El primer paso del Athletic en una campaña apasionante
Pese a la mala imagen de la pretemporada, el equipo de Valverde se estrena en la Liga convencido de la fortaleza de su proyecto
Vuelve el Athletic a la competición, a la de verdad, y sólo queda celebrarlo. Y es que la pretemporada, muy exigente en su diseño, con ... varios pesos pesados como rivales, se ha hecho más larga que de costumbre. Ya comenzó con muy mal pie -la víspera de la presentación del equipo se conoció el positivo de Yeray y su apartamiento del equipo- y ha seguido con un discurrir decepcionante, con el equipo acumulando malas noticias en forma de pobres resultados -seis derrotas en siete partidos- y, sobre todo de lesiones, alguna muy grave como la de Egiluz, otra muy dañina como la de Sancet, que se perderá los dos primeros meses de Liga, y otras de menor entidad como las de Prados o Unai Gómez.
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Es lógico, por tanto, que los hinchas rojiblancos lleven días descontando los minutos que restan para el estreno de esta tarde ante el Sevilla en San Mamés. Y es que, por mucho que el verano haya sido tan poco gratificante en el plano deportivo -descontando, por supuesto, el fichaje de Areso y la feliz resolución del caso Nico Williams, a lo que debería sumarse la llegada de Laporte-, la ilusión de la familia athleticzale es grande y continúa intacta. El nivel competitivo mostrado por la tropa de Valverde las dos últimas temporadas obliga a confiar en que el Athletic sepa responder bien a los grandes retos que se le presentan en esta campaña, la del regreso a la Champions once años después.
¿Objetivos? Jon Uriarte y su director deportivo, Mikel González, no ha comparecido todavía para anunciarlos de una forma oficial. Como sucedió el año pasado, lo más probable es que lo hagan a final de mes o a comienzos de septiembre, cuando ya se haya cerrado el mercado y puedan hacer una valoración general de todo lo sucedido desde su anterior rueda de prensa al final del pasado curso. La realidad, sin embargo, es que esta temporada no es necesario que se oficialicen los objetivos del Athletic porque están en boca de todos. Dejando a un lado a los grandes apóstoles del optimismo cósmico, se podría decir que hay consenso. En la Liga se trata de volver a entrar en Champions, lo cual supondría repetir por segunda vez en la historia del club la disputa de la máxima competición continental. En la propia Champions hay que poner el foco en superar la liguilla y, a partir de ahí, que sea lo que Dios quiera. Y la Copa, por supuesto, hay que pelearla en busca del título, de una nueva visita a La Cartuja.
Son objetivos ambiciosos, pero lo cierto es que responden al nivel de la plantilla y a la exigencia que se le puede imponer de una forma racional y prudente. En la entrevista a Aitor Paredes que publicó este periódico el pasado viernes el central de Arrigorriaga aseguraba que el hecho de que 'tops' mundiales como Nico Williams hayan decidido quedarse en el Athletic significa que el proyecto del club «es muy grande». Digamos, por tanto, que la exigencia está en consonancia con esa grandeza. Y ello sin contar con que los dos principales rivales de los rojiblancos en la pelea por el cuarto puesto -el Villarreal y el Betis- no parecen ser mejores que la pasada temporada. Los pupilos de Marcelino, de hecho, van a sufrir el desgaste europeo que no sufrieron el curso anterior.
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Cuestiones clave
La experiencia demuestra que la pretemporadas, ya sean buenas o malas, no aseguran nada cuando la competición deja de ser amistosa. Un equipo puede haberse salido de la tabla en verano y luego descalabrarse en el arranque sin que se sepa muy bien por qué. Y al contrario. Pues bien, hoy el Athletic pondrá las cosas en su sitio, sea éste el que sea. Las dudas que ha podido dejar durante este último mes se confirmarán o se disiparán ante el Sevilla, un rival difícil de calificar. Es cierto que los hispalenses llevan dos años de una crisis deportiva y económica rampante, hasta el punto de que Matías Almeyda, su actual entrenador, dolido por las lesiones y la imposibilidad de inscribir a algunos jugadores, ha anunciado que tiene el colesterol alto. Aún así, el Sevilla es el Sevilla, de manera que los rojiblancos tendrán que mostrar un buen nivel.
Dos cuestiones serán claves y son las que no han funcionado durante la pretemporada y, desde luego, las más importante en el fútbol: la solidez defensiva y la eficacia en ataque. La campaña anterior los de Valverde fueron un ejemplo de equilibrio. Su balance de goles a favor (54) y en contra (29) fue el cuarto mejor de la Liga: +25. La retaguardia, de hecho, fue la mejor del campeonato y la segunda menos goleada de las grandes ligas europeas. En las últimas semanas preparatorias, sin embargo, los rojiblancos han estado muy lejos de mostrar estas virtudes. Su debilidad atrás, producto muchas veces de las pruebas y cambios, ha sido tan evidente como sus problemas en ataque. Todo ello, por supuesto, les obliga a una corrección inmediata.
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No debe haber problemas para que el equipo de Valverde consiga esa deseada estabilidad en su juego. En el caso de la defensa, se puede hablar de una línea más que consolidada, aunque es cierto que las bajas de Yeray y Egiluz han convertido el fichaje de Laporte en una necesidad absoluta y perentoria. Lo del ataque se presenta más complicado. Ya la pasada temporada el equipo tuyo peores números -marcó siete goles menos en la Liga- y lo cierto es que las prestaciones de cara a la portería rival de los dos delanteros central, Guruzeta y Maroan, dejaron mucho que desear. Y este verano no han mejorado. Sólo han marcado un gol entre los dos.
No son ellos, sin embargo, los que tienen la obligación de marcar la diferencia sino Sancet, cuya baja nunca tiene fácil solución, Berenguer, que siempre es una garantía, y los hermanos Williams. Especialmente Nico, al que por cierto no se la visto en toda la pretemporada. Hoy es un buen día para que reaparezca.
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