Una locura que marcó al Athletic y el Celta
El 4-3 de la jornada 13, decidido de penalti por Berenguer en el minuto 98, impulsó la soberbia trayectoria de los rojiblancos en casa y hundió a los celestes
Es evidente que todos los partidos tienen el mismo valor contable, pero su influencia puede ser muy distinta. Hay algunos que marcan la temporada impulsando ... una tendencia arrolladora. Pues bien, ahora que el Athletic se dispone a enfrentarse al Celta se hace obligado recordar uno de esos duelos de gran impacto: el que ambos equipos disputaron en San Mamés el pasado 10 de noviembre. Lo que sucedió aquel viernes otoñal condicionó en buena medida el recorrido tan dispar de bilbaínos y vigueses esta temporada. ¿Qué hubiera ocurrido si, en lugar de un 4-3 a favor del Athletic, se hubiera producido un 3-4 a favor del Celta, algo que pudo ocurrir perfectamente, ya que el partido se resolvió de una forma muy azarosa? Nadie lo sabe, pero seguro que más de uno, empezando quizá por Rafa Benítez, por entonces técnico celeste, no ha podido evitar la tentación de preguntárselo y hacer una ucronía.
Pongámonos en contexto. El equipo de Valverde llegó a aquel partido en quinta posición tras su victoria en Villarreal. El Celta, por su parte, había empatado a uno en Balaídos con el Sevilla y estaba en puestos de descenso. Era decimoctavo con sólo siete puntos. El banquillo de Benítez empezaba a oler a azufre, aunque lo cierto es que el técnico madrileño aguantó sin ser destituido hasta el 12 de marzo. Sobre el papel, por tanto, era un duelo propicio para que el Athletic volviera a ganar. Los gallegos llegaron a San Mamés mostrando sus llagas y recitando una larga lista de agravios y ultrajes por parte de los árbitros, pero muy concentrados. Sólo habían ganado un partido en las doce primeras jornadas y necesitaban cortar esa sangría.
El penalti de Mingueza en el último minuto por una mano involuntaria fue el colmo de la mala suerte
El partido se inclinó pronto del lado vigués. Mientras el Athletic salía empanado y a Valverde se lo llevaban los demonios, el Celta se puso a jugar con criterio y ambición. Aspas, Bamba y Larsen hacían daño arriba. Llegado el cuarto de hora, en apenas dos minutos se sucedieron un derechazo de Aspas que despejó Unai Simón, un gol anulado a Larsen y una ocasión clamorosa del capitán gallego, que se plantó solo delante del portero rojiblanco y la picó de mala manera con la derecha. Nueve minutos después, el de Moaña se resarció. Retrató a Paredes con una maniobra de tahúr y dibujó un zurdazo impresionante desde fuera del área.
Tras ganar al equipo de Benítez, los de Valverde empalmaron 9 triunfos seguidos en San Mamés
Cosas del azar
Era el minuto 24 y San Mamés comenzó a torcer el gesto. El Athletic empató en el minuto 36 después de que Sancet cazara un balón que le cayó tras un rebote afortunado y un mal despeje de un defensa gallego. El Celta, sin embargo, se rehizo y en el minuto 41 Bamba puso el 1-2 tras aprovechar un mal despeje de Vesga.
El objetivo de los visitantes era llegar con ventaja al descanso. Sin embargo, su defensa volvió a condenarle. Dejó que se le escapara Nico Williams por la banda y la línea de fondo y no tapó a Guruzeta en el primer poste. Lo cierto es que ese marcador igualado era lo mejor que había podido extraer de la primera parte el equipo de Valverde. Y desde luego era lo peor para un Celta que en la segunda parte no pudo tener peor suerte. Vio cómo el Athletic se adelantaba en una nueva acción de Nico que terminó Guruzeta, cómo le anularon un gol y cómo falló dos buenas ocasiones hasta que consiguió el empate a tres.
Unai Simón fue decisivo con sus paradas, entre ellas un penalti a Aspas que hubiera sido el 3-4
Y no sólo eso. Vio cómo Unai Simón le paró un penalti a Aspas en el minuto 72 y, por último, en el minuto 98, como en una jugada de pesadilla, a Mingueza le pegó en la mano dentro del área un balón que elevó Berenguer para intentar driblarle y que iba en dirección contraria a la portería de Guaita. El navarro marcó el penalti y firmó el 4-3.
Las consecuencias de aquel partido loco y disparatado fueron inmediatas. El Athletic se vino arriba, cada vez más confiado en sus fuerzas delante de su público. Hasta el punto que empalmó nueve victorias consecutivas en San Mamés (seis en Liga y tres en Copa) haciendo su mejor fútbol de la temporada y convirtió su campo en un fortín. El efecto en el Celta fue justo el contrario. Tocado, acumuló tres empates consecutivos, dos de ellos a cero, frente a Valencia, Cádiz y Rayo. Lo cual le mantuvo como alma en pena en puestos de descenso, de los que llegó a salir en enero pero cuya amenaza sigue sintiendo todavía a tres jornadas para el final. De hecho, mañana está obligado a tomarse ante el Athletic la revancha de aquel 4-3 si no quiere que una hipotética victoria del Cádiz en Sevilla le provoque sudores fríos -se quedaría a dos puntos del descenso- en las dos últimas jornadas.
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