Un Barça todavía lejos de ser favorito
Lo que debería preocupar al equipo blaugrana es que su juego sigue siendo irregular y que su entrenador confía en unos pocos jugadores de una plantilla gigante
Lo suscribo. Las valoraciones definitivas al final de temporada, cuando tienes la perspectiva suficiente. Pero permítame que puntualice. Si lo importante es el proceso que ... te lleva hasta el resultado final, entendamos entonces el proceso, sus momentos, sus expectativas y cómo se construyen los caminos para llegar a ellas, observemos con atención lo que sucede en el desarrollo, lo que se queda atrás, lo que suma y lo que resta, lo que pudo ser y no es, lo que es aunque no se estuviera diseñado. En el proceso hay certezas; en el resultado final, que es la mayor de las certezas, hay puntos oscuros que también se hacen evidentes.
Yo, al menos, no tengo ni idea de qué pasará en la Final Four de Kaunas que se celebrará a mediados del mes de Mayo. No me atrevo a vaticinar ni quién ganará ni qué cuatro equipos disputarán ese momento de gloria deportiva. En esta extraordinaria edición de la Euroliga, con semejante nivel de competitividad entre los dieciocho equipos, resulta complicado intuir qué equipos pueden estar. Lo que sí creo que coincidiremos usted y yo es que el FC Barcelona debería estar, porque probablemente es la mejor plantilla de la Euroliga, pero el juego que está demostrando a lo largo de lo que llevamos de temporada lo aleja de ser un claro favorito. Porque una cosa es la plantilla, como bien sabe, y otra diferente es ser un Equipo. Y este Barcelona sigue sin mostrarse como tal.
Son las expectativas las que sitúan el listón que hemos de superar cada día. La mayor parte de las veces por encima de la realidad, pero tras los fichajes de esta temporada y la continuidad de algunos jugadores, todo indicaba que el Barça sería poco menos que imbatible. Más allá de sus siete derrotas, lo que le debería preocupar al Barcelona es que su juego es irregular, que tanta plantilla no está siendo utilizada como tal y que, al final, Jasikevicius confía en unos pocos jugadores para que saquen adelante sus partidos.
El verdadero estandarte de este equipo Cory Higgins. Él, sin duda, es el recurso más solvente que usa Jasikevicius para sacar al equipo adelante. Lo ha hecho en los últimos partidos y siempre es una amenaza real para el rival tanto en ataque como en defensa. Higgins defiende a la estrella exterior del rival, es la referencia en ataque cuando el equipo necesita anotar sí o sí. A su alrededor tiene escuderos que podrían ser líderes, pero en realidad no lo son. Son buenos jugadores, algunos muy buenos, pero no acaban de dar ese paso decisivo que les convierta en referentes. El más mejorado de todos es Laprovittola, que se ha adaptado de maravilla a ese puesto de escolta donde disfruta del juego, con una evidente mejora en defensa. A partir de ahí, el resto 'sujetan' el pilar de Higgins: Mirotic, Satoransky, Vesely, Sanli, Jokubaitis, Kalinic, Kuric, Tobey, Da Silva, Abrines… Resulta curioso que, conforme menciono estos nombres, nos demos cuenta de que la plantilla es inmensa al mismo nivel que las dudas y las preguntas sobre el porqué de este rendimiento.
Recién acaba de comenzar la segunda vuelta, queda un durísimo recorrido hasta que llegue el momento del Top 8. Cualquier equipo en lo que queda de competición será peligroso para el resto y el Barça debería mejorar, bastante, sus prestaciones para ser una opción seria de liderar Europa. Es un equipo que hoy en día no destaca en ningún aspecto estadístico, quiere ser un grupo sólido, pero acaba siendo una plantilla que tiene de todo pero no destaca en nada y resulta cuando menos intrigante. ¿Por qué? El juego es siempre el juez de la realidad de cada plantilla, Jasikevicius aún no ha dado con las teclas de la sinfonía. Al técnico lituano y al Barça les toca mucho por mejorar todavía y poco tiempo para convertirse en verdaderos favoritos.
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