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El Baskonia afrontará el próximo domingo uno de sus últimos partidos en el pabellón Fuente de San Luis. El anfitrión, el Valencia Basket, está en ... época de mudanzas. Si el plan de obra se cumple, a partir del próximo septiembre estrenará nueva casa, el suntuoso Roig Arena. El traslado es sinónimo de una vuelta más de tuerca en la ambición del club taronja, espoleada, y pagada, por la pasión baloncestística de Juan Roig, su propietario. El dueño de Mercadona y empresario todopoderoso en la comunidad valenciana ha invertido de su propio bolsillo 280 millones de euros para alzar un multiusos con capacidad para 15.600 personas para un partido de baloncesto y que puede alcanzar alrededor de las 18.000 en otro tipo de acontecimientos.
El plan es que el recinto tenga una actividad intensiva durante todo el año. Partidos de baloncesto, pero también conciertos y todo tipo de actividades culturales. De momento, la Generalitat valenciana ya ha pedido a la Liga ACB que el Roig Arena acoja las próximas tres ediciones de la Copa del Rey, el torneo que no pasa por Vitoria desde 2017.
En Valencia, el escenario baloncestístico se amplía para ganar músculo económico y repercusión social, un argumento calcado al que en su día hizo suyo el Baskonia para trasladarse desde el polideportivo de Mendizorroza hasta el entorno de Zurbano, donde el hoy Buesa Arena ha sido objetivo de sucesivas ampliaciones hasta las 15.504 localidades actuales. Los dos clubes se han marcado desde cerca desde hace casi tres décadas, siempre con varios cuerpos de distancia a favor de la entidad vitoriana en su proceso de consolidación en la élite nacional y en el panorama europeo.
El Valencia ha ejercido de perseguidor de la entidad que preside Josean Querejeta, una amenaza en la lucha por ser el club que discute la jerarquía histórica de Real Madrid y Barcelona. Ahora, la sensación es que la distancia se acorta entre baskonistas y taronjas. La capacidad del club azulgrana para optimizar presupuestos más bajos no es infalible y el peso económico de la entidad taronja gana terreno en un baloncesto actual que pide plantillas de talla XXL para resistir calendarios cada vez más cargados.
El pulso entre ambas entidades se mantiene en la presente temporada. El equipo de Pedro Martínez propinó una tremenda bofetada a los de Laso en su visita del pasado 1 de diciembre (91-116) y el domingo recibe a un visitante muy necesitado desde una cómoda tercera plaza. Siete triunfos separan a los dos equipos en la clasificación ACB, aunque un vistazo el rendimiento continental de alaveses y valencianos en el presente curso da para reparto de sinsabores. El Baskonia ha quedado lejos de los mejores en una Euroliga que no ha perdonado su inconstancia y su inmadurez. Por su parte, el Valencia Basket vio frustrada su ambición de ganar la Eurocup tras caer en semifinales ante el Hapoel Tel Aviv.
La vía transitada en los últimos años por el club taronja para acceder a la próxima Euroliga quedó cerrada para un club que siempre ha defendido los méritos deportivos para ganarse una plaza enla primera competición continental. Es la paradoja que, en un futuro próximo tendrá que afrontar un Valencia Basket que está entre los clubes favoritos para recibir una invitación para la próxima edición de la Euroliga. En un contexto en el que la NBA amenaza con la puesta en marcha de un torneo propio de la mano de la FIBA, la Euroliga planea una expansión a veinte participantes.
Todo apunta a que se abrirá el abanico de las licencias temporales y la entidad valenciana tiene todos los boletos para entrar entre los elegidos. En el núcleo duro de trece socios fundadores de la Euroliga permanece el Baskonia, con una licencia A que, sobre el papel, se mantendrá vigente durante la próxima década. Eso, si la NBA y su plan de invasión no rompen la unidad de los clubes propietarios.
Más allá de la competencia de la NBA y la FIBA, la Euroliga avanza en la búsqueda de grandes mercados y nuevos socios con presupuestos cimentados en sólidas fortunas.
Sin embargo, la experiencia indica que el Valencia Basket sufre para adaptarse a las exigencias de una Euroliga en la que el Baskonia lleva un cuarto de siglo de participación ininterrumplida con una línea general de regularidad y una serie de hitos –cinco Final Fours y un play off final disputados– que el club taronja no ha vivido. La incógnita se centra en qué salto en la inversión puede afrontar Juan Roig en caso de lograr el objetivo de echar raíces en la Euroliga. De momento, su aportación como mecenas, compartida con su esposa Hortensia Herrero, sigue siendo clave para sostener al Valencia Basket.
En la Junta General de Accionistas celebrada en diciembre, el Valencia Basket aprobó un presupuesto récord de 27,5 millones de euros. Según la información aportada por el club, se destinan ocho millones netos a la primera plantilla del equipo masculino y poco más de un millón al equipo femenino. En ambos casos, no se contabilizan los gastos fiscales, salarios brutos de personal y cuerpo técnico y posibles primas. El matrimonio Roig-Herrero aporta la suma de 19,7 millones de euros.
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