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La gabarra del Athletic ayuda a sacar a flote el Consulado de Bilbao, que se hundió en las inundaciones Carlos Luengo
Un respeto a la gabarra
Opinión

Un respeto a la gabarra

En el fondo no eres ni gabarra ni pontona. Eres nosotros. Una forma de ser, de estar y, sobre todo, de soñar

Martes, 9 de abril 2024

Cada vez que pasaba a tu lado te notaba triste. No era para menos. Nada malo hiciste. Pero te tildaron de gafe. Hubo quien pedía que fueras hundida, desguazada o fundida para espantar a la mala suerte. El ser humano es así. Busca chivos expiatorios. ... En este caso ante el dios fútbol. Y es injusto. Porque nada pediste. Trabajabas en la ría desde que naciste, allá por los 60, en los Astilleros Celaya de Erandio y te dedicabas a las labores más humildes. No tenías, ni tienes, motor. Dependes de otros para navegar. Y tampoco eres la más bella. Pero en 1983 cambió tu vida. Por eso hablamos tanto de ti. Al fin y al cabo te convertiste en la gabarra del Athletic.

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