El don de la oportunidad de los jugadores del Athletic
El mejor ejemplo de lo que digo fue el segundo gol, con un gran pase de Raúl de banda a banda y un tirazo de Iñaki que Remiro ni lo vio.
El Athletic se dejó el alma con una presión descomunal. La Real se puso a jugar con cierta suficiencia, en base a la calidad en ... el toque de sus jugadores zurdos, pero se encontró con las líneas rojiblancas bien puestas, con un rival inexpugnable en cada duelo, que les dificultaba el control y metía el pie hasta desviar el balón o recuperarlo. El despliegue físico del Athletic fue extraordinario, tanto que temimos que tuviera dificultades para mantener la intensidad ya en la segunda parte.
El Athletic saltó al campo nervioso, cometió varios errores no forzados en el primer cuarto de hora, pero pronto se hizo con el control del juego a base de potencia. De nuevo los hermanos Williams se ocuparon del abordaje, bien secundados en esta ocasión, arriba y abajo, por sus respectivos laterales. Mención especial merece Ander Capa por su buen desempeño, impecable durante toda la primera parte, quien volvió a convertir en un asunto ciertamente enigmático su prolongado ostracismo. No digo que para sustituir a De Marcos, pero sí al menos para darle relevos, de manera que ambos pudieran llegar en condiciones óptimas a los partidos decisivos. Hizo bien Valverde al alinearlo, cuando se especulaba con otras opciones que habrían desacreditado definitivamente al sufrido lateral, y bien al sustituirlo cuando el futbolista empezó a notar el cansancio de su larga inactividad, máxime cuando había entrado Barrenetxea precisamente para hurgar en ese costado y cuando tenía una de las excesivas tarjetas amarillas que el árbitro sacó en un partido sin violencia ninguna. Berchiche intimidó a Kubo y los centrales no se dejaron enredar por la táctica de los falsos delanteros. Oyarzabal ni la olió.
El primer gol del Athletic llega tras un saque de esquina bien tocado por Nico, prolongado por Vesga y rematado por Iñaki. No era la primera vez que funcionaba esa estrategia. Los hermanos Williams habían tenido sendas oportunidades que desvió Remiro y el gol hacía justicia al dominio, al impulso, a la entrega del Athletic. Se enfrentaban dos estilos diferenciados, la Real intentaba sin éxito tener el balón a base de toques cortos, triangulando por dentro, y el Athletic presionaba con intensidad y salía al contragolpe por las bandas, aprovechando el despliegue de sus jugadores más veloces, que además estuvieron certeros, tuvieron en esta ocasión el don de la oportunidad. El mejor ejemplo de lo que digo fue el segundo gol, con un gran pase de Raúl de banda a banda y un tirazo de Iñaki que Remiro ni lo vio.
Los cambios de Valverde fueron acertados para reforzar las posiciones debilitadas. Vivian entró por Capa y Raúl por Guruzeta a falta de media hora y ya con el dos a cero, Muniain y Herrera para tener el balón. La Real tuvo ocasiones para complicar el partido, pero se encontró primero con un gran Unai Simón, y no acertó a meter después la más clara de todas, tras el único error del portero. El partido fue vibrante y el resultado justo. El Athletic apretó más, se dejó el alma mientras la Real esperaba en vano a que se desfondara.
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