Las Palmas 2-3 Athletic
Una victoria sufrida y de lo más oportunaEl Athletic suma tres puntos muy valiosos en Las Palmas, donde dominó con brillantez en la primera parte y padeció por sus errores en la segunda, que jugó en inferioridad
El Athletic consiguió una victoria muy importante en Las Palmas, donde dio una lección de versatilidad. Lo decimos en el sentido de que supo hacer ... un poco de todo: jugar bien durante la primera parte y marcar dos bellos goles, sobreponerse a una expulsión antes de la hora de juego y a dos errores de su portero, sufrir como un bellaco cuando había que hacerlo, tener cuajo para marcar en inferioridad, aguantar con uñas y dientes en los instantes finales... Fueron, en fin, tres puntos sufridos y, desde luego, de enorme valor para que el equipo de Valverde se sienta reforzado y entre en una dinámica positiva ahora que el calendario se aprieta y en pocos días comienza la aventura de la Europa League.
Cualquier análisis del partido obliga a reflejar sus claroscuros. Casi todo lo bueno del Athletic se vio en la primera parte, donde en muchos momentos recordó al de la pasada temporada. Y casi todo lo malo se concentró en la segunda, que como reconoció el propio Valverde se hizo eterna. La jugada de la expulsión de Jauregizar, que además acabó provocando el 1-2, no pudo ser más indigesta. Que después de que Berchiche se desdoblara por su banda con una larga carrera hasta Vladivostok, de la que no tuvo fuerzas para regresar, no hubiera nadie defendiendo su banda y el joven bermeano se encontrara con un marrón considerable y pagara la novatada derribando por detrás a Sandro, fue un error grave. Como fue un error de Agirrezabala dejarse sorprender por el misil que le lanzó el delantero canario. Así fue como un partido que parecía encaminado a un triunfo tranquilo e incluso abultado del Athletic terminara rompiéndose y siendo una película de suspense. Eso sí, con final feliz para el Athletic.
Las Palmas
Cillessen; Park, Álex Suárez (Álex Muñoz, min. 45), McKenna (Benito, min. 76), Mármol; Campaña (Fabio, min. 45); Sandro, Muñoz (Silva, min. 62), Kirian, Moleiro; y McBurnie (Mata, min. 76).
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Athletic
Agirrezabala; De Marcos (Gorosabel, m. 76), Vivian, Paredes, Yuri; Galarreta (Prados, m. 58), Jauregizar; Iñaki W., Sancet (Unai, m. 70), Nico W. (Berenguer, m. 70); y Guruzeta (Vesga, m. 58).
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Incidencias: 25.908 espectadores.
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Árbitro Miguel Ángel Ortiz Arias
El choque no pudo empezar mejor para el grupo de Valverde. En unos pocos segundos ya se sentía como la pasada campaña: decidido, intenso, valiente y mandón. Para los aficionados rojiblancos, que no habían disfrutado mucho que se diga en este comienzo de Liga, fue una sensación de 'deja vú' de lo más agradable. A su equipo, como otras veces, le habían sentado muy bien las dos semanas de parón. Hacía daño con la presión alta, con la movilidad chispeante de todo su frente de ataque, especialmente de Sancet por dentro, con el criterio de Galarreta y Jauregizar, y con una defensa solvente. No se habían cumplido dos minutos y la UD Las Palmas ya no sabía qué hacer, cómo quitarse de encima a un rival que le superaba en todas las facetas del juego.
Sensación de 'deja vú'
A los cuatro minutos, una buena jugada del Athletic terminó en un punterazo mal dirigido de Guruzeta. Los de Valverde llamaban por primera vez a la puerta. Al segundo aldabonazo, poco después de sufrir un buen susto en un disparo de Moleiro que no pudo atajar Agirrezabala, llegó el 0-1. Fue una de esas acciones corales de ataque que dan una imagen muy sugerente de un equipo. Todo fue perfecto: el pase en profundidad de De Marcos por la banda, la carrera y el pase de Iñaki Williams, el detallazo de Guruzeta dejando pasar el balón por debajo de las piernas y la definición perfecta de Sancet llegando en carrera, sin precipitarse, controlando primero el balón antes de fusilar a Cillesen.
El gol acabó de apuntalar la superioridad del Athletic, que orbitaba alrededor de un Oihan Sancet que ha arrancado la temporada de lo más enchufado. Los rojiblancos empezaron a disfrutar y eso suele ser una noticia horrible para sus rivales. La defensa estaba sobria -Paredes brilló en su reaparición salvando un gol en la primera parte y marcado otro en la -segunda-, Galarreta y Jauregizar se repartían bien los papeles, Guruzeta trabajaba a destajo y los hermanos Williams comenzaron a provocar incendios. El más aparatoso llegó a la media hora, dos minutos después de que a Sancet le anularan el 0-2 por fuera de juego. El toque de Nico Williams para superar a Cillesen con un balón bien colocadito a la base del poste, tras una buena combinación con su hermano, fue para enmarcar.
Todavía faltaba una hora, pero la impresión es que aquello iba a ser coser y cantar para el Athletic. En el descanso, nadie daba la más mínima oportunidad a los locales. El de Carrión era uno de esos equipos que acaban flojeando por algo parecido a una especie de exceso de idealismo. Con su talento no les llega para hacer realidad sus intenciones. Eso sí, tenían a Moleiro, gran pelotero, y tuvieron carácter en la segunda mitad para pelear por el partido, sobre todo cuando se encontraron en ventaja numérica.
Su problema es que no supieron aprovechar los errores del Athletic porque ellos los cometieron todavía más graves. El 1-3 en el minuto 75, logrado por Paredes tras empujar un remate de Iñaki Williams, tuvo que sentarle a Carrión como un tiro en la rodilla. Toda su defensa estaba en la higuera y puso el partido ya muy cuesta arriba. Es cierto que un fallo de Agirrezabala en una salida por alto permitió a Alex Rodríguez hacer de cabeza el 2-3, un gol que puso mucha de emoción en las gradas del estadio de Gran Canaria, pero ahí se quedó todo.
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