Soñar con los pies en el suelo
La continuidad es la gran fortaleza del proyecto de Valverde. La plantilla sigue manteniendo el nivel de competitividad del curso pasado
Vuelta a empezar. Con el recuerdo aún fresco de la gran temporada pasada y en medio del fragor de la Eurocopa que está manteniendo viva ... la llama del fútbol este verano, el Athletic vuelve mañana a la actividad en Lezama cuarenta y cuatro días después del último triunfo en Vallecas el curso pasado. Como no podía ser de otra forma, apenas habrá novedades en la foto del primer día. Faltarán algunos, por pura ley de vida, y se incorporan Gorosabel y Djaló, dos fichajes que no son de esos que suelen provocar el disparo de fuegos artificiales pero que seguro que servirán para compactar más si cabe el grupo.
También estará Berenguer, cuyo contrato venció hace una semana y pendiente todavía de hacerse la foto firmando su nuevo compromiso para oficializar una noticia conocida y publicada lo que explica la tranquilidad de un entorno habitualmente hiperactivo cuando se habla de fichajes, bajas o renovaciones.
El verano seguirá siendo muy largo en torno a Nico Williams, salvo que el jugador decida cortar las especulaciones por lo sano, algo que no parece que vaya a ocurrir porque oportunidades ya ha tenido para hacerlo. Así que nos tendremos que atener a los hechos consumados a medida que avance el calendario y seguir confiando en las sensaciones optimistas que transmitió el presidente en su última comparecencia pública. De lo que se trata ahora es de que el ruido no perturbe la necesaria concentración del grupo en el trabajo.
Siete cachorros se entrenarán con el primer equipo y tendrán sus minutos en algunos amistosos. Nada nuevo. De hecho, Gastesi, ocupará como tercer portero el hueco que deja Unai Simón por su paso por el quirófano. El otro guardameta, Padilla, y los defensas Rincón y Egiluz ya hicieron la pretemporada el pasado verano y Jauregizar ya ha debutado con el primer equipo, lo mismo que el joven Olabarrieta, que jugó diez minutos contra el Sevilla en el último partido del curso pasado en San Mamés. Así que, en realidad, la única cara nueva en la foto de grupo de los jóvenes será la de Adama Boiro, un lateral de físico poderoso cuya cláusula de dos millones abonó el Athletic a Osasuna en el último mercado de invierno, que hace patente a confianza de los responsables técnicos de cara a un futuro en el primer equipo.
Este verano no habrá gira exótica y a cambio habrá un partido más de preparación, siete en lugar de los seis del año pasado. Repiten dos rivales, Eibar y Racing de Santander, y esperan tres piedras de toque importantes como el Sporting de Portugal, el Aston Villa y el Stuttgart, éste a cinco días del inicio de la competición, en un calendario que arrancará con el Burgos e irá de menos a más en cuanto a exigencia a falta de concretar la fecha del ensayo contra Osasuna.
La continuidad es la gran fortaleza del proyecto de Valverde. No es del todo descartable que todavía se pueda producir alguna incorporación porque en el fútbol casi nunca está dicha la última palabra, pero ahora mismo la mejor noticia es que, en pura teoría, la plantilla sigue manteniendo el nivel de competitividad del curso pasado porque el papel de los tres que han causado baja fue muy secundario y los jóvenes acumulan ahora un año más de experiencia.
Las virtudes y las carencias del grupo son conocidas de sobra. Incidiendo en el segundo aspecto, sigue faltando un central específico y de rendimiento inmediato que asegure una rotación de garantía y el tiempo sigue corriendo para los laterales aunque no haya queja de su rendimiento el año pasado.
El verano es tiempo de pruebas y de ganarse oportunidades aunque Valverde sea de los entrenadores más reacios a dejarse convencer de buenas a primeras y exige algo más que buenos detalles para entrar en el círculo de sus titulares de máxima confianza.
La afición espera ilusionada la temporada del regreso a Europa después de seis años de ausencia. La inercia de la gabarra será el mejor impulso para que equipo y seguidores continúen en la nube a la que se subieron el año pasado. No es necesario recordar lo cambiante que es el fútbol, pero el Athletic se apoya en una base lo suficientemente sólida como para confiar en que será capaz de mantener la regularidad del año pasado en la zona alta de la tabla. Este grupo de jugadores se ha ganado la licencia para soñar y tiene un entrenador que sabe mantenerlo con los pies en el suelo. No es mala combinación.
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