis de confianza y aire fresco necesario para afrontar el partido definitivo del domingo contra el San Pablo Burgos. Aunque se espera un duelo muy distinto al de Múnich en la primera vuelta, con victoria de la mermada expedición visitante gracias a los 30 puntos de Baldwin y los 40 minutos de Costello.
Con las ganas de mostrar la «calidad, profundidad de plantilla, energía y velocidad» con la que Trinchieri describió ayer al conjunto azulgrana, el Bayern se antoja como un rival accesible para ello. Sin un gran poderío en el juego interior, pívots de corta envergadura y capacidad física y una racha de una sola victoria en cinco partidos. Aunque eso sí, con los roles mucho más definidos y un estilo más pragmático.
En el lado vitoriano volverá a jugar Lamar Peters. El base estadounidense deberá aprovechar cada uno de sus minutos en la Euroliga para convencer a la dirección deportiva de que su esfuerzo y compromiso merecen continuar hasta final de temporada. Aunque tenga que prescindir de él en la ACB debido a su ficha como extracomunitario.
Marinkovic vuelve a entrenar
De esta manera, Spahija recuperará su innegociable monocultivo de la rotación de diez jugadores. En ella podría entrar Marinkovic, que ayer tarde realizó su primer entrenamiento con el grupo tras superar el Covid, aunque su estado de forma no es todavía el ideal. Asentado como uno más y con facilidad para ver el aro está Alec Peters, que se llevará su primera ovación como azulgrana. Está por ver de cuántas personas, aunque a buen seguro que la entrada en vigor de la restricción del 50% del aforo no influirá en la asistencia de esta noche. Un buen termómetro para ver el ánimo de la afición con un equipo con el que no gana para disgustos.
El club busca completar su juego interior con vistas al futuro
El perfil anhelado por el Baskonia le impide fichar un pívot de forma inmediata. Comunitario o con pasaporte cotonou y con proyección de cara a las próximas temporadas. Petr Cornelie, al que el club le trasladó una oferta con varios años de contrato, encajaba como un guante, pero el francés optó por dar calabazas por segunda vez para seguir en Estados Unidos. En las primeras páginas de la agenda azulgrana aparecen otros dos nombres. El de Ismael Bako se difumina con el paso de los días. Su cláusula de salida en Manresa es cara y el jugador está muy a gusto en la comarca catalana del Bages. Algo más asequible es la opción de Maik Kotsar, del Hamburgo, aunque el Baskonia aún no ha puesto toda la carne en el asador para incorporar al estonio. La dirección deportiva azulgrana sigue muy atenta al mercado de la NBA, que se cerrará el 10 de febrero y podría deparar algún agente libre de cierto interés azulgrana. Tras la ampliación del plazo para inscribir jugadores en la Euroliga hasta el 23 de febrero, existe margen para incorporarlos pero el tiempo y el ritmo frenético del calendario corren en su contra.
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