El regalo
Ahora que Olentzero ha vuelto a su cuartel de invierno en la montaña navarra tras obsequiarnos, muy a su pesar, con un buen comienzo de ... año en Pamplona y tras una noche de Reyes que nos dejó oro en Jaén y carbón en Vitoria, los magos del balón retornan a Oriente. Tras esa estela viaja el Athletic destino Riad en busca de lo que puede ser el gran obsequio que han reservado con antelación muchos aficionados, sabiendo que de un tiempo a esta parte nadie sabe qué habrá dentro del envoltorio, lo que realmente le espera antes de ver un encuentro de los leones. Porque si los partidos del Athletic fueran regalos serían los del amigo invisible; o te encantan o no te hacen ninguna gracia.
El rey Marcelino puede ampliar su historia disputando su cuarta final en menos de dos años y deberá recurrir a toda su magia para figurar en los libros sagrados rojiblancos. Sabe que puede contar con toda la camada de jóvenes 'cachorros' talentosos, pero los presentes hay que cuidarlos con mimo y cambiarles puntualmente las pilas.
Imaginando el desasosiego que le generó la lesión de Vencedor, es comprensible pensar que el míster se guarda una bala para la Supercopa, a la que tildan como torneo menor los irrespetuosos que lo pierden y los que no lo disputan. Tras lo visto en la pasada edición, con el Athletic haciéndose con el trofeo derrotando al Madrid y Barça, las celebraciones en Bizkaia deberían ser mas vistosas.
En el manual de instrucciones para entrenadores de equipos con una exigencia media viene recogido un consejo clave: a los que jueguen hay que inculcarles la tendencia milenial del popular acrónimo YOLO (you only live once), solo vives una vez, que implica que un deportista joven debe disfrutar del momento, divertirse en el campo y no vivir acongojado. Deben los rojiblancos gozar con un regalo de categoría superior, un partido que será seguido por millones de futboleros, motivo que en principio nos han vendido de pegolete para que se dispute en otro continente.
La bala que se guarda Marcelino no es otra que saber que todavía tiene el comodín del publico. Más allá de lo que suceda en Riad, en una semana la ilusión se reactivará gracias a un cruce copero de tiros largos en la que promete ser otra noche antológica, que quién sabe si nos llevará por la senda de pugnar por un nuevo trofeo. Y no hay quinto malo.
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