Nico Williams trata de hacerse con el balón ante Barrenetxea. Manu Cecilio

Con derecho a soñar

Domingo, 24 de noviembre 2024, 23:47

Sin querer ofender a ningún habitante del sur de Madrid, el derbi vasco entre el Athletic y la Real fue lo más parecido a un ... Leganés-Getafe de toda la vida, que es el típico partido del que reniega cualquier aficionado al fútbol que no es de ninguno de esos dos equipos, y al ver la parrilla de programación decide apagar la tele de pago y pasarse a ver la repetición del concurso de coplas de la 1, o los minutos de animales que pasó Broncano en su programa cuando le ventilaron al motorista desde el Hormiguero.

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Dicho todo esto, y esperando que el periódico no pierda lectores en el sur de Madrid, digamos también que el Athletic puede entrar en un moderado estado de euforia después de ventilarse a la Real; vacunarlos, como suele decir Iñaki Williams, porque además lo hizo de manera merecida, ya que si alguien tuvo opciones de ganar fue el equipo de Ernesto Valverde, para satisfacción de los 49.000 aficionados rojiblancos, que entre gradas de animación y otras zonas del campo, también había mil seguidores realistas, que se van con la decepción de la cuarta derrota consecutiva en la Catedral, pero, como cada año, dando ejemplo, junto a los bilbaínos, de convivencia cívica que es un ejemplo para el mundo del fútbol, demasiado crispado en ocasiones.

Así que vuelven con el recado los donostiarras mientras en el Athletic ya comienzan a pensar en lo que pueda pasar el domingo próximo en Vallecas, caladero en el que el Athletic suele pescar con asiduidad, y buenos peces, además, pero antes pasa por San Mamés el Elfsborg sueco, nuevo en esta plaza, a una hora inusual para la competición europea, pero que con los antecedentes de los anteriores choques, puede ser otro día para elevar la moral de la tropa, porque no hay mejor medicina que los triunfos, y si se encadenan, mucho mejor.

Deberán tener precaución Ernesto Valverde y sus jugadores, pero nadie les quita a los aficionados el derecho a soñar, primero porque es gratis, y después, porque la grada vive de la ilusión, y si en la Liga las cosas van razonablemente bien, con el equipo situado en puestos europeos, como acostumbra en los dos últimos años, y sin descolgarse de allí en Europa, ganar a los suecos supondría certificar prácticamente el acceso a la siguiente fase, que podría ser por la vía rápida, entre los ocho primeros si los resultados siguen acompañando, o casi seguro ya, entre los 24 que siguen en liza.

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Por supuesto, el Athletic seguirá pegando petardazos, ¿Quién no los pega? Ahí vemos a un Barcelona que parece casi perfecto y que, sin embargo, es capaz de dejarse dos puntos en cinco minutos tontos en Vigo, cuando parecían tener todo a su favor. Más el Athletic, que no posee el mismo fondo de armario ni la panoplia de futbolistas de primer nivel que tienen Madrid, Barça o Atlético. «Estamos contentos», apunta Valverde al acabar, y esa es la sensación que tienen todos los rojiblancos. Están contentos por las sensaciones, y también por lo que ven, aunque a veces un derbi vasco se parezca al Leganés-Getafe de toda la vida. Pero la música suena bien.

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