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El descalabro de Estambul vuelve a poner al Athletic en la misma tesitura de la semana pasada tras su eliminación en la Copa. De nuevo, ... la Liga se presenta como una oportunidad de redención para ahuyentar fantasmas y atenuar el disgusto. La victoria de Balaídos tuvo ese efecto balsámico. Ahora toca repetir suerte el domingo (18.30 horas) ante el Leganés para encarar la última semana del mes con otra cara.
Enero nos ha traído un Athletic terrenal. Nos habíamos acostumbrado a verlo levitar a un palmo del suelo, ganando aquí y allá, exhibiendo un nivel de competitividad insólito y batiendo todas las marcas habidas y por haber. Dieciséis partidos imbatido entre Liga y Europa League y diez jornadas consecutivas sin conocer la derrota en la competición doméstica habían propulsado a los de Valverde a la estratosfera de ambas clasificaciones: cuartos en la Liga y segundos en el nuevo formato de la Europa League.
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Pero, de pronto, el Athletic se ha convertido en un equipo más, en uno de esos que ganan, empatan y pierden, que alternan alegrías y decepciones casi a partes iguales. Un equipo corriente, en suma, no el extraordinario del último tercio del año pasado. Y, claro, una vez que te has acostumbrado a la excelencia, cuesta un mundo volver a la normalidad.
No hay razón para encender las alarmas ni para ponernos dramáticos. A fin de cuentas, el balance de enero tampoco es tan extraordinariamente malo a pesar del impacto de algunos resultados, sobre todo el que ha supuesto la eliminación de la Copa, el más inesperado, aunque, no lo olvidemos, la sorpresa también forma parte del juego.
El Athletic lleva este mes un balance de cinco partidos jugados con tres derrotas, un empate en el tiempo reglamentario, resuelto a favor en los penaltis, y una sola victoria. El análisis cuantitativo suena duro; el cualitativo es otra cosa. No es tan raro perder contra el Barcelona en Arabia y mucho menos doblar la rodilla ante un buen equipo turco en Estambul. Queda clavada, eso sí, la espina de la derrota copera en San Mamés, pero tampoco se llega a semifinales todos los días aunque el Athletic lo haya hecho cinco años seguidos. Como el aficionado sabe valorar como se merece lo conseguido por este equipo, la única victoria de este mes ha tenido el suficiente peso como para equilibrar la balanza del estado anímico del personal.
Es verdad que duelen los ojos si miramos el balance de enero después de repasar los datos de los meses anteriores, mucho más si eliminamos un agosto en el que el fútbol debería estar prohibido y nos centramos en el último cuatrimestre. El Athletic perdió dos partidos en agosto, ante el Barcelona y el Atlético, y uno en octubre, aquel de los penaltis fallados en Girona. En tres semanas de enero ya lleva el mismo número de derrotas, otra vez ante el Barcelona, contra Osasuna y la última a manos del Besiktas.
Entre Liga y Europa League, los rojiblancos han disputado 25 partidos desde el inicio de la temporada hasta el final del año 2024 con un balance de quince victorias, siete empates y tan solo tres derrotas, con cuarenta goles a favor y diecinueve en contra. En enero el equipo ha registrado las mismas derrotas, encajando 10 goles cuando desde septiembre a diciembre había recibido quince.
Enero se va a cerrar con los choques en San Mamés ante el Leganés y el Viktoria Plzen, dos buenas oportunidades para enderezar un mes que se ha torcido. Como suelen decir los entrenadores, el partido más importante es el inmediato y, en este caso, esto es algo más que una frase hecha.
Con aquel Athletic sobrenatural de hace un mes el pronóstico de este partido hubiera sido diáfano; para este Athletic de carne y hueso que nos ha traído el nuevo año la cosa no parece tan sencilla. Los madrileños resolvieron su último compromiso el pasado sábado superando a un rival de la talla del Atlético, que venía de ganar sus quince partidos anteriores, nada menos. El Athletic llega con poco descanso y rumiando una goleada en contra que le obliga más si cabe frente a un rival que está demostrando bastante solidez como visitante con tres derrotas, seis empates y una sola victoria, aunque nada menos que en Montjuic. Por cierto, el último antecedente del Leganés en La Catedral se remonta al penúltimo partido de la temporada 2019-20. Ganó 0-2.
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