Todo por la patria
'El sexto hombre' es una newsletter de EL CORREO exclusiva para sus suscriptores que cada semana hace un repaso a la actualidad del Baskonia. Si quieres comenzar a recibirla en tu correo electrónico suscríbete aquí
El receso impuesto por la disputa de la Copa del Rey y las ventanas FIBA da para mucho. Tras el triunfo del Unicaja de Ibon Navarro ... , tocaba prestar atención a los diversos torneos clasificatorios de selecciones para acceder a citas como el Eurobasket, la Copa América, el Afrobasket o el todavía lejano Mundial de 2027. El menú tenía de todo; uno podía pasar el rato con un Azerbaiyán-Irlanda o un Kosovo-Suiza o matar la curiosidad con duelos correspondientes al clasificatorio de la Asiacup como el Nueva Zelanda-Filipinas o un Indonesia-Corea. La selección española, con el pase a la próxima cita europea ya garantizada, se aplicó más bien poco en su derrota ante Letonia (83-66) y pasó el trámite de ganar a Bélgica (59-52). Entre medias, surgieron las voces de Xabier López-Aróstegui y Juancho Hernangómez para reclamar más presencia de los jugadores españoles en los clubes de la ACB. El alero del Valencia Basket catalogó incluso de «vergüenza» que haya equipos en la máxima categoría del baloncesto nacional que no tengan en sus filas jugadores nacidos en territorio español.
Imagino la sonrisa comprensiva de muchos directores deportivos y secretarios técnicos de los clubes ACB ante semejante defensa del producto nacional. Si fuera por alusiones, el Baskonia podría pedir turno de réplica ya que no cuenta en sus filas con español alguno. Al menos, el técnico azulgrana es vitoriano, sus asistentes cuentan con pasaporte español y el presidente del club nació en Lazkao (Gipuzkoa). Sospecho que no es suficiente label patrio como para tener contentos a algunos actores del baloncesto en este país. Cabe también imaginar algún reproche al jugador de Getxo por no hacer su crítica extensiva a las competiciones adscritas a la Federación Española de Baloncesto, donde impera la misma normativa de cupos que condiciona por completo la política de fichajes.
Los buenos conocedores se la saben de carrerilla: un mínimo de cuatro jugadores formados localmente, un máximo de dos extracomunitarios –léase estadounidenses– y el resto, baloncestistas comunitarios. Es decir; europeos o con pasaporte vinculado a un país que haya suscrito el tratado de Cotonú. Recordemos que este complejo marco fue acordado por la Asociación de Clubes, la Federación y el sindicato de jugadores, esa Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP) que acostumbra a recordar cada cierto tiempo el bajo porcentaje de jugadores españoles en la máxima competición nacional. Aquella entente data del verano de 2014. Tres años antes, se había acuñado el concepto de jugador formado localmente. El mismo que viene a decir que ya no importa dónde nazcas, sino que pases un determinado tiempo de tu fase de crecimiento baloncestístico en un club ubicado en territorio español. Recordarás que después de firmar aquel pacto el Baskonia hizo público el fichaje de Maciej Lampe, polaco de nacimiento, madridista de formación y, por lo tanto, 'nacional' a todos los efectos. Aquella fue una jugada de anticipación magistral.
El modelo permanece fijo desde hace una década sin hacer demasiado caso de los cambios en el mercado baloncestístico. En varias ocasiones, los clubes han tratado de abrir el abanico de jugadores americanos. Pongamos tres en vez de dos, venían a proponer. Federación y ABP siempre se han cerrado en banda, como quien teme una invasión que ponga en peligro los débiles cimientos del vivero autóctono. Mientras, el sistema tiene sus dobles fondos, los mismos que propician que jugadores nacidos en Estados Unidos abracen la bandera de países distantes para poner su calidad y talento a cambio de una ciudadanía que les convierta en 'europeos' o 'cotonús'. Todo por la patria.
El Baskonia tiene sus ya conocidas limitaciones económicas a la hora de construir plantillas y no siempre se puede hacer magia para cubrir las cuatro plazas del cupo de formación. El jugador nacional es una pieza siempre cotizada, ya sea por su calidad intrínseca o por ese marco de contratación que provoca la inflación. Al fin y al cabo, también es un bien cada vez más escaso. La entidad azulgrana puede ir al mercado y pedir precio por un baloncestista español para acto seguido echarse las manos a la cabeza tras escuchar una cifra que considera desorbitada. No descartemos que en su día lo hiciera con López-Aróstegui o con Juancho Hernangómez. Hacer patria ni resulta fácil ni barato para el Baskonia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión