¿Lo celebramos con una Copa?

En fin, que es complicado llegar a una mayoría a la búlgara con el cien por cien de los votos emitidos, o más, en cualquier asunto que se relacione con el Athletic. Pero si hay uno en el que una mayoría razonable, pienso que casi absoluta, está en sintonía, es en el nombre del entrenador.

Es cierto que durante la campaña electoral, muchos se ilusionaron bastante cuando la candidatura de Iñaki Arechabaleta presentó a Marcelo Bielsa como su propuesta para el banquillo, porque aquel primer año del entrenador argentino es difícil de olvidar, pero muchos respiramos tranquilos cuando conocimos que los otros dos candidatos incluían en su lista de regalos a Ernesto Valverde. Es decir: con Bielsa nos hubiéramos divertido casi seguro, y era una opción apetecible aunque arriesgada, porque de la diversión se podía pasar al rasgado de vestiduras y rechinar de dientes, pero Valverde nos ofrecía seguridad, así que en los dos casos, o tres, el candidato para dirigir la nave en el césped, sonaba bien.

Ganó Uriarte, presentó a Ernesto Valverde y no quedamos tranquilos ya que sabíamos que el entrenador conoce la fábrica como si la hubiera diseñado él. Que comenzó como jugador, después integrado en la estructura de Lezama, posteriormente como técnico del filial, ayudante en el primer equipo y, finalmente, como exitoso entrenador del Athletic; que después voló a otros destinos y que en casi todos ellos se le reconoce el éxito, y que en su regreso para la segunda etapa tuvo más éxito todavía, y después ganó títulos con el Barcelona cuando ya no pagaban a Enríquez Negreira por sus informes arbitrales a precio de Mercedes, Chivas y Davidoff, que igual tiene más mérito todavía.

El día de las elecciones nos marchamos tranquilos a la cama sabiendo que el guardián del vestuario iba a ser un señor con la cabeza muy bien amueblada, las ideas claras y la naturalidad por bandera; que a los periodistas no nos iba a dar grandes titulares pero sí grandes dosis de sentido común en sus respuestas y nada de vinagre en su relación con nosotros. Y claro, una gran capacidad de trabajo para tratar de mejorar al equipo día a día.

Y nos llega la noticia a través de los medios del club, de que Jon Uriarte y Ernesto Valverde han decidido alargar su relación una temporada más, y eso hay que celebrarlo, si puede ser con una Copa, porque este Athletic le viene como un guante a su entrenador, y viceversa. Hasta ahora, pese al bajón después de las vacaciones mundialistas, las cosas están yendo razonablemente bien en el primer equipo rojiblanco, y da la sensación de que los futbolistas progresan, que no se enquistan, que es uno de los problemas que suelen atacar a los equipos de fútbol. En una Liga en la que cada vez hay más igualdad en la zona media alta, el objetivo del Athletic, tal como suscribieron directiva, jugadores y técnicos, es entrar en Europa, y desde luego, Valverde es la persona adecuada para manejar el timón. Si consigue que el barco no dé bandazos, la clasificación europea estará cerca.

Y no hablemos de la Copa, de esa nueva final que está a dos partidos, aunque Osasuna no se quiera dejar, como es lógico. Queda una recta final ilusionante para el Athletic y la tranquilidad de saber que más allá de las dos competiciones en juego, la próxima temporada también estará Ernesto Valverde al frente. Que su renovación sea el comienzo de una gran amistad con esos futbolistas esenciales que quedan por amarrarse al club para los próximos años.