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Santamarina, en compañía de Goikoetxea, Manolo Delgado y el presidente de la peña de Vinaroz. Foto: J. Ortiz de Lazcano

El Athletic y sus 123.000 millones de frentes abiertos

Sabemos que el club no da explicaciones, pero no estaría mal que lo hiciera con las declaraciones de Goizalde Santamarina

Martes, 16 de mayo 2023, 01:14

La nueva junta directiva del Athletic empieza a ser conocida por el silencio inquietante que la rodea. Jon Uriarte, sin ir más lejos, ha batido ... todos los récords en el club y lleva ya casi seis meses, desde la presentación de Mikel González como director deportivo el pasado 29 de noviembre, sin comparecer en una rueda de prensa. La semana pasada, sin embargo, se produjeron en medio de este erial dos situaciones muy curiosas desde el punto de vista informativo. El director general, Jon Berasategi, participó el lunes en un acto organizado por la agencia EFE y, entre otras consideraciones, dejó una perla sorprendente. «Tenemos que ser capaces de buscar el equilibrio para que los salarios sean de mercado. Debe ser el principal empeño», afirmó. La frase tenía su miga sarcástica teniendo en cuenta que su autor lleva en el cargo desde 2006; es decir, firmando desde hace 17 años esos salarios fuera de mercado a los que aludía. Ya puesto en materia, podría haber dado alguna idea sobre cómo solucionar este problema.

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Lo más curioso, en cualquier caso, sucedió el sábado a mediodía en Vinaroz, durante los actos de celebración del 25 aniversario de la peña del Athletic de esa localidad castellonense. La directiva Goizalde Santamarina participó en un coloquio y, siendo perfectamente consciente de la presencia de un periodista, se atrevió con unas declaraciones asombrosas. A los estrictos cancerberos del silencio institucional rojiblanco se les tuvieron que poner los pelos de punta. Aseguró que el Athletic tiene «123.000 millones de frentes abiertos», muy «potentes» además, y que «los trabajadores del club ponen trabas» para solucionarlos. Teniendo en cuenta cómo se maneja esta directiva en el terreno informativo las palabras de Santamarina fueron impactantes, como si, en la mitad de un responso, de repente se hubiera activado un altavoz escondido y hubieran sonado a todo volumen primero las trompetas y luego Elvis Presley cantando 'If you're looking for trouble'.

Aunque la goleada encajada en el estadio de La Cerámica nos obligó a poner de inmediato el foco en la crisis de resultados del equipo, se hace obligado regresar al escenario casi bélico que dibujó en Vinaroz la vocal de la directiva rojiblanca. Lo de los 123.000 millones no dejó de ser una broma en forma de exageración excesiva. Eso sí, respondía a la percepción de Santamarina de lo complejo, arbitrario y voluble que es el mundo del fútbol en general y el Athletic en particular. Seguro que Jon Uriarte también tuvo esta percepción cuando se enfrentó al libro de instrucciones de la locomotora, el panel de control y el mapa de las estaciones en las que tiene que detenerse el tren que él cogió en marcha, según confesión propia. Porque lo cierto es que el único frente abierto importante en el club el pasado verano, tras las elecciones, era el de siempre, el económico. Los otros que hay ahora son sobrevenidos, se los han abierto Uriarte y sus colaboradores más cercanos.

Lo realmente grave en Vinaroz fue la acusación a los trabajadores del club de estar frenando y poniendo trabas a muchas iniciativas que desea desarrollar la directiva. No estaría mal que alguien saliera a dar explicaciones y aclarar el tema porque, la verdad, no hay forma de entenderlo. ¿A qué trabajadores acusaba Santamarina? O mejor dicho. ¿Qué empleados hay en el Athletic con capacidad para poner palos en las ruedas a los planes y decisiones estratégicas de los dirigentes? ¿O acaso no nos hemos enterado y en Ibaigane hay funcionarios de carrera, como en un viejo ministerio, señores que ya estaban en el club cuando mister Pentland todavía no fumaba puros y han acabado asumiendo un gran poder porque no hay forma de despedirlos? ¿De qué estamos hablando?

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La realidad es que sólo hay unos trabajadores en el Athletic que pueden dar verdaderos quebraderos de cabeza a la junta directiva, comenzando por el presidente: los jugadores. Ellos son los únicos que tienen ese poder. Y se supone que Santamarina no se refería a ellos. Lo digo porque hizo esas declaraciones horas antes del 5-1 en La Cerámica. Si llega hacerlas después, quizá hubiera sido diferente. Porque la realidad es que, tras esa derrota, al Athletic se le ha abierto un frente que hace tres semanas, cuando la séptima plaza parecía cosa hecha, sólo imaginaban los pesimistas de guardia: el de incumplir el objetivo de alcanzar Europa que Jon Uriarte oficializó el pasado el pasado verano en compañía de Valverde y Muniain.

Este sí que es un frente abierto, como lo es el del Bilbao Athletic, o el de Iñigo Martínez, o el de ofrecer una segunda temporada a Herrera, o el de las renovaciones pendientes y los refuerzos para la plantilla de la próxima temporada. Son varios, efectivamente, pero no 123.000 millones. Y, desde luego, ninguno es culpa de los trabajadores del Athletic, salvo que pertenezcan al organigrama del fútbol o a las plantillas deportivas.

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