Los viejos debates vuelven a escena
Fútbol ·
Valverde ya ha realizado varias pruebas en la posición de delantero centro, donde lñaki Williams muestra más limitacionesJuan Carlos Latxaga
Bilbao
Sábado, 20 de septiembre 2025, 23:54
El Athletic cosechó en Mestalla una de esas derrotas inexplicables en las que no sabes si es peor el hecho de perder o la cara ... que se te queda. Ni en sus sueños más delirantes hubiera atisbado el Valencia la posibilidad de ganar los tres puntos después de pasarse una hora larga persiguiendo sombras rojiblancas mientras los pitos de su público ponían fondo sonoro al espectáculo.
Parecía que el Athletic, a pesar se su torpeza en los últimos metros, acabaría llevándose el partido; que hasta el empate sería un botín menor para lo que se estaba viendo. Pero el fútbol es tan puñetero que siempre hay que prever el imprevisto. Y en esta ocasión lo inesperad llegó en forma de expulsión de Vivián a instancias del VAR, minutos después de que el árbitro entendiera que aquello se arreglaba con una falta y una tarjeta amarilla.
La incapacidad del Athletic para desenvolverse con uno menos es proverbial. En Mestalla aguantó doce minutos. Un córner le bastó al Valencia para darle la vuelta a un partido que nunca fue suyo ni por asomo. El balón se fue a la esquina porque Aymeric Laporte, que tuvo que adelantar su reentré por las circunstancias, casi hace un autogol en su intento de despeje. Hubiera sido el colmo.
La expulsión de Vivián decidió el partido. Hasta ese momento, el guion había consistido en un monólogo del Athletic, dominador de la pelota y del espacio. Ocurre que los de Valverde no encontraron la manera de llevar al marcador tanta superioridad. Todo el brillo que despedían los rojiblancos en tres cuartas partes del campo se convertía en oscuridad en cuando llegaban al área. Allí se apagaba la luz y la portería de Arrizabalaga se hacía invisible. Solo Sancet llegó a atisbarla en un par de ocasiones, pero una vez el portero y otra la pierna de un defensa desviaron la pelota lejos del objetivo.
Se dice que el primer paso para solucionar un problema es identificarlo. Todos tenemos el problema perfectamente localizado después de tres partidos consecutivos sin ver un solo gol. Pero aunque el primer paso está más que dado, no se ve la manera de dar el segundo, el que encamina a la solución.
De pronto se reactivan viejos debates que habíamos dado por superados. Por ejemplo, el de la idoneidad de Iñaki Williams como nueve. Parecía que habíamos quedado definitivamente en que el mayor de los hermanos rendía mucho más arrancando desde la banda, pero hete aquí que volvemos a verle en el eje del ataque, donde afloran todas sus limitaciones.
Y no será porque Valverde no esté devanándose los sesos y probando alternativas. De hecho ya ha agotado todas las combinaciones razonables sin dar con la solución. En los dos primeros partidos el delantero centro fue Maroan, con el resultado que todos conocemos. En la tercera jornada se activó la opción de Berenguer, que mejoró algo las prestaciones, sobre todo porque el Athletic ganó en el campo del Betis. A continuación reapareció Guruzeta solo para confirmar que sigue donde estaba el año pasado: en el limbo. Contra el Arsenal, Valverde apostó por la solución mixta de alternar a Iñaki y Berenguer. La entidad del rival nos ahorra profundizar en el análisis; basta con recordar que Raya se podía haber ido a tomar un café y sus compañeros no le hubieran echado de menos.
Lo cierto es que, entre pitos y flautas, el Athletic ya suma tres derrotas consecutivas, de las que dos han sido perfectamente evitables. Jugando como lo hizo el equipo hasta la expulsión lo más lógico, si es que hay algo lógico en el fútbol, es que los partidos tengan un final más feliz que el de anoche. Más preocupante que las derrotas resulta la sequía goleadora. Cuando Paredes marcó el segundo al Betis en La Cartuja todavía era agosto.
El gol es el objetico y la alegría del fútbol, lo que da sentido a todo lo que se planea durante la semana y a lo que pasa en los noventa minutos en el terreno de juego. De nada vale ser mejores en el centro del campo si se fracasa en las áreas. Septiembre se nos está yendo sin celebrar un triste gol del Athletic y así de enfurruñados y mohínos andamos, mientras vuelven a ponerse de moda las viejas discusiones y se acumulan los contratiempos.
El martes llega el colista a San Mamés, un Girona al que ya le han marcado quince goles. Habrá quien piense que así se las ponían a Fernando VII. Confiemos en que el Athletic aproveche la visita para acabar con su sequía. Porque malo será que le tengamos que añadir el calificativo de pertinaz, como en los tiempos del blanco y negro.
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