Baskonia 89-93 La Laguna Tenerife

Cuando gana el mejor y no es el Baskonia

Puede que duela, pero la diferencia clasificatoria entre ambos equipos también alimenta ese 89-93 que pone a los vitorianos contra las cuerdas en su carrera por alcanzar los play off de la Liga ACB. ¿Un cruce entre segundo y noveno ya entrados en abril? Lo normal es que se imponga quien persigue el liderato del Real Madrid y no el equipo que va con un retraso mayúsculo en la consecución de un objetivo mínimo. Como se escuchó a más de una voz en la grada del coliseo de Zurbano: 'Es lo que hay'.

Y lo que hubo en el Buesa fue un Baskonia que hizo poco caso a la petición formulada en la previa por Pablo Laso, que subrayaba la necesidad de un esfuerzo defensivo para contener al plantel tinerfeño. Lejos de embarrar el encuentro, los azulgranas jugaron a colar una canasta más que su adversario. Se sostuvieron sobre unos niveles de acierto notables durante los tres primeros cuartos mientras contemplaban cómo el Tenerife aguantaba el pulso con una seriedad inquietante y el magisterio de un Marcelinho Huertas que volvió a demostrar que, a sus 41 años, es el mejor base de la competición doméstica.

Nadie, ni Forrest ni Jaramaz, fueron capaces de discutir su condición de dominador del partido. Además, el brasileño dispone de un ayudante acreditado en el puesto como Bruno Fitipaldo. Ambos encarnan la solidez en una posición clave como la de director de juego. La envidia sana de cualquier seguidor azulgrana.

El Baskonia lideró el marcador desde el ritmo y el acierto triplista durante los tres cuartos iniciales, con el Howard de los tiros extremos y el buen tino exterior de Rogkavopoulos. Siempre por delante, pero sin encontrar la vía para romper un partido al que se agarraba el Tenerife con la tenacidad del escalador veterano. Llegó entonces un último cuarto al que el anfitrión había entrado con un 71-67 a favor y la luz de la puntería se apagó por completo. Los triples espectaculares de Howard dejaron de entrar, el Baskonia se hundió en un océano inmenso de dudas ofensivas y el Tenerife tomó el mando del encuentro con la calma y la pausa de Huertas y el estilete envenenado de David Kramer.

El exterior eslovaco sumó 17 puntos en la última entrega. Fue el hombre sobre el que Jaramaz y Forrest cometieron falta en acción de tiro desde más allá de la línea de 6,75 con resultados devastadores. Ejerció de punta de lanza de un plantel visitante que supo encontrarle en cada circulación de balón mientras la defensa vitoriana perseguía sombras. Suya fue la canasta doble que remató la máxima ventaja isleña a poco más dos minutos del final (79-91).

Llegaría después la segunda canasta en juego de los azulgranas a cargo de Sedekerskis. Más adelante, maquillaje puro y duro que apenas pudo tapar el parcial de 18-26 que condenó a los vitorianos en el último cuarto. Adiós en el peor momento a la flamante racha de once victorias consecutivas en casa de un Baskonia que ahora mira lo que queda de calendario como una ecuación de enésimo grado. Y aplausos para Marcelinho Huertas, un señor base de cátedra inmortal.