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A cruzar los dedos

Sábado, 4 de marzo 2023, 00:58

Desde su llegada procedente del Zaragoza en el verano de 2011 la trayectoria de Ander Herrera en el Athletic está jalonada de episodios que le ... darían a Iker Jiménez material para unos cuantos programas. Empezando por aquel paso por el quirófano para solucionar sus problemas de pubis, aplazado a septiembre con el consentimiento del club para que pudiera participar en los Juegos Olímpicos de Londres, y que costaron unas cuantas semanas de baja en el Athletic, pasando por el sainete de su fichaje por el Manchester United, concretado meses después de un primer intento frustrado, hasta la doble versión sobre las circunstancias de su regreso a Bilbao este verano desde el PSG: compromiso por dos temporadas, según el jugador; cesión por una temporada con opción a otra (ya ejecutada) si se atiende a lo que se afirmaba desde Ibaigane.

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Podríamos calificar lo que ha ocurrido esta semana como otro daño colateral causado por las redes sociales. Quizá por esa inexplicable necesidad que tienen las nuevas generaciones de contar su vida en Internet o por alguna razón más compleja que se nos escapa, Ander Herrera publicó un comunicado en su cuenta de Instagram que ha agitado las aguas en el entorno del Athletic. Cuando lo previsible era estar elucubrando sobre la nueva dimensión que ha adquirido la inminente visita a Vallecas después de tres derrotas consecutivas, el texto colgado por Herrera ha puesto sobre la mesa un asunto del que hasta ahora solo se hablaba en voz baja.

Los servicios médicos del Athletic aseguran que el jugador era «apto a todos los efectos para la práctica del fútbol profesional tanto por los exámenes realizados a su llegada (27 de agosto 2022) en las instalaciones de Lezama como por el historial clínico y deportivo remitido por sus anteriores clubes».

No obstante el propio Herrera afirma que sus problemas se remontan a «hace algo más de un año», que si el calendario gregoriano no falla, debió caer allá por enero o febrero de 2022, más o menos cuando empezó a desaparecer de las alineaciones del PSG.

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El 27 de agosto de 2022 Herrera sería apto a todos los efectos para la práctica del fútbol, pero a día de hoy, seis meses después, acumula 80 días de baja médica, a los que hay que añadir los consiguientes plazos de readaptación para competir a pleno rendimiento, lo que se traduce en tan solo ocho participaciones parciales en 24 partidos de Liga.

El estado de ánimo de Herrera por su lesión dista mucho de la normalidad de la que habla el club

Aunque la nota oficial quiera transmitir una sensación de normalidad afirmando que «las lesiones referidas constituyen el tipo de lesión más frecuente descrito sistemáticamente en el fútbol profesional», el estado de ánimo de Herrera parece distar mucho de esa pretendida normalidad, según se trasluce de un texto en el que se llega a insinuar la posibilidad de una retirada prematura.

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Que Herrera haya publicado esas reflexiones justo un mes después de que el club prolongara su contrato hasta junio de 2024, no hace sino incrementar el desconcierto. A la vista de los acontecimientos, la prudencia más elemental hubiera desaconsejado ejecutar una opción unilateral de compra en febrero, cuando se puede hacer en junio con más elementos de juicio. A no ser, claro, que la versión de Herrera se aproxime más a la realidad que la del club y que la historia de la opción unilateral de compra sea solo una argucia -«burocrática», describió el propio jugador- que oculta un contrato puro y duro de dos años.

Llegados a este punto y haciendo un ejercicio de voluntarismo rayano con lo beatífico, sólo queda admitir que estamos ante un caso extremo de mala suerte, así que nos queda el recurso de cruzar los dedos y rezar lo que sepa cada uno para que en un sorprendente giro de guion, Herrera supere por fin sus problemas físicos y nos deslumbre a todos la próxima temporada aportando al equipo aunque solo sea una parte de todo lo que nos dijeron que iba a aportar, que buena falta le hace al equipo, por cierto. Sería un final más o menos luminoso para una historia que, de momento, se desarrolla sombría.

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